Aunque justifican la tortura, "son honorables y decentes", afirman legisladores
Gonzales y Chertoff serán ratificados por el Senado de EU, pese a objeciones demócratas
Nueva York, 2 de febrero. Mientras George W. Bush se preparaba hoy para dar su "informe del estado de la nación" ante el Congreso y el pueblo estadunidense -que se centrará en su objetivo de liberar al mundo de "terroristas" y tiranos para hacer florecer la "libertad" y el respeto de los derechos básicos de cada ser humano-, continuaba uno de los grandes debates de esta coyuntura en la capital estadunidense, y por tanto en el país.
Se podría resumir así: torturar o no torturar, esa es la pregunta. Durante dos días ha sido la interrogante en el debate político mientras el Congreso considera las nominaciones de dos secretarios de Bush.
Hoy fue el segundo día de debate ante el pleno del Senado sobre el nombramiento de Alberto Gonzales como procurador general de la nación, y mañana se ha programado otras horas más de discusión, y finalmente una votación que resultará casi seguramente en favor de ratificarlo en el puesto.
Esas horas de debate se han centrado sobre todo sobre la participación de Gonzales, en su calidad de abogado de la Casa Blanca, en promover y/o aprobar justificaciones legales para emplear técnicas de interrogación contra detenidos en Irak, Afganistán y Guantánamo que casi todo defensor de derechos humanos consideraría tortura, y por su justificación de anular ciertas protecciones de las Convenciones de Ginebra a los detenidos en la llamada "guerra contra el terrorismo".
Por otro lado, hoy comenzó la audiencia ante un comité senatorial de Michael Chertoff, nombrado por Bush próximo secretario del Departamento de Seguridad Interna.
El fiscal, ex jefe de la división criminal del Departamento de Justicia entre 2001 y 2003, ahora juez federal seleccionado para encabezar la dependencia encargada de proteger al país de las fuerzas del mal, también debió enfrentar la misma pregunta que su colega, el juez Gonzales: ¿y la tortura?
Resulta que Chertoff participó en la discusión de los famosos memos que resultaron de un diálogo entre la Casa Blanca, el Departamento de Justicia, el Pentágono y algunas agencias de inteligencia sobre nuevas reglas del juego de "la guerra contra el terrorismo", incluyendo qué tanto y qué tipo de dolor y daño constituye lo que sería definido legalmente como "tortura", y cuánto se podría modificar la ley nacional e internacional para detener, y en qué calidad, a prisioneros de la nueva guerra.
Chertoff, interrogado por senadores demócratas sobre su papel en la aprobación de métodos de interrogación "inapropiados", aseguró hoy que sólo ofreció consejos generales a la CIA y otros funcionarios sobre técnicas de interrogación, y nunca ofreció una evaluación legal que justificara técnicas específicas.
O sea, evadió responder si había o no autorizado o apoyado las posiciones del Departamento de Justicia -cuando era director de su división criminal- justificando una definición suficientemente limitada de la tortura como para permitir prácticas que han sido denunciadas por grupos de derechos humanos como tortura.
Chertoff también fue uno de los principales funcionarios en diseñar y llevar a cabo la respuesta del Departamento de Justicia a los atentados del 11-S, incluyendo la decisión de detener a cientos (quizás miles) de inmigrantes de países musulmanes en Estados Unidos sin cargos formales y negarles los derechos más básicos, como el acceso a un abogado.
Hoy admitió que tal vez fue un error negarles abogados, pero justificó la acción en "una emergencia nacional". De todo ese operativo no ha resultado, hasta la fecha, un solo caso donde se haya fiscalizado a un detenido relacionado con el "terrorismo".
Chertoff aseguró que, si es ratificado, hará todo lo posible en el puesto para "reconciliar los imperativos de la seguridad con la preservación de la libertad y privacidad".
Los defensores -casi todos republicanos, aunque hubo unos cuantos demócratas-, insistieron en que ambos hombres son altamente calificados, honorables, decentes y patrióticos, y que los ataques contra ellos son resultado de la pugna política entre demócratas y la Casa Blanca republicana, y no las cualidades de los dos nombrados.
A la vez, los demócratas han decidido no obstaculizar con maniobras legislativas el voto para ratificar a Gonzales, a pesar de que, como declaró el líder de la minoría en el Senado, Harry Reid, es preocupante que el designado haya sido "el asesor legal del presidente que endosó estos memorándums sobre tortura", y que figuras como Edward Kennedy declararon que está al "centro de la política de tortura que ha pisoteado las valores más queridos de los estadunidenses".
Por tanto, el debate concluirá este jueves con la ratificación de Gonzales (aunque es posible que tenga más votos en contra que sus antecesores). También se espera que el Comité de Seguridad Interna del Senado recomiende la ratificación de Chertoff al concluir su audiencia la próxima semana, y que el pleno lo ratifique, porque la mayoría de 55 senadores republicanos (los demócratas son 45) casi garantizan ese resultado.
Esta noche, mientras Bush ofrezca palabras grandilocuentes sobre "valores" humanos, libertad, y pida la bendición de Dios a toda esta obra, dos hombres que contemplaron la tortura como política de Estado se preparan para sumarse a su gobierno.
Que la tortura sea aquí pregunta en el ámbito oficial ya es respuesta: está (o por lo menos estuvo) entre las opciones aceptables de la política exterior del gobierno.