Usted está aquí: domingo 20 de febrero de 2005 Opinión NAVEGACIONES

NAVEGACIONES

Pedro Miguel

Pequeñas confrontaciones bipolares

Pistolas, récords, cervezas y diamantes

Volverse joya, decorar un sostén

LA SOCIEDAD DE CONSUMIDORES está repleta de pequeñas confrontaciones bipolares entre Coca y Pepsi, Mac y PC, automático versus estándar. Algunos de esos diferendos intrascendentales poseen una representación geoestratégica definida, como ocurre entre la Europa partidaria de las cajas de transmisión manual y nuestros vecinos estadunidenses, abrumadoramente partidarios de los aburridos y cómodos coches automáticos. Otros han sido resueltos por la industria después de periodos más o menos largos de impasse y equilibrio estratégico: cuatro cilindros versus ocho, lo digital contra lo analógico, el triunfo del Beta sobre el Súper 8, del VHS sobre el Beta, y del DVD sobre el VHS, etcétera. Una de las más siniestras de esas discusiones es la que enfrenta a los partidarios del revólver a los entusiastas de la escuadra semiautomática. Los primeros sostienen que el arma de tambor es más confiable porque, por su sencillez y menor número de componentes, resulta casi imposible que se atore en una situación crítica. Los segundos dicen que las viejas pistolas de repetición son más difíciles de recargar que las semiautomáticas y que éstas a su vez, con su mayor capacidad de municiones, brindan más oportunidades que los revólveres para crear en el adversario agujeros adicionales a los que le otorgó la naturaleza.

EN UN FORO ya extinto de adoradores de armas hallé un artículo de 1990 tomado de la revista Combat Handguns, y cuyo autor, un tal Massad Ayoob, aboga por el uso de armas semiautomáticas por parte de las fuerzas de seguridad, las cuales, dice, deben enfrentar a malhechores frecuentemente munidos de chalecos antibalas y organizados en equipos de dos o más, a veces drogados de tal forma que presentan resistencia extraordinaria al dolor y entrenados ("en la cárcel o en la pandilla", decía Ayoob) en tácticas de combate urbano. El texto platica de enfrentamientos entre policías y presuntos delincuentes que, con 10, 20 o 30 plomazos en el cuerpo, siguieron disparando contra los agentes del orden. Ayoob refiere incluso el caso "famoso" de un drogadicto de Cook County, Illinois, que se mantuvo en pie tras recibir 33 proyectiles de 9 milímetros y un escopetazo calibre 12 (o sea, grande) por parte de los cops. Entrecomillé famoso porque no pude encontrar ninguna otra referencia a un episodio que tendría que figurar, supongo, entre los récords Guinness.

TAN FAMOSA COMO las marcas mundiales es la cerveza de ese nombre, que tiene en Internet un curioso emborrachadero virtual que ofrece salvapantallas en forma de burbujas. Para ingresar al sitio es necesario declarar la edad y el país de residencia del usuario. Si uno pone "Bahrain" en el segundo campo, la página manda el siguiente mensaje: "Lamentamos que usted no pueda visitar Guinness.com, pero las leyes de su país no le permiten ver nuestro sitio". Lamentablemente, entre la lista de países no aparece México, de modo que opto por quedarme a vivir en el emirato prohibicionista y perderme el tour por la página cervecera.

A PESAR DE las reflexiones de Ayoob (apellido de probable origen árabe, cuyo portador tal vez sea musulmán practicante y, en consecuencia, enemigo de la cerveza), el gran maestro William Cheung, promotor de una academia de Melbourne, Australia, sostiene que el ejercicio de las artes marciales sigue siendo necesario para los guerreros profesionales incluso en los contextos violentos de hoy en día, en los que pululan los revólveres, las semiautomáticas, los misiles y las bombas atómicas. Si uno se atiene a lo que pregona el señor Cheung, los policías que realizaron perforaciones múltiples al infeliz de Cook County son unos ineptos que habrían podido desarmar a su oponente sin gastar un solo gramo de pólvora.

