Entrevista a LOUIS-PHILIPPE ROCHON, PROFESOR DE LA LAURENTIAN UNIVERSITY DE ONTARIO, CANADA
Grave error de México, insistir en bajar la inflación
"Si esto creen los funcionarios son realmente tontos"
Para el especialista en banca central, las medidas restrictivas como el corto monetario resultan contraproducentes, pues elevan las tasas de interés, encarecen el crédito, generan presiones inflacionarias y terminan por paralizar la economía
Ampliar la imagen El profesor canadiense Louis-Philippe Rochon, durante la entrevista FOTO David Zu�
México comete un grave error al insistir en bajar la inflación y el déficit aun a costa de frenar la economía, advirtió Louis-Philippe Rochon, profesor de la Laurentian University de Ontario, Canadá, y especialista en banca central, política monetaria y crédito.
En entrevista, Rochon consideró absurdo creer que si desaparece el déficit y se alcanza la meta de inflación los capitales extranjeros automáticamente llegarán al país. "Si esto es lo que creen los funcionarios son realmente tontos", señala.
A los inversionistas, aseguró, les atrae más una economía con crecimiento sólido y sostenido que una estancada, aunque tenga estabilidad en algunos indicadores macroeconómicos.
"Miren a Canadá. Somos un país con calificación triple A y durante nueve años hemos tenido superávit fiscal. ¿Dónde están los inversionistas internacionales? El principal atractivo para los inversionistas es un crecimiento sólido".
El investigador sostiene que existen alternativas y margen de maniobra para que México crezca si aplica políticas macroeconómicas más flexibles, pero sin caer en el desorden de sexenios pasados, caracterizados por déficit elevado e inflación galopante; sin embargo, reconoce que las firmas calificadoras y los especuladores internacionales ejercen una gran presión sobre las autoridades y el diseño de políticas públicas.
Rochon, quien ha escrito, entre otras obras, Economics in crisis: outline of an alternative y Credit, money and production: an alternative post-keynesian approach, estuvo recientemente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e impartió en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) una conferencia sobre el enfoque poskeynesiano de la política monetaria.
Para este año tiene previsto publicar los siguientes trabajos: Monetary and exchange rate systems: a world view on financial crises, coeditado con Sergio Rossi; Teorías monetarias poskeynesianas, coeditado con Pierre Piegay, y The keynesian multiplier: a post-keynesian debate, coeditado con Claude Gnos.
Rochon considera que la política monetaria debe estar supeditada a los objetivos de una política fiscal "inteligente" orientada al crecimiento económico, con programas bien diseñados y focalizados para impulsar el desarrollo de sectores específicos de la industria y para redistribuir el ingreso.
Según el investigador, está demostrado que una política macroeconómica cuyos objetivos centrales son reducir la inflación y el déficit produce a largo plazo tasas de crecimiento más bajas; por ello, considera que las metas de inflación del Banco de México podrían incrementarse en uno o dos puntos porcentuales.
En las economías industrializadas, explicó, las presiones inflacionarias provienen principalmente de los costos de la industria: precios del petróleo y de otras materias primas, tasas de interés y, en menor medida, salarios, y esta mezcla finalmente se traduce en un aumento de los precios al consumidor.
El economista cuestiona la teoría según la cual uno de los factores clave de la inflación es la abundancia de dinero en la economía. Según Louis-Philippe Rochon, aplicar medidas restrictivas como el corto monetario resultan contraproducentes, pues elevan las tasas de interés, encarecen el crédito, generan presiones inflacionarias y terminan por paralizar la economía.
El entrevistado señala que el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, ha cuestionado la forma en que se fijan las metas de inflación. "¿Por qué 2 o 3 por ciento? ¿Quién salió con eso? ¿Por qué una inflación de 3 por ciento es buena y una de cinco es mala? Si insistes en mantener una inflación demasiado baja seguramente vas a dañar la economía."
Estados Unidos, ejemplifica, tiene el déficit más abultado de su historia, pero "no le preocupa demasiado", porque haber mantenido tasas de interés bajas le dio margen de maniobra para manejar sus finanzas públicas. Sin embargo, agrega, la administración de George W. Bush ha decidido aplicar recortes al gasto social para reducir una parte del desequilibrio financiero.
Más que el déficit en sí mismo, argumenta, lo importante es si éste se genera por gasto corriente o por inversión pública. "No se puede crecer sin déficit. Grandes compañías como General Motors manejan sus déficit de manera inteligente".
En el fondo, asegura, se trata de una discusión ideológica, en la cual los economistas de la escuela neoliberal, como los egresados de la Universidad de Chicago, "han tenido gran éxito al vender el mensaje de que los déficit son malos en sí mismos"; sin embargo, sostiene, estas políticas han empeorado la situación de los países que las han aplicado a pie juntillas.
Persistir en el modelo de inflación y déficit bajos a toda costa, señaló, acelera el empobrecimiento de la población, la polarización del ingreso y la desaparición de la clase media, lo que a fin de cuentas perjudica al gobierno, pues reduce el crecimiento de la economía y la captación de impuestos.
Los países que se empeñan en eliminar el déficit y no tienen suficiente crecimiento económico -agrega- finalmente recurren a recortes en educación, salud y otros rubros de gasto social, o hacen más privatizaciones.
-Uno de los argumentos de las autoridades es que México puede correr la misma suerte que Argentina si no se apega a estas reglas.
-¡Por favor! El colapso de Argentina se debió precisamente a que intentó seguir las reglas que le impuso el mercado.
El especialista reconoce que si las autoridades mexicanas decidieran relajar las políticas de inflación y déficit ello provocaría reacciones adversas de los inversionistas y de las firmas calificadoras, que incluso podrían retirarle el grado de inversión.
"Es lamentable que los gobiernos sean rehenes de los mercados financieros y que tengan miedo de aplicar políticas industriales por lo que puedan hacer los especuladores", comenta.