LETRA S
Febrero 3 de 2005
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ls-beso

El tibio sabor del metal

De las perforaciones corporales que se puede practicar una persona, la perforación de la lengua es la más íntima, la más sensual y, paradójicamente, la menos dolorosa. Sin visibilidad inmediata, la lengua perforada es a la vez un misterio y la promesa de placeres eróticos inusitados. Contrariamente a otras perforaciones y tatuajes corporales, el objeto metálico apresado en el interior de la boca procura el placer del juego íntimo, siempre despierto y animado; es un ornamento secreto, una joya ensalivada, que se sustrae a la mirada ajena y elige el momento adecuado para hacer sentir (y gozar) su presencia.

Por Trixel

Se sabe que la lengua es uno de los músculos más fuertes en relación con su tamaño, pero contrariamente a los músculos esqueléticos, su innervación y función se especializan en el sentido del gusto. De hecho se le considera más una derivación de los tejidos embrionarios de la piel que de los tejidos del músculo. ¿Por qué colocar entonces una pieza de metal a través de un artefacto orgánico tan ingenioso? Esta práctica era en realidad inédita en la sociedad euro-americana hasta nuestra reciente época posmoderna (contrario a lo que sucede en África). El avance de la tecnología --con todas sus repercusiones sociales-- contribuyó definitivamente al desarrollo de la perforación corporal, con el metal como su simbolismo máximo. ¿La perforación del cuerpo sería así una forma de rebelión contra la sociedad tecnológica o una señal de su aceptación? ¿El dolor auto impuesto representaría inconscientemente el sufrimiento de la Tierra y de su gente o simplemente una manera de expresar la individualidad? Creo que la respuesta es todo lo anterior. De manera irónica, el significado de la perforación corporal parece tener poco que ver con el cuerpo en sí mismo. A continuación trataré de describir las razones que me llevaron a perforar mi lengua.

Lo primero que tengo que decir es que soy una perra ególatra superficial de veintidós años. Gracias al frío mundo hiper-tecno en que vivimos, con todos sus lindos chicos Tommy y sus chicas Calvin Klein, decidí que parte de mis valores sería procurar constantemente la originalidad. Me perforé así la lengua --y ninguna otra parte del cuerpo-- justamente para ser diferente. Perforarte trescientos agujeros alrededor de la oreja, la nariz, el ombligo, la tetilla, el pezón, todo eso se reduce a un mismo concepto: ocupar un lugar en la multitud. No ignoro que los perforadores de lengua tienen también su club, pero dicho grupo se encuentra a leguas de esas putas perforadoras de ombligo que invaden la escena de las discos cada sábado por la noche, ostentando su mercancía en reducidas playeritas ajustadas como si se tratara de un regalo celestial para los hombres. En mi opinión, un anillo en la lengua tiene mayor alcance e impacto sexual que todo lo que se sitúa en esta escala puteril. Los anillos para la nariz son sólo una moda, una estafa pura tomada de la cultura hindú, y sin embargo aún no he encontrado a alguien que pueda señalarme los orígenes de esa perforación nasal y lo que representa en la religión hindú. Y podría seguir así con cada parte perforable del cuerpo. Mi gusto va hacia la perforación no convencional. Desafortunadamente, a excepción de la lengua (la práctica menos dolorosa), la perforación no convencional sigue siendo la más ardua (¡¿sin considerar la perforación del cerebro!?).

La fijación oral

Sí, soy una de esas niñas que se chuparon el pulgar hasta los dieciséis años. Una de esas que siempre tienen algo en la boca: cigarros, coca-cola, chicle, caramelos, pluma, etcétera. Me gusta probar (y oler) todo. Lamo mis platos hasta dejarlos limpios. Babeo al dormir. Con esto ya se hacen ustedes una idea. Lo más natural para mí era entonces ensayar el anillo en la lengua. Es el juguete oral perfecto: está ahí cuando lo necesitas, y cuando no, apenas lo sientes. Es la terapia dulce contra el hastío sin las restricciones de la ley contra el tabaco. La herramienta metálica para importunar a tu entorno. Tu amigo de lactancia para toda la vida, como un fuerte beso tatuado dentro de la boca.

