México D.F. Martes 26 de octubre de 2004
Fuerzas de EU ignoraron una advertencia de la
ONU para vigilar el almacén en Bagdad
Insurgentes iraquíes robaron 380 toneladas de
explosivos poco después de la ocupación
Más de 70 por ciento de republicanos aún
cree en Bush, pese a las notas negativas de la guerra
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington
y Nueva York, 25 de octubre. Los devastadores informes que documentan
los fracasos de la ocupación estadunidense de Irak, desde la mala
planeación de la guerra hasta la pérdida de 380 toneladas
de explosivos y las pruebas casi cotidianas de la creciente insurgencia,
han tenido poco impacto negativo hasta el momento en la campaña
del presidente George W. Bush entre sus bases, según nuevas encuestas.
El candidato presidencial demócrata intentó
hoy enfocar la atención pública sobre uno de estos informes,
y acusó a Bush de "incompetencia increíble" por fallar tras
la invasión en resguardar un arsenal de 380 toneladas de explosivos
en Irak que aparentemente fueron robados por la insurgencia para usarlos
contra los soldados ocupantes.
El hecho de que primero no se encontraron las famosas
armas de destrucción masiva y ahora parece que las armas que sí
existían fueron robadas para usarse contra los invasores, parecería
todo lo que se necesita para armar un escándalo político
contra Bush justo en la recta final de esta elección
Pero hay poco para indicar que Kerry tendrá éxito
en dañar a su contrincante aun con este regalo revelado hoy. Una
mayoría en este país sigue creyendo que el presidente es
más capaz de luchar contra el "terrorismo" que su contrincante demócrata
y algunas encuestas sugieren que los simpatizantes de Bush simplemente
no creen gran parte de las pruebas sobre los fracasos de la guerra estadunidense
en Irak.
La universidad de Maryland encontró que 72 por
ciento de los simpatizantes de Bush sigue convencido de que Irak sí
tenía armas de destrucción masiva aun después de que
el propio equipo de inspectores enviados por el presidente, y encabezados
por Charles Duelfer concluyó que no existían (57 por ciento
de los simpatizantes de Bush cree -incorrectamente- que el informe de Duelfer
confirmó que Irak había tenido armas de destrucción
masiva).
Funciona la estrategia
Estas encuestas ofrecen pruebas de que la estrategia electoral
de Bush y su vicepresidente Dick Cheney de rehusar responder a preguntas
sobre estos problemas en Irak -y reiterar simplemente que Saddam Hussein
era "malo" y que "el mundo está mejor sin él- está
funcionando entre sus bases electorales.
Al parecer, la población en general no tiene tiempo
ni mucho interés en leer los amplios y bien investigados informes
publicados en las primeras planas del New York Times, el Washington
Post y revistas como The New Yorker, que documentan los fracasos
de las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia en anticipar la
insurgencia en Irak, la falta de equipo para las tropas estadunidenses,
las fallas y/o manipulación política de los servicios de
inteligencia y el esfuerzo hasta ahora frustrado para encontrar a Osama
Bin Laden.
La noticia más reciente de estos dramáticos
fracasos se difundió hoy en una nota de primera plana del New
York Times que documenta cómo las fuerzas estadunidenses permitieron
que los explosivos cayeran en manos de las fuerzas antiestadunidenses poco
después de la invasión, simplemente al no asegurar un almacén
de armas al sur de Bagdad, a pesar de saber de su existencia.
La instalación Al Qaqaa tenía almacenadas
unas 380 toneladas de explosivos convencionales de alto poder, material
que podría usarse para derrumbar edificios, armar misiles y hasta
detonar materiales nucleares.
Antes de la invasión, explícitamente la
ONU había advertido al gobierno de Bush de la importancia de controlar
este sitio lo más pronto posible, pero el New York Times
comprobó que hasta la semana pasada, el sitio permanecía
sin vigilancia.
