Usted está aquí: domingo 6 de marzo de 2005 Opinión Las nubes

Las nubes

Cristina Pacheco

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MAR DE HISTORIAS

Hasta hace algunos años, durante febrero y marzo, la calle de Todosantos se llenaba de niños con sus papalotes. Muchos me pedían permiso para subir a la azotea y soltarlos a ver cuál volaba más alto. Al ganador le aplaudíamos como locos. Nuestro alboroto contagiaba a Rambo y Killer. Como entonces eran cachorritos, los sacábamos de su jaula para que corrieran mientras que los chamacos, tirados en el piso, se entretenían buscándoles formas a las nubes que el viento empujaba.

¡Aquella parece lagartija! ¡La más gordita es un oso! ¡La que está pasando es un camello!

Faltaba mucho tiempo para que a Rodolfo lo llamáramos Cosa Loca, pero ya desde entonces era muy especial. Lo recuerdo con la cabeza levantada y diciéndole a Jobita:

Mamá, mira esa nube. ¿A poco no es como las olas del mar?

De todo eso ya no queda nada. El único que no ha cambiado es el viento. Tal como entonces, levanta remolinos, dispersa la basura, desgreña los árboles, arrebata la ropa de los tendederos, tira los cables de luz, cimbra las ventanas, sacude las puertas, se cuela por los resquicios cargado de polvo, malos olores y chismes:

Señito: ¿le cuento? Bueno, pero no vaya a decir que se lo dije. ¿Qué cree? El Tatacho fue a cenar a Beba's con tres amigos. Con todo y que iban hasta el gorro estuvieron tomando cervezas. Cuando empezaron a hacer escándalo Genoveva les pidió que mejor se fueran a otra parte y les presentó la cuenta. El Tatacho le pagó con un billete de a mil y le dijo que si ella quería vender su pinche fonda, él se la compraba y al puritito contado.

Conozco a Genoveva. No creo que piense en rematar su negocio y mucho menos en hacer negocios con El Tatacho. Lo he visto con gente muy rara. Me pareció que eran narcos; pero ahora, con lo que me platicó Guadalupe, ya no me cabe duda. ¿De dónde más va a sacar tanto dinero? Aunque sea modesta, la fonda Beba's ha de valer su buen pico.

El Tatacho era de los mejores soltando papalotes y con el balero ¡ni se diga! Siempre pensé que iba a ser artista porque, además, le rezumbaba para las imitaciones. El 31 de diciembre hizo una muy buena de Ricky Martin. Se veía contento hasta que lo llamaron a su celular. Se fue al pasillo y habló en voz baja. Cuando terminó tenía la cara afilada, pálida. Le preguntamos qué pasaba. Nos respondió imitando la voz de Cantinflas: "¿Pero cómo que de que... bueno, ton's qué, chatita? Digo, ¿qué, a poco así nos llevamos? Seré humilde pero no crea que yo... Bueno, pos allí está el detalle. Y guárdeme mi molito porque quiero que nomás que yo regrese me le ponga frijolitos".

Estábamos divertidísimos y le suplicamos que no se fuera. El Tatacho nomás movió la cabeza, dio media vuelta y se fue. No creo que lo haya hecho por su gusto, sino porque alguien lo estaba obligando. Corrí tras él y le recomendé que se cuidara. Me respondió: "Como dijo aquel: allí está el detalle". Para mí que en ese momento El Tatacho se metió en problemas.

II

Raquelito está inconsolable porque hoy en la mañana encontró a sus palomas envenenadas en el atrio de Santa Brígida. Jura y perjura que todo es obra de El Gorila.

No creo que haya sido él. A ese muchacho todo el mundo le carga la mano sólo porque es muy feíto. Para mí que el maldoso fue Mateo, el nuevo sacristán. No me cae bien ni mal y apenas lo conozco, pero el día que le pregunté si estaba contento en Santa Brígida, me contestó: "El padre Castorena es bueno y el trabajo está bien. Lo que no me gusta es que ha-ya tantas palomas. Me dan miedo, porque allá en mi pueblo a un señor le comieron los ojos".

