Usted está aquí: martes 8 de marzo de 2005 Opinión Caravaggio: un sol negro

Teresa del Conde /I

Caravaggio: un sol negro

El último libro de importancia sobre Caravaggio apareció publicado por Henry Holt and Co. en 1999. Su autor es Peter Robb y se titula "M". The man who became Caravaggio. Ahora existe la versión en español por Editorial Océano, pero al parecer el título difiere un poco. La meta de Robb, un autor que yo desconocía (antes escribió sobre Sicilia y pensé que ese texto suyo se refería a la mafia siciliana) es en realidad una monografía espléndida que recoge investigaciones recientes, como la de Howard Hibbard y la de Susan Langdon, a más de otros documentos de su propia cosecha.

La primera lectura, algo ''dinámica" que hice de ese libro, efectuada cuando apareció, no me convenció mucho debido a mi veneración por Longhi, Friedlander, Denis Mahon y Howard Hibbard (1983). Específicamente éste sí se aplicó a la lectura sicobiológica de la obra del pintor lombardo, tan controvertido en su tiempo y tan admirado sobre todo después de una exposición ya legendaria, de la que mucho se ha escrito, que tuvo lugar en Roma hace poco más de medio siglo.

No la conocimos, pero los fans de Caravaggio sabemos sus secuelas, incluidos los múltiples simposios que han tenido lugar no sólo en Italia, sino en otros países a partir de entonces. Por eso la prensa internacional está equivocada cuando afirma que la actual exposición londinense, Caravaggio, los últimos años, es un redescubrimiento.

Caravaggio no ha caído en el olvido jamás y su bibliografía se remonta a su colega y adversario G. Baglione, que escribió cuando ''M" aún vivía y luego le dedicó el capítulo más amplio de sus Vidas. Michelangelo da Merisi detto Il Caravaggio murió a los 39 años en 1610 y Baglione lo sobrevivió casi cuatro décadas. Sucesivos y simultáneos aparecieron textos sobre este pintor a lo largo del siglo XVIII y Jacques Lous David lo retoma en su pintura durante los inicios del XIX. A Stendhal se le atribuye también el siglo XIX ''su oscurecimiento", llega a llamarlo ''infame", no sin cierta razón.

En el siglo XX la fama de Caravaggio es tal que llega a oscurecer la de muchos otros. Y prosigue en el XXI. Conozco pintores que van a realizar su peregrinaje a Londres antes de que termine la exposición (a finales de mayo) sólo para ver a Caravaggio. Entre ellos está Benjamín Domínguez, quien expone actualmente una antológica retrospectiva en el Centro de las Artes (Parque Fundidora) de Monterrey.

El título (en inglés) del libro de Robb, se debe a que su tesis principal es la siguiente: Michele ''se fue volviendo" Caravaggio, nombre de la entidad con la que lo asimila. El es mucho más famoso que el marquesado cercano a Milán, donde ni siquiera nació. Lo es en virtud de su fuerza interna, de sus exabruptos no traspuestos a su pintura, pero sí a sus actos existenciales. El principal de los mismos, efectuado en Roma, en cierto modo en ''legítima defensa", ha sido bien tratado, entre otros, por el extinto cineasta Derek Jarman.

Además, Caravaggio ejemplifica en su tiempo una Iglesia de izquierda, propiciada por los oratorianos. Hay un momento en el que ofrece un quiebre en su pintura y se vuelca a los encargos religiosos, siempre auspiciados por instancias contrarreformísticas. Esto sucede a partir del Ciclo San Mateo en San Luis de los Franceses de Roma.

Por lo que respecta a los seguidores de este pintor, conviene tener en cuenta que el mismo Rubens adquirió la pintura que fue rechazada por los frailes carmelitas: La muerte de la Virgen (con iconografía opuesta al llamado ''tránsito") para las colecciones del Duque de Mantua, de donde el cuadro pasó al Louvre. No se exhibe en la muestra de la National Gallery de Londres, porque es todavía una pintura realizada en Roma (anterior a 1605-1606) , pero sobre todo porque el Louvre no la hubiera prestado.

Aclaro que tuve acceso a la muestra londinense (que no vi colgada en su totalidad), cuando se distribuyeron las piezas -no todas- ya con el espléndido diseño museográfico realizado. Pura tenebra, cual procede, con las luces enfocadas a los cuadros en determinados ángulos.

A esta muestra la antecede la exposición con el mismo título en el museo de Capodimonte, Nápoles, donde llegaron a conjuntarse 30 obras incluyendo la Decapitación del Bautista de la Valletta de Malta; el pintor estuvo allí en dos ocasiones hacia 1607. En Londres se lograron exhibir sólo 16, habida cuenta de que la National Gallery tiene a Caravaggio en su acervo, con la Cena de Emaús, célebre porque Cristo es un joven imberbe cuya identidad es descubierta por los dos discípulos, debido al gesto con el que bendice una mesa por cierto muy bien servida. Este cuadro es, no obstante, del periodo romano (ca. 1601).

 
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