Los Diez Mandamientos, a juicio en EU
DAVID BROOKS CORRESPONSAL
Washington, 1º de marzo. Hay prioridades en esta ciudad: ahora la palabra de Dios será sometida a juicio.
Esta semana la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos analizará si el mensaje que bajó Moisés de la montaña puede ser exhibido públicamente en las sedes gubernamentales del país.
El debate sobre los Diez Mandamientos como expresión político-cultural oficial llega a la instancia más alta del poder judicial de este país. La controversia no tiene que ver con si alguien en el gobierno ha violado dos, tres, tal vez todos los mandamientos, sino si estos pueden ser exhibidos en edificios, tribunales, oficinas y otros espacios gubernamentales.
El asunto llega finalmente a la Suprema Corte este miércoles en dos casos separados: uno sobre un monumento a los Diez Mandamientos situado desde 1961 en el Capitolio estatal de Texas, en Austin, y el otro el de copias enmarcadas de las 10 reglas divinas que se exhibían en dos tribunales en Kentucky.
La controversia ha provocado fallos encontrados en los tribunales inferiores, algunos han ordenado la remoción iconográfica de los Diez Mandamientos por considerar que se viola el mandato constitucional de separación entre el Estado y la Iglesia, mientras otro juez consideró que son parte de la tradición legal del país; más de 25 casos parecidos han pasado por los tribunales en los pasados 20 años.
Hace 15 meses el juez en jefe de Alabama perdió su puesto a causa de esta controversia, al rechazar un fallo para retirar un monumento a los Diez Mandamientos de un edificio de los tribunales; abogados, defensores de libertades civiles y otros han debatido este tema en varias ciudades.
Pero el origen de uno de los casos, el de Texas, tiene otra vertiente que lo hace singular: el demandante de que el estado de Texas deje de apoyar oficialmente la religión judeo-cristiana al exhibir el monumento a los Diez Mandamientos en el Capitolio, es un hombre sin techo, un homeless, abogado con licencia suspendida que vive en una tienda de campaña.
Resulta que cuando Thomas van Orden caminaba por los jardines del Capitolio estatal de Texas, en Austin, hacia la Suprema Corte, donde acostumbraba pasar el día en la biblioteca estatal, se topó con el monumento de unos tres metros de alto -regalo de la Orden Fraternal de Aguilas al estado, entregado en 1961-, y fue ahí donde se le ocurrió la idea de interponer la demanda, ya que para él representaba una violación constitucional de la separación entre el Estado y la Iglesia.
Van Orden se califica como un "pluralista religioso". Una severa depresión destruyó su vida familiar y su carrera, y se quedó viviendo en las calles. Se atrevió a desafiar el estado porque, dijo, "no tengo mucho que perder", según reporta el Washington Post.
Por este hombre, junto con el caso de Kentucky, la Suprema Corte de Estados Unidos ahora está por decidir la controversia respecto de si exhibir los Diez Mandamientos en terreno gubernamental -sea en un monumento o en un papel encuadrado- es una violación de la Primera Enmienda al establecer un endoso de una religión por el Estado.
La última vez que la Suprema Corte abordó el tema, falló en contra de una ley en Kentucky que obligaba a todas las escuelas públicas a exhibir copias de los Diez Mandamientos en sus aulas.
Un experto constitucional de la universidad de Duke representará el caso de Van Orden ante la Suprema Corte, aunque él elaboró y argumentó el caso en todos los niveles anteriores. Ahora es conocido como el "abogado homeless" que retó al Estado.
El monumento de los Diez Mandamientos en Austin es uno de miles eregidos en el país hace más de 40 años por la Orden Fraternal de Aguilas, grupo cívico que en aquel entonces contó con el apoyo del famoso director Cecil B. DeMille, quien estaba promoviendo su película de Hollywood Los Diez Mandamientos.
Los argumentos legales giran sobre si los Diez Mandamientos sólo son expresión religiosa o ya tienen un significado secular. Ahora, todos esperan ver cómo los supremos jueces interpretarán los casos, si se limitarán a los detalles particulares de cada uno o buscarán ofrecer un fallo general sobre la cuestión.
Pero como señala el New York Times, también tendrán en cuenta el impacto político de una decisión en un país donde la religión es cada vez menos separable de la política, y seguramente buscarán evitar un encabezado de la nota en los medios que declare "Suprema Corte desecha los Diez Mandamientos".
Otros señalan que es una pena que, en este caso, el asunto no sea el contenido de los Diez Mandamientos, sino sólo su exhibición, ya que el gobierno estadunidense no podría escaparse fácilmente de un juicio sobre si ha cumplido o no con algunas de las órdenes divinas (por ejemplo, esa de que no matarás). O como recordó a La Jornada un observador en Washington, hablando de monumentos divinos, ese mandamiento que establece que no adorarás a ídolos falsos.