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México D.F. Jueves 28 de octubre de 2004
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Aerolíneas: amistad entre el gran capital y la clase política
De la privatización y la propiedad pública
CASI UNA DECADA y miles de millones después, parece que finalmente se reprivatizarán, una vez más, las dos grandes líneas aéreas nacionales que desde 1995 cohabitan en esa entelequia llamada Cintra.
EL PASADO MARTES se hizo público que la Comisión Federal de Competencia autorizó la fusión de Aeroméxico y Mexicana de Aviación y, por separado, la creación de una nueva aerolínea mediante la unión de las filiales de ambas, Aerolitoral y Aerocaribe, respectivamente. Esta restructuración está enfocada a facilitar la venta de esas aerolíneas controladas por Cintra, que a su vez es mayoritariamente propiedad del gobierno federal por medio del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario y Nacional Financiera (La Jornada).
DESPUES DE 10 años y los miles de millones que al erario le han costado, se supone que tal decisión es una buena noticia -cuando menos para las arcas nacionales-, pero el anuncio del martes no es el primero que se divulga en lo que al "futuro inmediato" de dichas líneas aéreas se refiere.
EN EL PRIMER año de "aprendizaje" del gobierno del "cambio, algo similar se divulgó: "después de varios intentos, en octubre de 2001 Cintra logró que la Comisión Federal de Competencia recomendara la venta fraccionada del corporativo, con el fin de propiciar la competencia en el mercado nacional del aerotransporte de pasajeros", controlado, en 80 por ciento, por Aeroméxico y Mexicana. Más tardó la CFC en emitir dicha "recomendación" que en echarse para atrás, por "no ser el momento adecuado para ponerla en práctica".
CANCELADA ESA "OPCION" en marzo de 2002 Cintra encontró una fórmula "más atractiva": partirse a la mitad y "crear" dos grupos aéreos, es decir, Aeroméxico más su filial Aerolitoral, y Mexicana de Aviación más la suya, Aerocaribe. Esta vertiente pretendía adoquinar el camino y facilitar la reprivatización de estas empresas de transporte aéreo, pero algo falló.
COMO SE OBSERVA, la gata de 2001 y la de 2002 es la misma que la de 2004, pero revolcada varias veces, y ahora como entonces Cintra corre el riesgo de que la Comisión Federal de Competencia de nueva cuenta eche para atrás su "autorización".
MUCHO TIEMPO Y MAS dinero le han costado al erario mantener en operación a las dos grandes líneas aéreas, más sus filiales. Originalmente privadas (Mexicana fundada en los años 20 y Aeroméxico en los 40), a lo largo de su existencia estas empresas han pasado de un bando al otro en innumerables ocasiones, y el problema persiste, sin que nadie se "explique" las causas.
CUANDO EN MARZO de 2002 Cintra intentó partirse en dos, México SA comentó lo siguiente: fanáticas participantes en el circuito estatización-privatización-estatización, las dos grandes líneas aéreas nacionales están a un tris de retomar la sacrosanta senda de la iniciativa privada -por primera vez en el siglo XXI-, toda vez que los generosos y recurrentes apoyos financieros de su magnánimo padrino -antes tricolor, ahora bicolor- comienzan a rendir frutos.
LA DECISION DE partirse en dos forma parte de la magia a la mexicana para "crear" empresas originalmente fundadas ocho décadas atrás. Cintra surgió en 1995, tras la enésima quiebra de los consorcios privados Aeroméxico y Mexicana de Aviación, cívicas y caritativas donantes de transporte aéreo "gratuito" para campañas políticas, "bienvenidas" presidenciales, actos de apoyo "popular" y demás actos masivos con logotipo tricolor, amén de recepciones pontificias.
LOS DISTINTOS PROPIETARIOS privados de Aeronaves de México (rebautizada como Aerovías de México, pero siempre Aeroméxico, a secas) y la Compañía (después Corporación) Mexicana de Aviación protagonizaron un buen número de capítulos de las nunca transparentes relaciones "amistosas" y "solidarias" entre el gran capital y la clase política gobernante del país, y a lo largo de sus respectivas historias los consorcios fueron estatizados (léase "rescatados"), "desincorporados", "reincorporados" y vueltas a "desincorporar", para poco después ser "reincorporadas" a la nómina gubernamental, tal como sucede ahora que las "empresas privadas" Aeroméxico y Mexicana de Aviación son mayoritariamente propiedad del Estado.
NADIE SE EXPLICA la recurrencia de la crisis en las dos grandes líneas aéreas, pero mientras encuentran las razones vale la pena señalar que entre los "inversionistas" participantes en circuito estatización-privatización-estatización se cuentan Miguel Alemán Velasco (a quien su carrera empresarial lo llevó a gobernar Veracruz), los hermanos Pablo e Israel Brener (generosos contribuyentes financieros a la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari y grandes compradores de paraestatales), Carlos Abedrop Dávila (presidente de los banqueros en el momento de la expropiación de 1982 y cabeza del Grupo Falcón, por medio del cual se hizo de un buen paquete accionario de Mexicana de Aviación), José Serrano Segovia (el zar de Transportación Marítima Mexicana, después, de la Ferroviaria y cliente de la "devolución" de impuestos), Aarón Sáenz Couret (cabeza de banca Confia hasta 1982 y zar del azúcar), Salomón y Eduardo Saba Raffoul, Gerardo de Prevoisin Legorreta (otro de los generosos financieros del PRI -pero de la campaña de Zedillo- que llegó a la presidencia de Aeroméxico; de ahí al exilio y después a la cárcel), Antonio Ariza Cañadilla (de Pedro Domecq México), Gastón Azcárraga Tamayo, Ignacio Castilla Palacios, Boris Hirmas Rubio, José Luis Llamosas Portilla, Benjamín Llano Obregón, Marco Papini Bordoni, Alberto Urista de Gyves, Carlos Watty Urquidi, Carlos Aguilar Villalobos, Raymundo Cano Pereyra, Carlos Enciso Plowes, Carlos González de Cosío, Boris Hirmas Said, Fernando Legorreta Vilchis, José Angel Luelmo Solorio, Ignacio Mendoza Salinas, Oscar Ortiz Sahagún, Pablo Suinaga Cárdenas, Diódoro Valdivia López, Federico Villela Ramos, Ernesto Zamarripa Morones, Pablo y Pedro Suinaga Lanz Duret. Atrás de ellos, los generosos apoyos de tres prohombres del Estado mexicano: el desmemoriado Miguel de la Madrid, el reactivo Carlos Salinas de Gortari, el pobre Ernesto Zedillo y ahora el presidente ranchero.
Las rebanadas del pastel:
NADIE SE EXPLICA el por qué, pero las líneas aéreas de nueva cuenta van al sector privado, en espera de su triunfal regreso al sagrado rebaño de la propiedad pública. [email protected]
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