Familias pudientes depredan cerros que filtran el agua
Alto a deforestación de bosques, exigen ejidatarios de Zitácuaro
Taladores acabaron con 500 hectáreas en cinco años
Ampliar la imagen Aspecto del cerro El Molcajete en el municipio de Zit�aro, Michoac� Imagen de archivo FOTO La Jornada Michoacan
Morelia, Mich., 8 de marzo. El presidente del ejido Chichimequillas del municipio de Zitácuaro, Eduardo Díaz Marín, denunció que cinco familias extraen arena y grava del cerro El Molcajete, uno de los principales centros de filtración de una decena de manantiales que abastecen de agua a 50 mil personas.
Explicó que desde hace más de seis años solicitó a las autoridades de los tres poderes de gobierno su intervención para frenar esta devastación, además de que se combata la tala clandestina, ya que en menos de un lustro han depredado 500 hectáreas de bosque, sin que haya tenido éxito su denuncia.
Este ejido se ubica en la zona de amortiguamiento de la reserva de la mariposa monarca, pero a pesar de ello diariamente se sacan 200 camiones de minerales, mientras que importantes áreas de pinos y encinos son devastadas cotidianamente sin que nadie lo evite.
En la reunión del Consejo Estatal de Ecología, efectuada a principios de mes, la bióloga Rocío Ballesteros López presentó un trabajo audiovisual en el que habla de la problemática del ejido Chichimequillas y de las acciones comunitarias que ha desarrollado con el fin de preservar los manantiales, de manera particular el de Las Rosas-San Isidro.
El ejido fue constituido en 1921; está dividido en ocho barrios; tiene 265 beneficiarios y una superficie de mil 395 hectáreas, de las cuales 760 están en el área de amortiguamiento. Evidentemente, comentó la investigadora, se trata de una zona rica en biodiversidad que depende del escurrimiento de los cerros Pelón, El Cacique, El Molcajete y El Candilero, entre otros. Durante décadas los habitantes de esta zona han recogido el agua de los 11 manantiales que corresponden a Chichimequillas.
Ballesteros comentó que el manantial más importante es el de Las Rosas, que produce 120 litros por segundo, pero que de acuerdo a las costumbres, la gente del ejido lavaba ahí ropa. Este yacimiento no le pertenece a la comunidad, aunque existe la concesión de parte de pequeños propietarios.
Dijo que se construyeron 360 metros de zanjas y bordos; se reforestó y se circuló el manantial con 390 metros de malla ciclónica. La idea es que posteriormente se utilicen los depósitos que ya están construidos y se utilicen mangueras para el abastecimiento a las viviendas.
"Hay conciencia de las autoridades del ejido, pero hay gente que no está de acuerdo con las medidas que se toman porque se atenta contra sus costumbres, sin embargo, si no se actúa en este momento, después difícilmente se recuperarán los manantiales", comentó la bióloga.
Pero mientras la comunidad hace un esfuerzo de conservación de sus recursos naturales, algunas familias pudientes de Zitácuaro extraen al día más de 200 camiones de arena y grava, sin importarles que atentan contra una zona forestal.
El presidente del comisariado ejidal comentó que mientras ellos reforestan con 50 mil árboles al año, los talamontes destruyen los cerros Pelón, El Cacique y los demás de esa zona de la monarca. Dijo que los habitantes de Chichimequillas no viven de lo forestal, por lo que pretenden que el gobierno les pague por servicios hidrológicos, ya que mucha gente se beneficia de los escurrimientos de esa área.
Lo más urgente es frenar el deterioro ambiental, "nos da tristeza ver los destrozos que le están causando a la naturaleza. Pedimos ayuda a las autoridades; no es justo que unas cuantas familias estén acabando con el cerro El Molcajete ni tampoco que gente extraña se siga llevando la madera. Mientras que nosotros reforestamos, ellos siguen desgraciándonos", enfatizó Díaz Marín, quien advirtió que no desean hacerse justicia con su propia mano.
El presidente municipal actual y los anteriores recibieron las denuncias "y no han hecho nada. Tenemos copias de lo que le entregamos al ex gobernador Víctor Manuel Tinoco y al entonces presidente Zedillo".
"Nosotros no vivimos de la tala, vivimos de las granjas acuícolas y de la agricultura, buscamos proteger y mejorar las condiciones de la naturaleza, pero no nos dejan", concluyeron.