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EL MEJOR NEGOCIO DE MEXICO
14 de febrero de 2005
Ronald Buchanan

La política es el mejor
negocio de México. Cualquier persona, sin más habilidades que un máximo de maña y un mínimo de escrúpulos puede aspirar a algunos de los sueldos más altos del mundo en el sector.

Los gobernadores de estados suelen ganar más que Tony Blair o José Luis Rodríguez Zapatero, los primeros ministros respectivamente del Reino Unido y España. En aquellos países, los diputados tienen ingresos de unas tres veces el PIB per capita; al aplicar el mismo principio aquí, los nuestros ganarían 25 mil 500 pesos al mes, una pequeña fracción de lo que reciben en realidad.

El escritor inglés George Orwell, en su novela futurista 1984, inventó un idioma newspeak ("habla nueva") en el que el sentido de las palabras fue puesto al revés. Hoy día los ejemplos de newspeak abundan. Los soldados estadunidenses no van a la guerra sino lanzan "misiones de la paz"; no conquistan países, sino los "liberan".

En México no nos quedamos atrás. Los presidentes priístas no se cansaban de "perfeccionar nuestra democracia" y todavía hablamos de nuestra reciente "transición democrática".

¿Cuál democracia? En vez de ser el dominio del pueblo, el sistema mexicano sigue siendo uno en que domina al pueblo una casta inmensamente privilegiada.

Por cierto, el sistema ha evolucionado ­así como lo hizo también bajo el PRI­ más no se ha transformado. La diferencia ahora es que hay tres grandes partidos en vez de uno, y las luchas por el poder son cada vez más abiertas.

Ahora el negocio de la política tiene muchos más empleados.

Ya no bajan pistoleros de la sierra para robar las urnas, pero el hecho de que no se haga trampa el día de las elecciones de por sí no constituye la democracia (deliciosa ironía los cursillos que dieron hace poco los del IFE a sus colegas de Irak).

Uno de los principios de la democracia es que todos sean iguales ante la ley. No es así en México. Por cierto, las grandes empresas pueden resolver sus disputas mediante los mecanismos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero ¿qué remedio tiene el pequeño empresario cuando un rival más influyente corrompe a un funcionario para obstaculizarle un permiso? ¿O alguna vez se ha escuchado que el deudo de un accidente causado por Pemex haya presentado una demanda en los tribunales?

El sistema político que prevalece tiene su origen en el reparto del botín de la Revolucion, y todavía se nota. A diferencia de otros países, las grandes luchas no son alrededor de las políticas a seguir, sino por el poder mismo. Se habla no de grupos que buscan mayor o menor integración con la economía estadunidense, o que defienden a los agricultores del Bajío o los cafetaleros del sur, sino de las alianzas que se forman alrededor de los brokers del poder: los Santiago Creel, los Roberto Madrazo, los Andrés Manuel López Obrador y muchos más a escala nacional y local.

El resultado es que ­también con la ayuda de la vaca sagrada de la no relección­ los congresistas no representan al pueblo sino a ellos mismos y sus intereses.

No hay que sorprenderse, pues, por la parálisis legislativa; forma parte de la misma naturaleza del sistema, estranguladora de iniciativas en todos los campos, incluidos los negocios.

Las "reformas" en sí no son la clave, sino la necesidad de resolver el debate alrededor de ellas para acabar con la incertidumbre que nos detiene ­a pesar de todas las ventajas de México­ para avanzar al ritmo de otros países en vías de desarrollo  §

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