http://www.combathandguns.com
http://www.freerepublic.com/focus/f-news/574859/posts

http://www.guinnessworldrecords.com

http://www.guinness.com

http://www.cheungswingchun.com/newSite/weapons.htm

INDEPENDIENTEMENTE DE QUE uno muera balaceado por la policía de Cook County, Illinois, a consecuencia de los golpes letales del maestro Cheung o de una cirrosis hepática provocada por el exceso en la ingesta de Guinness, los deudos cuentan ya con opciones más variadas que el eterno dilema (Mac o PC, Coca o Pepsi, revólver o escuadra) entre la inhumación y la cremación. La empresa LifeGem, que curiosamente tiene su sede en Illinois, ofrece una novedosa "tercera vía" funeraria: la conversión de las cenizas del difunto en un diamante sintético "creado a partir del carbono de su persona amada como un recuerdo de su vida única y maravillosa". De hecho, explica la ambiciosa compañía, con el carbono que contiene un solo ser humano pueden crearse más de 50 diamantes de un quilate cada uno; ojo, familias numerosas y adineradas: no se preocupen sólo por distribuirse la herencia, repártanse también al generoso difunto. El proceso parece sencillo: el carbono se separa de los restos de la cremación, se le somete a temperaturas extremadamente altas hasta que se le convierte en grafito; en seguida se le coloca en prensas de alta presión, proceso que lo cristaliza; posteriormente el cristal resultante se corta y facetea de acuerdo con el formato deseado por los clientes, se le agrega un identificador por medio de láser y se entrega a los deudos, junto con un certificado y un código único de 16 dígitos. LifeGem dice que tiene un complejo sistema de rastreo y clasificación de restos para evitar que te entreguen por error la pieza fabricada con el muerto del horno vecino. El proceso toma, en promedio, 18 semanas, desde la cremación hasta la entrega de la joya, y los precios van desde 2 mil 500 dólares por una pieza de 1/5 de quilate hasta 14 mil por un diamante de .90 quilates.

LIFEGEM INICIO OPERACIONES en 2001 y a la fecha cuenta con sucursales en Australia, Canadá, Inglaterra, Hungría y Holanda, lo que da idea de la buena acogida que ha tenido el negocio.

http://www.lifegem.com

A PROPOSITO DE PIEDRAS preciosas, en la pasada temporada navideña la firma de lencería Victoria's Secret puso a la venta un brasier denominado Heavenly 70, decorado con 3 mil diamantes, una pieza central de 70 quilates y un precio de 10 millones de dólares. La idea de la prenda femenina aderezada de cristales me ha removido el tradicional desinterés para con mi propio epitafio. Súbitamente colocado en el mercado potencial de LifeGem, me he propuesto desde ya ahorrar para convertirme en unos cuantos diamantes que habrán de ser colocados en un sostén, mucho menos caro que el de Victoria's Secret, pero de mayor gusto y discreción. No se me ocurre mejor mortaja, cripta o sarcófago que ese, ni logro concebir un destino final más dichoso, ni más bienaventurado paraíso, ni sitio más tibio para pasar la muerte, que la vecindad de tus pechos.

http://www.foxnews.com/story/0,2933,141285,00.html

GERARDO GONZALEZ ENRIQUECE la navegación anterior con el señalamiento de que, independientemente de la ausencia de Estados Unidos del Protocolo de Kyoto, "varias empresas gringas están tratando de cumplir con sus lineamientos", y se pregunta si el último libro de Michael Crichton (State of fear) no constituye un apoyo a la política de George W. Bush. No he leído el libro, Gerardo, así que no tengo un juicio al respecto. ¿Algún navegante nos lo reseña?

Carlos V. Colorado, residente de Estados Unidos, dice que, en lo personal, le da mucho gusto que Bush no se haya adherido al documento de Kyoto porque de por sí en el país vecino hay un exceso de regulaciones ambientales: "Cada carro tiene que pasar una prueba de emisiones contaminantes (...) Si quiero poner una casa en renta tengo que certificar que la pintura de la casa no contiene plomo ni asbestos (...) En lo más crudo del invierno, tiene uno que enterarse día a día por la televisión si está permitido encender la chimenea, si hay inversión atmosférica no se permite (...) Los negocios de lavado de carros tienen que tener un sistema de tratamiento de agua residual, no pueden descargar al drenaje directamente. Si uno cambia el aceite al carro, por obligación debe llevar el aceite quemado a los centros de recolección (...) En las casas de renta se requiere en casi todos los estados la instalación de detectores de gas radón, que ni sé qué es pero me cuesta 60 dólares cada uno (...) Si vive en casa rentada, los contratos de arrendamiento especifican que no se permite fumar dentro de la casa (...) Los detergentes no pueden contener fosfatos ni cosa alguna que contamine. Aquí en Estados Unidos estoy tan convertido a la preservación del ambiente que ahora, cada vez que como mis frijolitos, me tomo una cucharadita de bicarbonato por aquello de las emisiones", concluye Carlos.

Gracias a Gerardo y a Carlos por sus aportaciones, y a Judith Meléndez, quien se tomó la molestia de enviarme el poema de Nicolás Guillén (Pequeña letanía grotesca en la muerte del senador McCarthy) por cuya ausencia en Internet despotriqué contra las autoridades cubanas, y a Jorge Lofredo, por su artículo sobre organizaciones armadas.

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