Usted está aquí: miércoles 9 de marzo de 2005 Mundo Rechaza el Congreso boliviano la renuncia de Carlos Mesa

El presidente agradece el respaldo del pueblo que "entendió mi mensaje"

Rechaza el Congreso boliviano la renuncia de Carlos Mesa

Anuncia un acuerdo con el Legislativo para aprobar una ley de hidrocarburos "que respete la soberanía"

El opositor MAS se niega a firmar el pacto

Bloqueos en 50 localidades del país

AFP, DPA Y REUTERS

Ampliar la imagen El presidente Carlos Mesa saluda desde el balc�el palacio presidencial en La Paz a seguidores que celebraron ayer su permanencia en el cargo FOTO Reuters

La Paz, 8 de marzo. El presidente Carlos Mesa, luego que el Congreso rechazó por unanimidad su renuncia, agradeció esta noche al pueblo "haber entendido mi mensaje y haber respaldado la continuidad de la democracia", y anunció un acuerdo con el Legislativo que incluye aprobar una ley de hidrocarburos que respete la soberanía, pero también la "seguridad jurídica para quienes apuestan por el país", sin precisar si se habló de un porcentaje de las ganancias que se llevarán las trasnacionales petroleras.

Mesa convocó además para el jueves "a todos los bolivianos que salgan a las calles para expresar nuestra oposición militante y radical en contra de los cierres de carreteras. Hay que ir en contra de los bloqueos de caminos que mantienen sectores sindicales y campesinos contra las trasnacionales del agua y del gas".

Bolivia tiene la mayor reserva de gas de Sudamérica, después de Venezuela, pero también es el país más pobre de la región.

Al inicio de su discurso ante el Congreso, Mesa aseguró que la renuncia que anunció el pasado domingo no fue resultado de "un cálculo político", sino una decisión tomada porque "el país estaba llegando a un punto muerto" para resolver sus problemas, y vivía en una "espiral de violencia" estimulada por "sectores radicales" que creen que la única forma de lograr sus objetivos es bloqueando el país.

Seguir así era "suicida", aseguró el mandatario, quien al anunciar su renuncia apuntó directamente al líder campesino y de la oposición, el indígena Evo Morales, cuyo Movimiento al Socialismo (MAS) rechazó la renuncia pero no suscribió el acuerdo.

Algunos analistas habían sostenido que la renuncia era un movimiento político de Mesa para lograr el desgaste del MAS y la salida del escenario de Morales, posible candidato presidencial para 2007, quien impulsa un margen de regalías de 50 por ciento en la ley de hidrocarburos, al que se oponen las petroleras.

Según Morales, la renuncia era un "chantaje" para evitar la discusión de la ley de hidrocarburos e imponer otra que favoreciera a las trasnacionales petroleras.

En una sesión que demoró cinco horas en iniciar, en la búsqueda de un acuerdo, el Congreso rechazó por unanimidad la renuncia de Mesa, y ratificó su mandato hasta agosto de 2007.

La renuncia del mandatario, periodista e historiador que goza de gran popularidad, fue rechazada sin debate y en dos instancias, por aclamación y por signo, o sea, levantando la mano.

En menos de cinco minutos 157 congresistas desestimaron la dimisión del gobernante. Un acuerdo entre las principales fuerzas políticas, que no suscribió el opositor MAS, para garantizar la gobernabilidad mediante una tregua social y una nueva ley de hidrocarburos, allanó la ratificación del jefe de Estado.

Tras la votación, Mesa fue invitado al hemiciclo parlamentario para suscribir el acuerdo junto a los presidentes de las cámaras de Senadores, Hormando Vaca Diez, y de Diputados, Mario Cossío.

En su discurso, el gobernante calificó el acuerdo de "importante" para "resolver con sensatez, con racionalidad, con espíritu de paz y con espíritu de futuro una crisis institucional".

Aseguró que su dimisión fue resultado de una "presión insostenible" que iba camino a hacer inviable al país.

Agradeció por ello al pueblo de Bolivia, "porque entendió mi mensaje y ha respaldado la continuidad de la democracia".

Anunció entonces las tareas derivadas del acuerdo logrado entre el Ejecutivo y el Legislativo, con la excepción del MAS, movimiento que había adelantado ayer que rechazaba la renuncia, pero que eso no significaba que debiera firmar el acuerdo, que incluye la discutida ley de hidrocarburos.

La primera tarea "es la aprobación de una ley de hidrocarburos (...) que respeta rigurosamente el referendo" del gas realizado en julio pasado, apuntó Mesa.

El referendo vinculante ordena, entre otros puntos, que se "cobre impuestos y/o regalías a las empresas petroleras llegando a 50 por ciento del valor de la producción del gas y el petróleo en favor del país".

El MAS quiere justamente que ese sea el porcentaje de las regalías, pero las trasnacionales petroleras hablan de que es "confiscatorio", y el porcentaje que manejan otras fuerzas es de 18 por ciento de las regalías, y fijar impuestos.

Mesa dijo que el acuerdo respeta el concepto de "propiedad del Estado", de sus riquezas, y que la ley de hidrocarburos estudiada en el mismo contempla un "ingreso muy grande" para el país en concepto de regalías, pero no dio cifras, al tiempo que abre las puertas a la inversión extranjera que "apuesta" por Bolivia.

Sostuvo además que la ley buscará fomentar la exportación de gas, garantizando que se cumplen los compromisos de exportación.

Anunció por otro lado otros compromisos considerados en el acuerdo, como la elección de prefectos, un referendo sobre la autonomía -tema que surgió luego que las organizaciones empresariales de la rica provincia de Santa Cruz amenazaron con la autonomía-, y la convocatoria a una Asamblea Constituyente que apruebe una nueva Constitución.

Apoyo a su mandato

Los principales partidos e influyentes sectores, como el empresarial, habían rechazado ampliamente la dimisión de Mesa, quien asimismo recibió el respaldo de sus pares de Brasil, Perú, Argentina y Uruguay, y la solidaridad de la Comunidad Andina y de la nueva Comunidad Sudamericana de Naciones.

También Estados Unidos y México, en nombre del Grupo de Apoyo a Bolivia, compuesto por más de 15 países de América y Europa, apoyaron al mandatario y llamaron a respetar la institucionalidad boliviana.

Mesa, periodista e historiador, de 51 años, accedió a la primera magistratura de Bolivia en 2003 cuando una violenta rebelión contra la exportación de gas a Estados Unidos por un puerto de Chile, con amplias facilidades y grandes márgenes de ganancia para las empresas petroleras, provocó la caída del presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada.

"Agradezco al país que una vez más le ha dicho no al bloqueo", sostuvo Mesa, en aparente alusión a los cierres de caminos.

En la mayoría de las ciudades de Bolivia grupos de manifestantes realizaron marchas para apoyar a Mesa, y una multitud se reunió frente al palacio presidencial para manifestarle su apoyo, pero al mismo tiempo los bloqueos de carreteras se mantienen en 50 localidades bolivianas.

En su discurso, Mesa llamó directamente "al diputado Evo Morales" a sumarse al diálogo, porque "sé que tiene una raíz básicamente patriótica" y "si escucha a Bolivia", sabrá que el pueblo quiere "paz".

Asimismo, hizo otro llamado, sin especificar el destinatario, a que no se utilicen "términos racistas" hacia los legisladores indígenas.

 
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