Usted está aquí: lunes 14 de febrero de 2005 Sociedad y Justicia Las patologías del amor: del bienestar permanente a la celotipia o el suicidio

Los problemas en la estructura sicológica del individuo derivarán en enfermedades

Las patologías del amor: del bienestar permanente a la celotipia o el suicidio

CAROLINA GOMEZ MENA /II

Cuando se está enamorado se vive en un estado de bienestar permanente, que se caracteriza por una alegría difícil de explicar. Esto es lo que se espera que ocurra cuando este afecto se da en "términos de la normalidad", pero no siempre esto es así: toda esa dicha y placer cambian cuando el amor es "patológico", y algunas de las consecuencias más trágicas pueden ser el homicidio y el suicidio.

En este último caso, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el suicidio por razones amorosas (generalmente por desamor) ha tenido un alza paulatina. Mientras en 1990 se registraron sólo 87 defunciones por esta causa, en 2003 fueron 246; pero hay que destacar que en la mayor parte de los casos el motivo real de estas acciones se ignora, y algunas de estas muertes pueden caer en las razones de enajenación mental.

Como ocurre con los amores saludables, estos afectos también comienzan con las manifestaciones corporales propias del enamoramiento; alzas en las frecuencias respiratoria y cardiaca, aumento de la sudoración y nerviosismo -debido a la hiperactividad que la presencia del objeto amoroso genera en el cerebro, lo que origina una descarga de neurotransmisores que excitan al sistema adrenérgico- y experimentan sobre todo "perturbaciones notables en el pensamiento".

Lo que en un principio parece normal pronto deja de serlo: un ejemplo de estos amores distorsionados son los que protagonizan personas que constantemente dicen sentirse amadas constantemente por otras que jamás han mostrado la más mínima intención que fundamente esa creencia. Este sentimiento irreal puede derivar en una especie de delirio que lleva al hostigamiento o a otras situaciones más violentas, y tiende a subir en intensidad cuanto mayores son los desaires del objeto amoroso.

Todas las patologías que se dan con relación al amor tienen su origen en "problemas de la estructura sicológica" de la persona que da comienzo a este tipo de relación.

Los malos amores

Uno de los "amores de tipo patológico" más documentados científicamente y también más comunes es la celotipia, que no es más que un trastorno siquiátrico caracterizado por experimentar "celos irracionales" que generan gran "sufrimiento" en el afectado, sostiene Alberto López Díaz, jefe del servicio de siquiatría comunitaria del hospital Fray Bernardino Alvarez de la Secretaría de Salud (Ssa), al detallar que este trastorno puede llegar a convertirse en un problema de tipo "sicótico", y en esos casos debe ser tratado mediante sicoterapia y farmacoterapia.

El experto explica que en este trastorno los pensamientos negativos sobre una posible infidelidad de la pareja son tan potentes que requieren numerosas sesiones de sicoterapia para hacer entender al afectado lo "absurdo de su idea fija", lo que se acompaña en casos extremos con la administración de ansiolíticos, antidepresivos y antisicóticos.

Aunque algunos autores plantean que el amor genera siempre un denominado "trastorno amoroso de la personalidad", para el también sicoterapeuta eso no pasa de ser un "término inventado"; no obstante, acotó, en entrevista con La Jornada, lo que sí está comprobado científicamente es que hay trastornos de personalidad que generan "serios problemas para desarrollar vínculos amorosos saludables" y que pueden ser terreno fértil para entablar amores patológicos.

Algunos individuos propensos a ello son los que padecen el trastorno límite de la personalidad, lo que origina que se establezcan "relaciones sentimentales o amorosas inconstantes y enfermizas, en las que por momentos se idealiza a la persona querida y en otros se le descalifica", lo que genera "gran inestabilidad emocional y echa por tierra la posibilidad de entablar un vínculo afectivo fuerte"

Los amores imposibles reiterados

Mucho se ha exaltado el llamado amor platónico como signo del amor verdadero, del que no pide pruebas carnales. Generalmente cuando un amor se queda en ese plano es de los llamados imposibles, lo que en sí no es muestra de patología. No ocurre lo mismo cuando en lugar de ser una excepción, son la constate. Es ahí cuando se "salen de lo normal.

"Lo normal es que alguien que sepa que sus pretensiones no tienen posibilidades acuda a sus mecanismos de defensa; acepta que ese amor no puede ser y busca otras relaciones" .

El que no lo hace padece de depresión y ansiedad, lo cual amerita farmacoterapia.

También quienes tienden a enamorarse de personas con problemas de adicciones caen en este rubro de amores poco normales. En éstos se da un "enganche de dos patologías"; la del que elige a estas personas como su objeto amoroso, y la del inspirador del sentimiento. "Estas elecciones se relacionan con problemas sicológicos, y en estas circunstancias encontrar a la pareja armónica es imposible, pues se establecen lazos enfermizos".

Por la naturaleza cambiante del amor y de quienes lo experimentan, jamás podrá nadie tener la certeza de que encontró al denominado amor de su vida. También se sabe que el amor y su expresión están moldeados por la educación, el entorno y la cultura, y por la personalidad de quien lo experimenta, por lo que hay sociedades en las que, podría decirse, se ama mejor: son aquellas en que hay menos barreras morales, tabúes, miedos e hipocresías.

 
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