En La Casa de la Niña, evocaciones y selección musical
El amor y el desamor en seis performances
Una de las acciones, opacada por los atavismos morales
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Besos fugaces en el performance de Miguel Angel Corona; a la derecha, Iris M�co y su recreaci�el amor kitsch FOTOS Francisco Olvera
Los fantasmas del amor y del desamor recorrieron este sábado La Casa de la Niña envueltos en formato de performance. Fueron seis acciones de diversos niveles y desniveles desarrolladas desde las 21 horas hasta pasada la medianoche.
Los performances fueron intercalados con la música de los dj Minezzota y Fizz (Pop Nasty), del Colectivo Multiusos, quienes hicieron una selección apta para clavados, desclavados e inmunes a las flechas de cupido.
Entre los performanceros estuvieron Iris México, Ariadna Orozco y Miguel Angel Corona, reconocidos en el medio, y los jóvenes Esmelyn Miranda, Margot Montoya (de Tobogán Colectivo), Edgar, Paco y Liz (también del Colectivo Multiusos).
La narradora, pintora y performancera Niña Yared (1814), animadora de ese espacio cultural en Coyoacán junto con el narrador y periodista Jorge Luis Sáenz, recordó que estos sábados mensuales de performance comenzaron desde septiembre del año pasado.
En aquella ocasión ella desarrolló un trabajo sobre los atentados terroristas que provocaron la caída de las Torres Gemelas de Nueva York y, posteriormente, otro acerca de la serie de asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
Y ahora, tras un paréntesis, los sábados mensuales de performance se han reorganizado en La Casa de la Niña para mantenerse, comentó la artista, durante todo el año. Por lo pronto, para el sábado 19 de marzo Niña Yared (1814) anunció una noche de "performance de primavera".
Compartir el amor
El trabajo de Paco y Liz, La carta de los enamorados, basado en el Tarot de Marsella, fue quizá el más reconocido por el público asiduo a los espectáculos de esa controvertida vertiente escénica, aún no vista como arte por muchos enterados.
La premisa de Paco partió del planteamiento de Alejandro Jodorowsky: "Os inicio al deseo de no obtener nada que no sea también para los demás", la cual complementaron con una selección de música gregoriana.
Paco y Liz colocaron una carta medieval de gran formato y una veladora, a la manera de altar, y ante él, en un cuadro delimitado por cinta adhesiva, comenzaron a reclutar espectadores y espectadoras para besarse con ellos y hacer que los invitados, a su vez, trajeran nuevas parejas, que también se intercambiaban.
También destacaron las acciones de Miguel Angel Corona, quien sobre una manta proyectó imágenes de ansiosas parejas besándose. La "pantalla" era sostenida por una elegante mujer de negro bailando a ritmo de cumbia aquello de "y eso que en materia de pescado sabemos más que el mismo pescado".
Sin embargo, y no por culpa de él sino de los atavismos, Corona no pudo cumplir el objetivo de que las varias parejas invocadas por él para bailar se besaran largamente al final.
Y sólo lo hicieron una pareja ya establecida, lo cual no subvertía ningún límite, mientras otra, bajo la sombra de una buganvilia, sólo se dio, como dice el bolero, un beso fugaz.
Melodrama y kitsch
Pero quien más despertó los ánimos y la interacción con el público fue Iris México, quien hurgó en un cuasiexotismo y en el melodrama telenovelero para abordar las relaciones amorosas.
Mientras dos asistentes realizaban el "ritual del amor" y hacían invocaciones como la de: "¡Dioses de las tinieblas, por favor tómenme!", Iris México, candidata a ingresar a una N edición de Big Brother y ya instalada en pleno kitsch, preguntaba a un osito de peluche rosa si él sí la quería.
El clímax y la catarsis vinieron en una parte de su trabajo que simuló un talk show, en la que muchos espectadores pudieron externar sus fantasías y mostrar sus innatas cualidades performanceras.
Entre ellos destacó el artista plástico Jaime Magaña, quien con unas enredaderas de plástico con hojas en forma de mariguana, colgadas de su cuello, compartió confesiones inconfesables.