La fuerza animal del metal

En su libro El erotismo, Georges Bataille lo dijo de modo impecable: "Nadie pone en duda la fealdad del acto sexual." La belleza importa más cuando esa fealdad no puede ser ensuciada, y la esencia del erotismo es la suciedad. Entre mayor es la belleza, más profunda es la suciedad. En ese sentido, el grasiento y andrajoso punk que se perfora la lengua no añade mucho a su personalidad sexual, aunque sí la eleva a un nivel mayor de repulsión. De modo similar, la gélida loca que me lanza el dardo de su lengua de perforación metálica también pierde un buen trozo de su atractivo sexual. Y como la belleza es todavía subjetiva, una discreta dosis de marginalidad en nuestro cuerpo o nuestra cara sigue siendo esencial para el erotismo: la joven con rostro fino y labios gruesos, la mujer negra de ojos verdes, el hombre de aspecto rudo y azules ojos de bebé, etcétera. La argolla en la lengua cae dentro de esta categoría cada vez que contradice al sujeto. Como un círculo yin-yang completo, a la calidez y tersura del cuerpo las realza una barrita metálica, fría y dura.

Hay sin embargo un giro más: el anillo de la lengua puede ser discreto. Puede esconder una tímida sonrisa, una conversación íntima, incluso un beso. Puedo elegir mostrar a mis víctimas mi arma secreta, pero no todos conocerán el alcance de mi poder. Una nariz perforada estará ahí, a la vista de todos; un modo inofensivo de ornamentar un cuerpo. Mi lengua perforada seré yo quien la manipule, sienta y utilice para un ataque sorpresa, pero sólo en el momento adecuado.

Además, la elección de la lengua como un sitio de perforación contribuye a su sensualidad. La boca es a menudo el lugar donde se da el primer contacto sexual, y como tal suele ser un preludio sugestivo de lo que está por venir. Por ejemplo, si la curiosidad se despierta, todo el acto sexual quedará impregnado de un sentido de exploración más vigoroso; si se agitan los impulsos sadomasoquistas, los demás trámites adquirirán un gusto casi animal. Queda claro: a diferencia de una argolla en el ombligo o la ceja, el anillo en la lengua tiene contacto directo con la otra persona, presiona con fuerza propia, impone su presencia poco natural y libera todo aquello que podría acechar en el mundo prohido de las fantasías.

Es una mentira decir que por una razón puramente estética cambiaste el cuerpo que tenías. ¿Por qué usas maquillaje? ¿Por qué te pones ciertas ropas? Para tener cabida socialmente, para provocar, y gustar, etcétera. Lo mismo sucede con la perforación del cuerpo. Nuestras elecciones están obviamente motivadas por razones misteriosas. He dado aquí una muestra de mis razones y éstas podrían, por supuesto, no ser las tuyas, pero si de gritar se trata, no seas como esos idiotas que ni siquiera se han preguntado "¿por qué estoy haciendo esto?" o "¿qué me va a provocar hacerlo?", sólo entonces te darás realmente cuenta de lo que posees y empezarás a disfrutarlo.

Tomado de http://www.bmezine.com
Traducción: Carlos Bonfil.




Tips

Perforaciones

¿Te piensas hacer un piercing?

Para evitar infecciones provocadas por virus o bacterias, debes extremar las precauciones. Más que el virus del sida, el mayor riesgo de transmisión son los virus de la Hepatitis B y C, que también son incurables y pueden llegar a ser mortales.

Mejor échale un ojo a estas recomendaciones:

Evita puestos ambulantes y acude a locales establecidos, los cuales deberán contar con la autorización sanitaria, este documento debe de estar a la vista, en él se especifica que el establecimiento cumple con las medidas básicas de higiene exigidas por la Secretaría de Salud.

Asegúrate que te perforen con una aguja nueva y esterilizada, que una vez usada se deseche. NO dejes que te perforen con una pistola, pues no hay manera segura de esterilizarla. El material no desechable, como pinzas y tubos, también debe estar debidamente esterilizado.

Verifica que el perforador use guantes de látex nuevos y desechables. Si el área a trabajar debe rasurarse, asegúrate que sea con navajas nuevas y desechables.

El material de la argolla o de la joyería debe ser de acero quirúrgico inoxidable, de oro de más de 14 kilates, titanio o platino. La plata, el cobre y la chapa de oro no son recomendables.
 

Si eres menor de edad, debes hacerte acompañar de alguno de tus padres o contar con su autorización escrita, pues por ley está prohibido ahora realizar tatuajes o perforaciones a menores de edad sin el consentimiento paterno o materno.

Toma en cuenta que no sólo te expones al riesgo de infección durante el trabajo de la perforación sino también durante el tiempo que tarda en cicatrizarse la herida que, según el lugar dónde te coloques la argolla o el objeto de metal, puede durar semanas y hasta meses. En ese lapso deberás lavar la herida dos veces al día y evitar intercambio de fluidos. Si la argolla te la colocaste en los genitales o en la boca, procura evitar la penetración durante el acto sexual o, en su defecto, usa condón. (Rafael Martínez)
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