Usted está aquí: martes 15 de febrero de 2005 Espectáculos Debe quitarse a Buñuel la etiqueta de surrealista: Sánchez Vidal

Presentaron en Madrid libro sobre la obra cumbre del cineasta: Los olvidados

Debe quitarse a Buñuel la etiqueta de surrealista: Sánchez Vidal

Fundación Televisa cedió los derechos y financió la edición, que incluye dvd, fotogramas y guión originales

También fue proyectada la cinta, considerada Patrimonio de la Humanidad

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El actor Alfonso Mej�como Pedro, en uno de los fotogramas in�tos que aparecen en el libro FOTO Tomada de los olvidados. una pel�la de Luis Bu�

Madrid, 14 de febrero. Los olvidados, la obra cumbre de Luis Buñuel y una de las dos películas considerada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad -la otra es Metrópoli, de Fritz Lang-, significó también la "alternativa" a la estética y filosofía surrealista después de Auschwitz e Hiroshima, según el experto Agustín Sánchez Vidal. La figura del cineasta que la Guerra Civil española legó a México fue evocada el viernes pasado en el Ateneo de Madrid, donde se presentó el libro Los olvidados. Una película de Luis Buñuel (Turner) y se proyectó por primera vez la cinta en este centro de tradición republicana y libertaria.

La presentación en España del libro sobre uno de los grandes genios del séptimo arte se llevó a cabo en un lugar muy ligado a Buñuel, una vez que fue socio durante ocho años, entre 1928 y 1936, cuando tuvo que emprender el doloroso exilio. Inclusive Buñuel es el único cineasta que cuenta con un cuadro en el emblemático Salón de los Retratos.

La presentación del libro y la proyección de la película fueron posibles gracias a la Fundación Televisa, que cedió los derechos y financió una edición cuidada al extremo.

Antes de la proyección, el crítico Sánchez Vidal, considerado máximo experto en Buñuel, explicó que el hecho de que la cinta "haya sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad -lo es junto a la Declaración de los Derechos del Hombre, de 1789, a los Códices mexicanos, a todos los grandes monumentos culturales y a algunos de los grandes hitos de la historia de la humanidad- nos ha obligado a todos a intentar hacer un trabajo de confección del libro que estuviera a la altura de esa circunstancia."

Uno de los efectos positivos de ese reconocimiento fue la de "repensar" la figura del también autor de Simón en el desierto, para despojarle de una "falsa etiqueta de creador surrealista". Según Sánchez Vidal es el grupo de los surrealistas el que se "apropia" de la figura del creador. "El no es tal cosa, sino simplemente hizo con Salvador Dalí dos películas, Un perro andaluz y La edad de oro. Las tres líneas de trabajo que tenía antes de su exilio (la vaguardista-surrealista, la comprometida-documental y la industrial-comercial) nunca se habían fusionado. La primera vez que convergen es en Los olvidados, en 1950".

El experto considera que ese "acoplamiento" hace que el cineasta desarrolle una voz propia, así como un discurso estético novedoso y muy marcado por el final de la Segunda Guerra Mundial, con lo que relanza su carrera. "Los olvidados es su verdadera acta de nacionalización cinematográfica."

Realismo español

Sánchez Vidal reiteró que es necesario despojar a Buñuel de esta etiqueta de "surrealista", pues "no fue más que una etapa de su trayectoria. Visto en perspectiva, su verdadero hondón recayó en lo que él denominaba -en una carta a Ricardo Muñoz Suay, con motivo de Viridiana- ese famoso realismo español. Y es el trasfondo cultural que alienta en tal propuesta lo que unifica el trayecto que va de Los olvidados a Viridiana. Ambas están asentadas sobre un denominador común, que cabría situar en la estela de la picaresca, no como género o protocolo de normas, sino como levadura del costumbrismo, de la mirada documental y del realismo novelístico que había resurgido en el siglo XIX de la mano de Benito Pérez Galdós y de las novelas urbanas de Pío Baroja".

La propuesta de Los olvidados es, por tanto, un producto tan depurado como complejo, al ser fruto, según Sánchez Vidal, del "destilado de una experiencia moral realizada muy a contrapelo, con el acicate de dos conflictos mundiales y de la guerra civil española a la hora de cuestionar el modelo social y cultural que alienta tras una civilización. Sólo que -a diferencia del primer Buñuel- ahora ha de moderar sus impulsos irracionales bajo un ropaje verosímil, comprometiéndose con un entorno depauperado y un público ante el cual no cabe el culturalismo ni el esnobismo de las elites, con todo lo que ello supone de control y autoexigencia. La cinta representa también la alternativa actualizadora del surrealismo, después de Auschwitz e Hiroshima. En haber otorgado a la pobreza y a la escasez un complejidad sin complejos. En no abandonar las destrezas habidas en el trato de las vanguardias, sin hacer alarde de ellas ni travestirse de intelectualismo. Esa es la gran lección que nos da el Buñuel de la etapa mexicana: no renunciar a todo el aluvión que traía consigo a la hora de acercarse a la realidad circundante".

Producto del exilio

Manuel Arroyo, director de la editorial Turner, señaló por su parte que "Los olvidados es una película mexicana, pero es producto del exilio; es obra de un exiliado español que, como tantos otros, encontró su segunda casa en México. Dentro de la filmografía de Buñuel creo que es su primera gran película, que luego le permitió trabajar mejor en México y en Francia. El filme es clave en la vida de Buñuel, pero además es crucial en la historia del cine hispanoamericano y mundial. Pero por su condición de obra del exiliado es algo así como un Guernica".

Sobre la función y gestión de Televisa de los derechos de la obra, Paulina Rocha Cito, directora de proyectos culturales de Fundación Televisa, señaló que "a raíz de que la película se declaró patrimonio de humanidad, en Televisa, quisimos hacer un homenaje y editar un libro de manera que la película tuviera más alcance y mayor difusión en el mundo cultural y cinematográfico. Además quiero destacar que el resultado de las ventas, tanto en México como en España, se destinará a proyectos sociales de fundaciones que trabajan con niños de la calle, que siguen estando olvidados".

El libro, de 329 páginas, contiene el guión original, un dvd con la película subtitulada en inglés y francés, el documental Un Buñuel mexicano, una galería de fotogramas originales y un segundo final de la película, que nunca se exhibió. Se consigue en tiendas como Sanborns y librerías Gandhi, El Parnaso, El Sótano, con un precio de 890 pesos.

 
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