El PRD y la ley Monsanto
El 14 de diciembre de 2004 la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Biodiversidad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), mejor conocida como ley Monsanto. Dos meses después, el 15 de febrero de este año, la Cámara de Senadores ratificó el proyecto. Muchos legisladores del PRD votaron a favor de la nueva legislación.
La ley expresa prácticamente sin mediaciones los intereses de los monopolios de la industria biotecnológica de la que Monsanto es líder. En lugar de cuidar los intereses de los campesinos, de proteger el medio ambiente y de ver por la salud de los mexicanos, la nueva norma permite la distribución y liberación al ambiente de organismos transgénicos con probables y severos riesgos para la soberanía alimentaria, la salud humana y la biodiversidad.
Muchas y muy autorizadas voces se levantaron contra la nueva legislación. Investigadores, académicos, campesinos, ecologistas alertaron sobre las negativas consecuencias de la reforma. Pero a los legisladores no pareció importarles mucho las advertencias. En vez de escuchar a la sociedad, se plegaron a los intereses de las grandes compañías. A favor de esa ley votaron 319 diputados, 105 lo hicieron en contra y 17 se abstuvieron. En el Senado 87 sufragaron a favor de la iniciativa, 16 la rechazaron y seis se abstuvieron.
En contra de lo que pudiera suponerse y de los intereses que dicen defender, 31 diputados del PRD se sumaron a la reforma legal y cuatro más se abstuvieron. Meses después, cuando el debate había subido de tono y el repudio de una parte importante de la comunidad académica a la nueva legislación era evidente, un senador del sol azteca votó a favor de la ley Monsanto, otro más se abstuvo y 12 se manifestaron en contra.
Entre los diputados perredistas que apoyaron la legislación se encuentran personalidades como Pablo Gómez y Emilio Zebadúa, así como Pascual Sigala, dirigente de la Red Mocaf (una coordinadora de productores forestales), y el líder de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Agustín Rodríguez. Dentro de esta lista están también los coordinadores de las redes ciudadanas de apoyo a Andrés Manuel López Obrador: José Agustín Ortiz Pinchetti y Socorro Díaz, así como el candidato a secretario general del partido en el Distrito Federal, Gilberto Ensástiga, y Alonso Raya, dirigente del magisterio, aliado de Elba Esther Gordillo.
En el Senado votó a favor de la iniciativa el perredista Antonio Santiesteban y se abstuvo Demetrio Sodi, el mismo que se sumó a la reforma indígena repudiada por los indios y el Seguro Popular.
Entre los cuatro diputados del PRD que se abstuvieron estuvo, sorpresivamente, Víctor Suárez, quien habló contra la ley en diversos foros, pero que no votó contra ella a la hora de la verdad. Promovió, sí, una moción suspensiva el día del debate en la Cámara que no prosperó.
El PRI sintió que la propuesta de moción suspensiva violaba los acuerdos que había hecho en los "oscurito" con diputados perredistas, y mandó a tribuna a Julián Nazar, un personaje del Bronx, para exigirle a Suárez que se sostuviera en los compromisos y votara a favor de la iniciativa. Fiel a su estilo golpeador comenzó su intervención diciendo que "es lamentable ver cómo algunos se revuelcan como marranos para poder cobrar como príncipes", para luego exigir el cumplimiento de lo pactado. "Me preocupa la actitud de aquellos -afirmó- que la semana pasada me dijeron que modificáramos el 101 porque ya el 88, que era el centro de origen de nuestras semillas, se había corregido. Y me dijeron que yo me acordara del 10 de Mayo de sus jefecitas si no cumplían el día martes. Me reservo lo que ellos me pidieron, por respeto a sus jefecitas."
Víctor Suárez respondió preguntando por la relación entre Nazar y el grupo paramilitar de los chinchulines en Chiapas, pero no aclaró nada sobre los compromisos adquiridos con el PRI. A la hora de votar, en lugar de oponerse a la ley Monsanto, se abstuvo y, más adelante, promovió algunos cambios en lo particular, insignificantes ante la gravedad de lo aprobado.
Originalmente, la iniciativa de LBOGM fue presentada en el Senado hace casi dos años por el legislador del PRD Rodimiro Anaya, presidente en aquel entonces de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado. Aunque meses después varios diputados de ese partido objetaron la propuesta, sus compañeros de Legislatura de Acción Nacional y del PRI siguieron adelante con ella.
El resultado de la ley está a la vista. De acuerdo con los más sensatos investigadores del tema no hay en ella prácticamente nada recuperable. Para tratar de "mejorarla", los legisladores perredistas se enfrascaron en una negociación cupular que dio la espalda a la sociedad. El resultado fue fatal. Por evitar un supuesto "maximalismo" terminaron cayendo en la claudicación.
A fines del año pasado, el Consejo Nacional del PRD acordó oponerse a la ley Monsanto. La orientación, por lo visto, tuvo sin cuidado a una parte muy importante de los legisladores del instituto político. Curiosamente, 34 diputados del PRI, algunos de ellos líderes de centrales campesinas tradicionales, votaron en contra de la ley, a pesar de las presiones de sus dirigentes partidarios. No sucedió lo mismo en el Senado, donde unánimemente el tricolor aprobó el proyecto de ley.
Al igual que sucedió con la reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas, y a pesar de los legisladores que consecuentemente se opusieron a la ley Monsanto, con este episodio legislativo el PRD reafirma su imagen de partido inconsecuente, desligado de importantes actores sociales, incapaz de escuchar a la sociedad. Ese es el PRD real, el de carne y hueso. Lo demás son palabras.