Sin suficiente información, el Presidente prometió 3 millones
El INEA buscará alfabetizar a 1.8 millones en dos años
"Nuestro propósito es ayudar al mandatario", dice Ramón de la Peña
El presidente Vicente Fox prometió que su gobierno alfabetizará a más de 3 millones de mexicanos en el tiempo récord de dos años; sin embargo, seis meses después de haber hecho esta promesa, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) se compromete a atender sólo a un millón 800 mil personas y ni siquiera cuenta con los mil millones de pesos que solicitó para ese fin.
El director del INEA, Ramón de la Peña, ex rector del Tec de Monterrey y especialista en ofrecer conferencias de superación personal, no quiere abandonar el optimismo que lo caracteriza y, en entrevista con este diario, defiende la viabilidad del programa denominado Para poder crecer, pero las cifras parecen contradecirlo.
Para cumplir el plan, el INEA necesitaría enseñar a leer y escribir a 900 mil personas en 2005 y otras tantas en 2006, lo que significa multiplicar por siete los 132 mil certificados de alfabetización otorgados cada año por el instituto.
De la Peña niega ser irresponsable al plantearse una meta tan ambiciosa, pues -dice- se puede lograr duplicando la atención anual, de 450 mil sin que necesariamente todos obtengan certificado de alfabetización, con equivalencia a tercer grado de primaria. El problema, admite, es que si esta población deja de estudiar corre el riesgo de volver a ser analfabeta.
En cuanto al uso político de este programa, anunciado a menos de dos años de los comicios de 2006, reconoce que sin duda todo resultado positivo "debe beneficiar políticamente a quien lo hace", pero insiste en que a él lo motivan sólo fines educativos.
La idea de enseñar a leer y escribir a 3 millones de los más de 7 millones de analfabetos en dos años fue de Fox, dice De la Peña. "El Presidente desde hace tiempo me había estado insistiendo, y yo, platicando con mi gente, veía que no es fácil, porque la mitad de ellos son abuelos o bisabuelos y yo le insistía en eso, pero él finalmente me dijo: '¿y los jovencitos?'
"Contesté que con los jovencitos sí podemos hacerlo."
Nuestro propósito -señala- es ayudar al Presidente; "lo peor que puede pasar es que no pase nada, pero el esfuerzo lo hicimos".
Así, sin definir el número de población atendible ni los recursos necesarios para hacerlo, el mandatario anunció el 28 de julio de 2004 en Tlajomulco, Jalisco, la meta de alfabetizar en dos años a más de 3 millones de personas, para que "todo mundo en México, cuando menos, sepa leer y escribir".
En ese momento se mostró seguro de contar con el respaldo de mucha gente, del Congreso y de su equipo de trabajo, además de poder realizar "los ahorros necesarios" y poner lo que haga falta para, así, "asegurarnos de que erradiquemos el analfabetismo".
Medio año después, el INEA no cuenta con los fondos requeridos y el tema ni siquiera se mencionó cuando Fox y el titular de Educación Pública, Reyes Tamez, defendieron el proyecto de presupuesto del gobierno federal.
De la Peña señala que tiene "95 por ciento" de probabilidades de conseguir, además de su presupuesto de 3 mil millones de pesos, los otros mil millones, que serían complementados con aportaciones de los estados por 200 millones de pesos.
También confía en sumar fondos de un préstamo del Banco Mundial (9 mil millones de pesos de aquí a 2013), que serviría sobre todo para abrir plazas comunitarias en el país. La SEP aún no lo aprueba, pero existen muchas probabilidades de que acepte, afirma.
El director del INEA relata que una vez que el Presidente anunció su objetivo en julio pasado, "empezó a buscar en diferentes áreas hasta que encontró que el INEA era el responsable operativo" y por medio del secretario de Educación encargó el diseño del proyecto.
Así, en octubre pasado, De la Peña presentó el plan al Presidente. El proyecto consiste en alfabetizar a los mexicanos de entre 15 y 54 años de edad, pero no necesariamente a todos, pues se puede izar bandera blanca -expresión de la UNESCO para designar un lugar libre del fenómeno- con una tasa de analfabetismo de menos de 4 por ciento.
Y la población objetivo son los indígenas, particularmente las mujeres, que concentran este rezago.
Los mil 200 millones de pesos se utilizarían para el desarrollo de nuevos modelos educativos, material, el pago de gratificaciones a asesores en español y bilingües, apoyos a organizaciones voluntarias, gastos de operación y la adquisición de equipo de cómputo.
Acerca de las metas, De la Peña reconoce que no es posible alfabetizar a más de 3 millones de mexicanos, como ofreció el Presidente en julio pasado, porque es necesario reunir más dinero, más del doble de los mil millones de pesos que aún no se aprueban.
Pero insiste en su optimismo y en que "no es una misión imposible", porque en cuatro meses Chiapas logró elevar la atención de 75 mil a casi 100 mil personas. "Si tomamos 10 estados donde existe el mayor índice de analfabetismo y logramos hacer lo mismo que en Chiapas, podemos atender a un millón 200 mil o a un millón 800 mil, siempre y cuando la gente participe."
-Pero no todos los estados son Chiapas -se le plantea.
-No todos, algunos son mejores y otros peores, pero cuando veo que lo podemos lograr con el entusiasmo de gobernadores, presidentes municipales y de nuestra gente, creo que sí se puede lograr.
-¿No le parece una meta irresponsable?
-No. Más irresponsable sería no hacer algo cuando me están ofreciendo recursos económicos. Me sentiría muy mal llegar al final del sexenio y decir: "caray, lo pude haber hecho".
Reta a los escépticos a lanzar sus críticas al final del sexenio si no se alcanza la meta. "El intento hay que hacerlo, para eso nos pusieron."
No obstante, admite que si los mil millones de pesos prometidos llegan después de mayo "sí sería irresponsable plantear la meta de atender a 900 mil este año", porque ya sería demasiado tarde.
Aclara que Para poder crecer no es una campaña de alfabetización, porque esas estrategias, instrumentadas en el pasado en países como Nicaragua, no han funcionado, porque eran de corta duración. La propuesta del INEA, explica, es invitar a los adultos a que realmente se pongan a leer y escribir.
-¿Y si no logran atraer a los adultos? Porque este programa no sólo es un asunto de recursos.
-Existe la gran barrera de poder convencer a que vengan a estudiar, por eso tenemos que invitar a presidentes municipales y empresarios a que nos ayuden.