Como la vida misma, nuevo libro del escritor publicado por Tusquets
Refleja Agustín Ramos en una novela la crudeza de la marginalidad social
El autor describe una diversidad de hablas de varias épocas y regiones
Los accidentes y el azar delinean y relacionan cada una de las historias, dice
Ampliar la imagen La intenci�stil�ica en su nuevo libro, explica Agust�Ramos, consiste en buscar que "no sea narrado por una sola persona, sino por muchas voces" FOTO Guillermo Sologuren
En su libro Como la vida misma, Agustín Ramos narra la crudeza de la marginalidad social.
Editado por Tusquets y escrito por el autor en el lapso de un año, el volumen refleja una diversidad de hablas de distintas épocas y regiones. A ello contribuyen involuntariamente los personajes durante la trama.
La vida de Caramelo transcurre a partir de su infancia en un orfanatorio, después se convierte en una prostituta deslumbrante y en el final se ubica en el mundo de la indigencia.
A esa forma de hablar se unen las voces de Lupita, Francisco -un cantautor- y el historiador, además del entorno social y político en el que convergen cada uno ellos.
El escritor hidalguense explica: ''Intenté reproducir diferentes hablas y la intención estilística es ésa, que no sea un libro narrado por una sola persona, sino por muchas. Tanto Francisco como el cantautor están escribiendo la novela''.
Promesas incumplidas
Sobre Caramelo, el autor dice que ''es una propuesta de vida diferente en el momento en el que se cierran las vías de la libertad, como a muchos les sucede que no es lo que se habían propuesto ser''.
Ella, agrega, ''acepta su existencia aun cuando presiente el final y, en su último día de vida, la mujer que nunca quiso volver la vista atrás lo hace todo el tiempo. En su momento, lo que vio no eran astillas. Lo que vio fue la gargantilla de esmeraldas que le prometió un político en campaña'' y nunca llegó a sus manos.
De manera intuitiva, Caramelo sobrevive en un contexto marginal triste, aunque ella no lo asume así. Escoge su libertad, pero también redime la utilización de objetos inservibles para el resto de la sociedad.
''Colecciona cosas que los demás tiran, porque ella piensa que merecen otro final después de que han servido mucho.''
Pepenar peines, pasadores, clips -que ingenuamente entierra- y hasta su ropa, estructuran a un personaje ''atípico del ser marginal y un tipo atípico de indigencia, dado que tenía toda la belleza del mundo, tenía al pueblo a sus pies rindiéndole tributo y deseándola.
''Sin embargo termina sin nada más que lo que trae puesto y lo que ha recogido de un basurero.''
Después de las alabanzas y de promesas incumplidas, Caramelo será motivo de vergüenza ''de una sociedad que se quiere limpia, perfecta, que desea demostrar que la gente vive bien, que existe bienestar y ella se convierte en un peligro, en un objeto de agresión''.
El camino de la cruz
La voz narrativa de Agustín Ramos alude al azar y a los accidentes que delinean cada una de las historias y al mismo tiempo les permite relacionarse.
''Toda la novela es muy accidental. Por ejemplo, si Francisco no estuviera a punto de atropellar a Caramelo, no hubiera habido nada que narrar.''
Agustín Ramos (1952) estudió lengua y literatura hispánicas en la UNAM, creó el museo interactivo El Rehilete de Pachuca y es autor de las novelas Al cielo por asalto, La vida no vale nada, Tú eres Pedro, Ahora que me acuerdo y La visita: un sueño de la razón.
Y explica que Como la vida misma consta de 14 capítulos titulados Estación I, II... debido a ''que es el camino de la cruz, el viacrucis de las 14 estaciones que sigue Caramelo hasta llegar a la muerte, como si se siguiera la estructura de las tres caídas''.
Esta obra refleja, concluye Ramos, ''el entorno físico de una ciudad minera, las costumbres y los diálogos que giran en la marginalidad social y los que se escuchan en las cúpulas de poder político. Además de los motivos de la delincuencia que se teje con las razones de Estado''.