Piratas y emperadores, de Noam Chomsky
La llamada "guerra contra el terrorismo" de Estados Unidos no es una política reciente ni tiene su origen en los atentados del 11 de septiembre.
Su historia se remonta a los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush padre, y en este caso el libro Piratas y emperadores. Terrorismo internacional en el mundo de hoy, de Noam Chomsky, uno de los principales críticos al gobierno de su país y colaborador de esta casa editorial, se convierte en un referente necesario para comprender lo que ha sucedido en las últimas dos décadas y cómo el "enemigo terrorista" ha cambiado a lo largo de ese tiempo.
El libro, publicado en inglés en 1986 y reditado en español por Ediciones B, mantiene el prefacio original y se actualiza con una introducción escrita en 2002 tras los atentados del 11-S.
Los primeros cinco capítulos de esta edición, explica Chomsky en la introducción, "se refieren a la primera fase de la 'guerra contra el terror', durante los gobiernos de Reagan y Bush", mientras que el capítulo sexto se refiere a la segunda parte de esa política "redeclarada" a partir del 11 de septiembre de 2001, y el capítulo siete se vincula al capítulo cuatro por el tema: Medio Oriente, una de las regiones que tradicionalmente han sido objeto de las medidas antiterroristas de las administraciones estadunidenses, al igual que Centroamérica y Cuba.
El terrorismo, concepto que comenzó a utilizarse en el siglo XVIII, ha cambiado su definición primera, cuando se refería a los actos violentos realizados por un gobierno para garantizar la sumisión del pueblo, derivó hacia "la amenaza o uso de violencia para intimidar o coaccionar (generalmente con fines políticos, religiosos o de otra índole)" hasta llegar al concepto de "terrorismo internacional", que sólo es tal cuando "la perpetra el 'otro bando', no el nuestro".
De ahí parte el intelectual para un desglose de las actividades que ha realizado Estados Unidos en distintas parte del planeta para "salvaguardar" su seguridad nacional; pero si esas mismas acciones fueran cometidas por otros países recibirían automáticamente el calificativo de terroristas.