Oficiales de la ONU dicen que meses después de
la invasión estadunidense -a finales de 2003- expresaron nuevamente
sus preocupaciones sobre la seguridad en Al Qaqaa, y en mayo de 2004 algunos
iraquíes también advirtieron a las autoridades del poder
ocupante del peligro porque este sitio no estaba vigilado. Pero alguien
robó los explosivos y el gobierno de Bush intentó detener
todo intento para documentar la pérdida de este arsenal hasta principios
de este mes, cuando oficiales iraquíes le informaron a la ONU que
no podían contabilizar 380 toneladas de explosivos.
Oficiales estadunidenses informaron al Times que
sospechan que estos explosivos están en manos de las fuerzas antiestadunidenses
que los emplean en bombas y otras armas. Cuando se les preguntó
cómo podrían explicar este fracaso, respondieron que hay
una investigación en curso.
Pero hay muchas más malas noticias sobre Irak.
La semana pasada, fuentes anónimas del Pentágono informaron
a la agencia Ap que las nuevas fuerzas de seguridad de Irak (capacitadas
por Estados Unidos) están "altamente infiltradas" por los insurgentes,
los cuales tienen fondos "casi ilimitados" para realizar sus incesantes
ataques contra los ocupantes.
El Washington Post publicó otro reportaje
donde se confirma la acusación de Kerry de que la invasión
a Irak sí había obligado a Washington a desviar recursos
y soldados de la lucha contra Al Qaeda.
Por otro lado, el Wall Street Journal refirió
que los militares estadunidenses sí tuvieron la oportunidad para
capturar o matar a Abu Musab Zarqawi, el hombre que dicen está detrás
de los atentados y secuestros en Irak, pero que se tomó la decisión
de no hacerlo por razones aún no explicadas. A su vez, el Washington
Post obtuvo un memorándum secreto del Departamento de Justicia
que autorizaba a la CIA a violar las Convenciones de Ginebra y trasladar
prisioneros de guerra fuera de Irak. Casi todas las semanas hay más
informes sobre la persistencia de la tortura y maltrato a manos de los
soldados estadunidenses en Irak.
Esto, claro, sobre los escándalos de Abu Ghraib
y el cuestionable proceso legal de los detenidos en Guantánamo.
Y si no fuera suficiente, hoy se reportó que la encargada de contratos
militares en el Pentágono ha solicitado oficialmente una investigación
de alto nivel sobre la entrega, sin concurso, de contratos multimillonarios
a la empresa Halliburton, encabezada antes por el vicepresidente Cheney.
Aunque todos estos informes son ampliamente documentados,
y algunos han sido difundidos por televisión, que llega a millones
de personas, aún no han tenido gran impacto en los simpatizantes
de Bush, ni gran efecto sobre el concurso electoral. En parte esto es resultado
de la forma en que funcionan los medios masivos de comunicación
aquí y la falta de una atención sostenida de estas notas
por los noticieros.
Pero en general es aparente que muchos millones de votantes
simplemente no están dispuestos a contemplar los hechos que contradicen
la historia oficial de la Casa Blanca. Por ejemplo, aunque todos los informes
la CIA, de la comisión presidencial que investigó los atentados
del 11-S y el del grupo de inspectores encabezados por Duelfer,
concluyeron que no había ningún vínculo sustancial
entre Irak y Al Qaeda, la encuesta de la universidad de Maryland encontró
que 75 por ciento de los simpatizantes de Bush sigue convencido de que
Irak brindaba apoyo a Al Qaeda.
Al parecer, los hechos no importan.
Es una alternativa al radicalismo del mandatario, dice
The New Yorker anuncia su simpatía a la campaña presidencial del senador
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 25 de octubre. La revista cultural y de investigación periodística más prestigiada de Estados Unidos opinó hoy que "esta campaña presidencial ha sido tan fea y agria como cualquiera en la memoria estadunidense", en gran medida por George W. Bush, y se declaró en favor de la elección del candidato demócrata John Kerry.
