Usted está aquí: lunes 14 de febrero de 2005 Espectáculos De guerras centroamericanas para buenas conciencias europeas

Leonardo García Tsao

De guerras centroamericanas para buenas conciencias europeas

Berlin, 13 de febrero. La decepción es también bastante común en los festivales de cine cuando se inflan las expectativas. El propio director del Foro Internacional del Cine Joven, Christoph Terhechte, había expresado su preferencia por el documental El inmortal, de Mercedes Moncada, y uno mismo la anticipaba por el buen resultado de La pasión de María Elena, el primer trabajo de la realizadora de origen nicaragüense, radicada en México.

Ciertamente el tema también prometía: una familia de campesinos nicaragüenses sufrió su desintegración a causa de la guerra civil de principios de los 80. un hermano murió en combate mientras un par de gemelos fue reclutado a luchar en bandos opuestos, Contras y Sandinistas. Sin embargo, Moncada no encuentra un punto focal a la historia dentro de una estrategia dispersa que mezcla los testimonios verbales con tomas contemplativas de la naturaleza selvática y obvias metáforas visuales (por ejemplo, la recolecta de dinero por un grupo evangélico se intercala con aves de rapiña peleando pedazos de carroña).

El resultado es reiterativo y hasta tedioso, pues el documental desperdicia su potencial dramático con un nulo sentido de estructura. A diferencia de La pasión de María Elena, cuya edición fue largamente elaborada con varias asesorías de por medio, da la impresión que El inmortal es apenas un primer montaje al que le falta mucho pulimento.

No es del todo casual la selección en la Berlinale de El inmortal y Voces inocentes, la ficción de Luis Mandoki sobre una situación similar en El Salvador, pues responde a una postura típica de confundir la nobleza de un tema con lo satisfactorio del resultado. Basta con que una película latinoamericana hable de guerrilla, represión militar y pobreza campesina para que los expertos europeos empiecen a emocionarse como perritos pavlovianos políticamente correctos.

Competencia, sin convencer

Mientras tanto, la competencia sigue sin convencer. U-Carmen eKhayelitsha, de la república de Sudáfrica, sirve sólo como curios. Se trata de una versión filmada de una adaptación de Carmen, de Bizet, hecha en el dialecto xhosa. Fuera de la novedad de ver el ambiente supuestamente español transformado en una aldea africana, la película -dirigida muy planamente por Mark Donford-May- es la confirmación de que la célebre ópera es anatema cinematográfico y no existe la posibilidad de salir bien librado.

Más profesional resultó In good company (En buena compañía), de Paul Weitz, comedia hollywoodense sobre cómo el mundo corporativo sustituye a sus ejecutivos veteranos con jóvenes y ambiciosos yuppies muy versados en los temas de globalización a niveles mercenarios. Aunque la película ostenta buenos diálogos y un reparto solvente -Dennis Quaid, Topher Grace, Scarlett Johansson- no deja de ser absoluta, pura e irremediablemente convencional. Cualquier intento de sátira social cede a la necesidad de un entretenimiento ligero con todo y final feliz. Está bien para verse un domingo en la tarde en una múltiplex, no en un festival internacional.

Lo que cada vez es más inclemente es el clima. La lluvia helada de ayer se convirtió al mediodía en una especie de granizada fina, que para el atardecer ya era nieve. ¿Necesitaremos un trineo de perros para llegar al centro del festival?

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