Usted está aquí: miércoles 2 de marzo de 2005 Capital Antorcha Popular: el rentable negocio de defender las causas de los pobres

Ex integrantes del grupo afirman que sólo se benefician los líderes del organismo

Antorcha Popular: el rentable negocio de defender las causas de los pobres

ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ

En lo que fue una bodega de Conasupo, ubicada sobre la avenida El Rosario, en la colonia Tierra Nueva en Azcapotzalco, se hacinan en el área de estacionamiento alrededor de 20 casuchas de madera, cartón y plástico junto a una fila de más de un centenar de lavaderos. Dentro, se aglomeran otras 150 chozas más, mientras que en un muro junto a la entrada, en grandes letras, una inscripción anuncia: "¿Necesitas vivienda? Lucha por ella, intégrate a Antorcha Popular. Asiste los domingos a las 10 de la mañana".

Se trata de uno de los campamentos que tiene dicha organización en la ciudad y que desde hace tres meses mantiene un plantón en el Zócalo, frente al edificio de Gobierno del Distrito Federal en demanda de 3 mil viviendas y la regularización de varios predios que desde hace años mantienen igualmente ocupados en varias delegaciones.

Sin embargo, para ex antorchistas que se integraron al grupo con la promesa de obtener una vivienda o un terreno para construirla, pero que decidieron separarse después de más de seis años de participar en la organización con un régimen de cuotas que pagan en efectivo y como activistas en movilizaciones y colectas, el propósito no ha sido otro que el de enriquecer a sus dirigentes, los hermanos Rodolfo y Angel de la Cruz Meléndez, así como a su líder en el estado de Puebla, donde se encuentra la sede nacional del movimiento, Aquiles Córdova Morán.

Ejemplo de ello es que las 3 mil viviendas que demandan al GDF y que el Instituto de Vivienda (Invi) entrega a los beneficiarios por 150 y 170 mil pesos, Antorcha Popular pretende venderlas a sus afiliados en 300 mil pesos, con un "enganche" que deben depositar en la cuenta de la organización de 30 mil pesos que comienzan a pagar desde que ingresan a la organización.

Por esta situación, un grupo de 14 familias decidió realizar por su cuenta los tramites ante el Invi, pero cuando se enteraron los líderes antorchistas, fueron desalojadas violentamente del campamento, motivo por el cual la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal inició la averiguación previa de hechos AZ-ITI/225/05-02.

Si bien no hubo agresiones físicas contra las personas que fueron expulsadas la noche del 15 de febrero, los dirigentes del campamento impidieron por varias horas que una de las afectadas entrara por sus hijos que se encontraban con unos vecinos, mientras que a los demás les negaron sacar sus pertenencias. Pretendieron negociar la entrega de los menores así como de los objetos a cambio de que firmaran un documento en el que deslindaban a los líderes del campamento de cualquier responsabilidad.

Ante esta situación, tuvieron que intervenir, la tarde del día 16, agentes de la policía judicial capitalina y autoridades de la delegación Azcapotzalco para brindar un albergue temporal a las familias.

Según consta en el acta ministerial, Sabás Franco Téllez y Marco Peña, encargados del campamento, azuzaron a los llamados "plenistas", quienes tienen a su cargo a su vez los siete sectores en que se subdivide el campamento, cada uno de entre 20 y 30 lotes y apoyan a los dirigentes en la organización de los actos.

Gancho antorchista

Según testimonios recabados entre los mismos antorchistas que se encuentran en plantón en el Zócalo, el gancho de afiliación casi siempre son los carteles que pegan cerca del campamento en la bodega de Conasupo, próximo al paradero del Metro El Rosario, los volantes en los que piden acudir a un local ubicado en la calle Doctor Lucio número 5, colonia Doctores, para dar información, o la mesa que colocan en el plantón del Zócalo también ofreciendo vivienda.

Una vez que se establece el contacto quedan registrados como "solicitantes" y si están interesados en participar comienza un periodo de prueba de tres meses asistiendo a plantones y mítines y realizando colectas.

Al ser aceptados en alguno de los campamentos, se les cobra una cuota de ingreso de mil pesos más 500 por el material con el que levantan su choza, algunas tablas, láminas de cartón y plásticos, en un espacio de unos 7 metros cuadrados.

Cada semana uno o dos personas de cada lote deben participar, por lo menos una vez durante todo el día, en el plantón del Zócalo, donde están al frente Indalecio y Marcos Peña. La jornada comienza a las 6 de la mañana, con un mitin frente al edificio de Gobierno que se prolonga hasta las 8 de la mañana, después de esto les dan de desayunar café, huevo o frijoles, para luego mandarlos a "colecta". Al día, deben reunir mínimo 50 pesos, a las dos de la tarde deben regresar a comer, sopa de pasta, arroz y caldo de verduras, para luego realizar la segunda manifestación del día dando vueltas por el Zócalo, gritando consignas contra el Gobierno de la ciudad.

Si no han reunido aún los 50 pesos de cuota, deben salir nuevamente a la colecta. Otros, en tanto, después del mitin matutino, son enviados a la Central de Abasto (Ceda) o a mercados públicos a solicitar apoyo, tanto en alimentos como económico, pues ellos mismos deben pagar el taxi de regreso al Zócalo con las cajas de verduras que consiguen en la Ceda. En total, unas 50 personas realizan esta actividad diariamente.

Pero eso no es todo, pues cada familia está obligada a entregar cuotas semanales de 50 pesos; comprar boletos para rifas de despensas, cuatro entre todas las colonias que tiene Antorcha Popular en la ciudad, realizadas con los mismos víveres que ellos tienen que entregar u electrodomésticos que nunca ven o desconocen quién los gana (han llegado a rifar un auto último modelo "fantasma"); cooperar para las movilizaciones que realizan en los estados de la República, como las que recientemente realizaron en Michoacán y Tabasco; comprar boletos para los bailes que se organizan en los campamentos, e incluso a cooperar para comprar 55 suscripciones de la revista Buzos que la organización publica en Puebla, con un costo de 650 pesos cada una y que posteriormente se rifa entre los afiliados, todo lo cual consta en los comprobantes y recibos que los líderes les entregan a cambio.


Boletos para rifas y comprobantes de pago que entrega la organización luego de las "colectas" que realiza

 
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