The New Yorker, revista legendaria por ser la casa de algunos de los más destacados escritores, poetas, caricaturistas, ensayistas y periodistas estadunidenses, publicó este lunes un amplio editorial que examina la trayectoria de Bush desde las sospechosas maniobras para ganar la elección en 2000, sus políticas domésticas en beneficio de los ricos, y los engaños y costos de su aventura bélica. "Los daños infligidos a Estados Unidos y a su reputación en el mundo por el mal e imprudente manejo de la confianza pública no serán fáciles de revertir. Y para muchos votantes el deseo de frenar el daño es razón suficiente para votar por John Kerry", afirman los editores.
En un detallado recuento de la historia de esta presidencia, la cual empezó con la Suprema Corte "burlándose no sólo de la democracia popular sino también del republicanismo constitucional" al instalar a Bush, el New Yorker critica tanto la forma como el contenido de la política de este gobierno.
Señalando la política económica para favorecer a los ricos y dejar en crisis fiscal al país, su abrazo al movimiento conservador evangélico, su manejo de temas como el ambiente, los editores dicen que, gozando de su mayoría en el Congreso, el gobierno de Bush tuvo éxito en imponer sus intenciones. Sin embargo, señala, "sustantivamente su récord ha sido uno de fracaso, arrogancia e.... incompetencia".
"El secreto y la arrogancia han sido las piedras angulares del Departamento de Justicia bajo el gobierno de Bush", acusa la revista, señalando el arresto de más de mil personas después de los atentados del 11-S, pero destaca que ni uno solo ha sido condenado por un acto terrorista.
Sobre la guerra contra Irak, los editores recuerdan que las justificaciones geopolíticas, de interés nacional y antiterroristas se han colapsado, y condenan los engaños y las consecuencias tanto para Estados Unidos como para la comunidad internacional de esta "aventura".
Kerry, añaden, tiene más que ofrecer que sólo no ser Bush, y afirman que en todos los rubros de política doméstica e internacional de preocupación para los electores, Kerry ofrece una alternativa "a la mezcla curiosa de satisfacción vanidosa, radicalismo y demagogia de Bush".
Recuerdan que Kerry ha demostrado seriedad y consistencia de carácter, desde su valentía en combate como la que demostró al expresar su oposición a esa guerra, y que como senador ayudó a revelar la corrupción de un banco internacional (el famoso caso del BCCI), incluyendo la de algunos de sus colegas.
New Yorker también recuerda que el demócrata se dedicó a perseguir a Oliver North en el escándalo de Irán-contra, y ayudó, junto con su colega republicano John McCain a sentar las bases para la normalización de relaciones con Hanoi.
Los editores elogian su comportamiento ante el incesante ataque personal al guardar compostura a lo largo de esta campaña electoral. A pesar de algunos errores en las tácticas de su campaña, concluyen, Kerry "es claramente la mejor opción. Como observadores, reporteros y comentaristas, lo sujetaremos a las normas más altas de honestidad y desempeño. Por ahora, como ciudadanos, esperamos su victoria".
Las plumas del New Yorker han incluido una lista incomparable de los escritores y poetas más reconocidos como John Updike, V.S. Naipul, Dorothy Parker, Edwidge Danticat, Joan Didion, y Mark Strand. Fue casa de grandes caricaturistas e ilustradores como Charles Addams (de la Familia Addams), Saul Steinberg y Abel Quezada, entre decenas, y continúa con la tradición de ofrecer lo más sofisticado en caricatura, incluidas sus famosas portadas.
Más recientemente se ha destacado por extraordinarios reportajes de investigación que han tenido impacto nacional realizados por periodistas reconocidos como Seymour Hersh y Jon Lee Anderson.
Hasta su muerte hace un par de semanas, el primer fotógrafo de la revista fue Richard Avedon. Además, The New Yorker -que a pesar de su nombre siempre ha tenido una presencia nacional e internacional- sigue siendo guía obligada a la cultura, tanto por su calendario semanal como por algunos de los mejores críticos de cine, teatro, danza, música y televisión.
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