Usted está aquí: domingo 6 de marzo de 2005 Mundo Juzgarán a cuatro militares británicos por matar a golpes a un civil iraquí

Señalan fiscales que no hay suficientes pruebas para procesar a coacusados

Juzgarán a cuatro militares británicos por matar a golpes a un civil iraquí

Testigos rehúsan dar evidencias, luego de que soldados cerraran filas en torno al caso

SEVERIN CARRELL

Londres, 5 de marzo. Un sargento y tres soldados enfrentan cargos por la muerte del iraquí Baha Mousa, recepcionista de un hotel, quien murió después de una golpiza que le dieron efectivos del ejército británico, reveló The Independent on Sunday.

Los cuatro, miembros del regimiento real de Lancashire, podrían ser enjuiciados en las próximas semanas por ofensas, que incluyen el homicidio de Mousa, ocurrido el 14 de septiembre de 2003, interferir en la acción de la justicia y agresión.

Sin embargo, la fiscalía militar no ha logrado presentar cargos por tortura y agresiones sufridas por otros ocho hombres arrestados junto con Mousa, incluido el caso de Kifah Taha, quien padeció una falla renal que casi lo mató después de haber sido golpeado por los uniformados.

Los fiscales, quienes están bajo presión para presentar un caso sin posibles atenuantes, creen que no hay suficiente evidencia contra los soldados sospechosos de cometer abusos contra los ocho iraquíes como para presentar cargos en su contra. Miembros del regimiento han cerrado filas en torno del caso, por lo que testigos rehúsan dar evidencias.

Phil Shiner, de la Asociación de Abogados Públicos en Birmingham, dijo que sería "una desgracia" si nadie persigue a quienes atacaron al señor Taha y a sus colegas. "Eso confirmaría que el ejército es incapaz de investigarse. La evidencia otorgada a los fiscales es inadecuada, debería haber una investigación independiente en estos casos", señaló.

El inminente juicio contra cuatro miembros del regimiento, un sargento, un cabo de primera clase y dos soldados, ha revelado hasta ahora los abusos y la negligencia que privaron en las fuerzas británicas destacamentadas en Irak.

Un documento difundido la semana pasada por Adam Ingram, encargado de las fuerzas armadas en el Ministerio de Defensa, revela que 35 oficiales y soldados fueron denunciados por maltrato o conducta inapropiada contra civiles iraquíes.

La cifra incluye dos casos que ya están en proceso y resultaron en las condenas, el mes pasado, de cuatro miembros del regimiento real de fusileros por maltratos, fotografiados en el campo de almacenamiento conocido como Canasta de Pan, así como en el juicio contra el soldado Kevin Williams por el asesinato del abogado iraquí Hassad Sayyad.

En la lista del Ministerio de Defensa hay otros 162 casos, incluyendo 14 que derivarán en juicios, y otros 112, la mayoría relacionados con tiroteos contra insurgentes, que han sido cerrados.

El fracaso en tratar de presentar cargos contra otros miembros del regimiento de Lancashire en el caso de Baha Mousa intensificará demandas para que haya reformas profundas en el sistema de vigilancia judicial dentro del ejército.

En diciembre pasado la Corte Suprema criticó duramente el manejo que hizo el Ministerio de Defensa del caso Mousa, afirmando que el gobierno había violado los derechos humanos al no investigar adecuadamente, y señaló que la pesquisa realizada por la policía militar fue ineficiente y "dilatoria".

El procurador general, Lord Goldsmith, presiona al secretario de Defensa, Geoff Hoon, para que dé un papel más relevante a los fiscales del ejército en la investigación y quiere que los comandantes renuncien a su derecho de controlar las pesquisas internas.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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