México D.F. Jueves 28 de octubre de 2004
Presentaron libro de los arqueólogos
Eduardo Matos y Felipe Solís
Después de dos siglos, el Calendario Azteca
ofrece nuevas vetas de conocimiento
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
A más de 200 años de su hallazgo, todavía
no está dicha la última palabra sobre el Calendario Azteca
o Piedra del Sol, uno de los monumentos más enigmáticos de
la cultura mexica.
Cada nuevo estudio arroja datos que enriquecen el conocimiento
del monolito, pero también otros que ponen en entredicho aportes
anteriores.
Conscientes
de ello, los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Felipe Solís,
especialistas en el tema, acaban de publicar el libro El calendario
azteca y otros monumentos solares, que recupera estudios previos e
incluye investigaciones recientes.
Con calidad y formato de libro de arte, el volumen publicado
por Editorial Azabache se divide en dos capítulos, ''El calendario
azteca", tratado por Matos Moctezuma, y ''Testimonios del culto solar",
a cargo de Solís.
Habrá nuevas interpretaciones
En breve entrevista al final de la presentación
del libro -la noche del martes- Matos señaló que ''desde
luego no está dicho todo, queda abierto y en el futuro seguramente
vendrán nuevas interpretaciones, porque la arqueología va
avanzando.
''Los estudios de los monumentos y de las fuentes históricas
siempre presentan otros vértices y eso va a ir enriqueciendo el
contenido de la piedra solar.
''Vendrán otras interpretaciones que criticarán
parte de las nuestras y otras las enriquecerán. Esto ocurre en todas
las ciencias y en todas las disciplinas."
De acuerdo con Solís, El calendario azteca y
otros monumentos solares, reúne asertos ''con los que en su
mayoría los investigadores estamos de acuerdo".
Algunas de las principales afirmaciones son:
-El calendario azteca fue concebido para colocarse de
manera horizontal y se le utilizaba para el sacrificio ritual de seres
humanos en honor del sol.
-El rostro que aparece al centro representa a Tonatiuh,
deidad solar.
-Los colores originales predominantes fueron el rojo ocre
y el amarillo, de gran carga simbólica en la cultura mexica, ya
que están asociados al sol y al fuego. Esto echa por tierra la idea
de que era una escultura polícroma.
-Ante la pregunta sobre lo que ya se podía tener
por definitivo, Solís recordó que ''los grandes estudios
de arqueología, sobre todo en la ciudad de México, dependen
de los descubrimientos. Esta piedra fue una gran descubrimiento en diciembre
de 1790, como lo fue el de la Coyolxauhqui en 1978. Puede ser que en próximas
generaciones se localice un monumento semejante con nueva información
que pueda estudiarse de manera científica".
A lo mejor -complementó Matos- ''dentro de 20 años
sale un nuevo dato que viene a cambiar todo y resulta que todo lo que dijeron
los señores anteriores incluido el señor Matos, ya no funciona".
Versión enriquecida
Matos Moctezuma publicó en 1992, también
bajo el sello Azabache, un ensayo sobre el Calendario Azteca, mismo que
el Fondo de Cultura Económica reditó en 2002. La nueva versión
''tiene mucho" del libro anterior, aunque ''se ha enriquecido con un mayor
número de fuentes históricas y autores que han realizado
novedosos estudios de tan importante escultura".
El calendario azteca y otros monumentos solares
fue presentado en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de
Antropología, con los comentarios del artista Manuel Felguérez
y por el historiador José Luis Martínez.
Luego de resaltar el talento de los indígenas y
de reconocer su influencia en la plástica mexicana, Felguérez
hizo un análisis formal del Calendario Azteca, al que se refirió
como una ''obra maestra".
También ofreció elementos para reflexionar
sobre quiénes y cómo la esculpieron. Dada su complejidad
iconográfica, consideró que el contenido ''debió ser
dictado con toda precisión" a quien se encargó de labrar
la piedra.
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