Le dije que eso era imposible, porque las palomas son animalitos muy tranquilos y buenos, y por eso cuando se habla de paz siempre las dibujan o las retratan. Mateo soltó una carcajada: "¿Usted ha visto un duelo de palomas? Yo sí, en mi pueblo, y es bien gacho".

Es muy difícil acabar con las palomas. Otras nuevas aparecieron en el atrio. Por culpa de Mateo, cuando cruzo por allí y se levanta la parvada, me cubro la cara por temor a que me saquen los ojos.

III

¿Quién cree que llegó en un coche muy elegante? ¡Carmela! Cuando se dio cuenta de que la había visto se bajó a saludarme y me presentó dizque a su primo. No recuerdo su nombre, pero está guapo y bien chavito en comparación con Carmela, que ya anda por los cuarenta... si no es que más. ¿Usted qué piensa: andarán?

Le recordé a Belén que no me gusta meterme en las vidas ajenas y que ella, en vez de andar con chismes, debía subir a la azotea por su ropa antes de que se la llevara el viento. La verdad, si yo fuera ella, tendería mis calzones en el baño para que nadie los viera. Y es que Belén se compra cada cosa... Ni la Karen tiene tangas como las suyas: chiquititas, con plumas, con flores y hasta con agujeros. Lo que no entiendo es para qué se las pone Belén: no es casada, que yo sepa no tiene amante. ¿Entonces?

No voy a quebrarme la cabeza por culpa de Belén. La que me preocupa ahora es Carmela. Desde hace tiempo la he visto muy cambiada, más tranquila, contenta. Pensé que se debía a que Fabián ya no la hostiga con sus celos ni la humilla como antes.

Eso sí me consta. Carmela subió a suplicarme que la dejara dormir en mi sala. Fabián la había echado del departamento con el pretexto de que ella no era digna de vivir bajo su mismo techo.

No resistí la curiosidad y le pregunté a Carmela la razón de que su marido se portara tan mal. Me respondió llorando, avergonzada: "Fabián cree que soy mala porque me acosté con él antes de que nos casáramos". Me reí y hasta me atreví a darle un consejo:

"Cuando te salga con eso, recuérdale que lo hiciste porque él te lo pidió. De-bería estar agradecido contigo".

La respuesta de Carmela me dejó noqueada: "Se lo he dicho, pero siempre me sale conque si yo no me le hubiera entregado, él habría podido colmar su ilusión de una auténtica noche de bodas. Deveras no entiendo que Fabián me tenga tanta desconfianza, porque yo no le doy motivo. Si fuera de otro modo a usted se lo diría. No es por nada, pero la aprecio mucho y le tengo confianza".

Todo eso me resulta increíble, pero más lo que está sucediendo: ahora, cuando Fabián podría tener motivos para celar a Carmela, no lo hace. A lo mejor no se da cuenta o tal vez sí, pero ahorita no lo demuestra porque está esperando el momento de vengarse a sus anchas.

Y el otro, el primito, ¿qué? Belén insistió en que el tipo es guapo y mucho más joven que Carmela. Como quien dice, el hombre va en caballo de hacienda mientras que la otra va a pie. Si las cosas son como parecen, me imagino que Carmela estará muy ilusionada. De seguro no se ha puesto a pensar en qué hará cuando termine su aventura -porque no creo que el joven esté pensando en casarse- y ella vuelva a quedar en manos de un marido que, ahora sí, podrá acusarle de todo lo que se le dé la gana. Porque claro, Fa-bián no va a reconocer que si Carmela metió la pata, él también es culpable por haberla tratado tan mal.

IV

Por si no me hubiera bastado con lo que oí durante todo el día, en la noche subió Rafa a visitarme. Venía del Centro Conductual. Gracias a que le dio cien pesos a los custodios pudo hablar con Daniel. Me dijo que el niño está muy flaco y se portó muy indiferente. Al despedirse le pidió que le diera un recado a Consuelo:

Dile a mi mamá que ya se despierte para que venga a recogerme. Aquí estoy muy triste porque no me permiten ver la tele.

Esa pobre criatura aún no comprende que su madre está muerta porque él, jugando, le disparó un balazo. Actuó sin malicia, seguro de que ella resucitaría como lo hace siempre, después de una batalla, la heroína de sus caricaturas predilectas: Kroa La Salvaje.

 
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