Usted está aquí: martes 8 de marzo de 2005 Cultura ''Luis González y González supo aguzar el oído para escuchar los latidos de la historia''

El escritor Fernando del Paso evocó la vida y la obra del autor de Pueblo en vilo

''Luis González y González supo aguzar el oído para escuchar los latidos de la historia''

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Fernando del Paso, ayer, durante el homenaje p�mo a Luis Gonz�z y Gonz�z FOTO Yazmin Ortega Cort�

El regodeo en el lenguaje y el respeto por la literatura son dos de los atributos que pueden apreciarse con claridad en la vida y la obra del historiador Luis González y González.

Así lo señaló el escritor Fernando del Paso, durante el homenaje que El Colegio Nacional rindió ayer al especialista michoacano, a poco más de un año de su muerte ocurrida el 13 de diciembre de 2003.

El acto, efectuado en el aula mayor de esa institución, consistió en develar un retrato con la efigie de González y González, así como un discurso a cargo de Del Paso, en el que durante 50 minutos entremezcló aspectos biográficos del homenajeado con comentarios sobre el trabajo y la obra de éste.

De esa manera, recordó las épocas de infancia, juventud y madurez del historiador; sus estudios y los ambientes e instituciones en las que desarrolló su trabajo, entre ellas El Colegio de México. También se refirió a la amplia generosidad y el trato afable que prodigaba hacia los otros, así como su virtud de buen conversador.

Definió además que González y González supo desarrollar todos sus sentidos. Eso es algo esencial para todo historiador, agregó. ''Un olfato fino, por ejemplo, para oler lo que de podrido puede haber, no sólo en Dinamarca, sino en la historia patria, y aguzar el oído para saber escuchar los latidos de la historia y las taquicardias paroxísticas de los motines y las revolufias".

Entre los aspectos que ocuparon la atención de Fernando del Paso fue el buen sentido del humor que cultivó el historiador en su quehacer, así como su capacidad para manejar el idioma y lograr que las personas pudieran entender una disciplina tan compleja como la que él ejercía.

''Don Luis se regodeaba en sus escritos. Sabía colocar en su lugar no sólo algunas palabras castizas de pícara sabrosura, sino sobre todo algunos de los mexicanismos más suculentos de la lengua que se habla por estos lares y convidar al lector a paladearlos", señaló.

En el resto de su discurso, Del Paso se detuvo en detallar aspectos de dos de las obras de González y González: Pueblo en vilo y El oficio de historiar.

En la primera, al recrear la historia de su lugar de nacimiento, San José de Gracia, Michoacán, el historiador ''hizo de uno de los pueblos mas pequeños de nuestra geografía, uno de los pueblos más notables de nuestra historia", destacó el autor de Noticias del Imperio.

Mientras que de El oficio de historiar, subrayó que se trata de un libro referente no sólo para quienes se adentran en el estudio de la historia, sino para los especialistas hechos y derechos.

Se trata, dijo, de ''un cúmulo inapreciable de gentiles advertencias y consejos prácticos", que incluye un amplio panorama de las ideas y pensamientos de todos aquellos que se han dedicado a la filosofía de la historia, la teoría del saber histórico, los métodos y las técnicas de investigación y la didáctica.

 
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