CIUDAD PERDIDA
Elección en el PRD-DF; nuevamente, la lucha fraterna
Batres y Villa preparan sus armas ante la contienda del día 20
EL PROXIMO domingo 20, los perredistas del Distrito Federal habrán de hallar, mediante el voto, a quien se encargue de los caminos de su partido para los siguientes tres años. El nuevo liderazgo, hasta hoy, tiene a dos corrientes en una disputa que se trasladará luego a la elección por quién será el candidato por el PRD a jefe de Gobierno.
POR LO pronto, una coalición de corrientes tiene como candidato al PRD en la ciudad a Martí Batres, ex subsecretario de Gobierno, mientras que Nueva Izquierda lanzó a Isaías Villa como contrincante de Batres para el mismo puesto.
BATRES Y su equipo, que tienen como capitán de campaña a Gilberto Ensástiga, han realizado una campaña abierta, con actos públicos en espera de convencer a la mayoría de los más de 600 mil afiliados al PRD en la ciudad de México.
POR SU parte, Villa ha desplegado sus fuerzas en un trabajo menos vistoso, que no por ello, señalan sus correligionarios, será de menor impacto. Habría que recordar que hace tres años Víctor Hugo Círigo también optó por el trabajo hormiga y terminó triunfando en la elección interna.
HOY LAS cosas son diferentes; en la elección pasada el candidato de Nueva Izquierda, Víctor Hugo Círigo, además de contar con el apoyo de René Arce, tenía enfrente a un político cuya voluntad guiaba, de día y de noche, el otro René: Bejarano.
FUE FACIL, entonces, el triunfo de Círigo, quien compitió contra un candidato gris y dependiente, pero para el ahora delegado en Iztapalapa la contienda no fue más que el ensayo de una lucha mayor y más abierta: la carrera por la delegación más grande de la ciudad.
ASI PUES, Círigo abandonó al PRD capitalino rápido y pitando de gusto, y la organización política volvió a caer en manos de la Corriente de Izquierda Democrática (CID), y desapareció, casi sin dejar huella, de los quehaceres fundamentales que deberían ocupar la atención de la dirigencia.
CON ESAS condiciones de vida, el PRD siguió sumido en los pleitos internos. Sin un programa definido y sin un liderazgo fuerte y confiable, las tribus decidieron hacer su propia vida, jalar cada cual agua para su molino, y el PRD-DF pasó a ser, nada más, la carpa donde las llamadas corrientes cobijaron sus ambiciones.
HOY, LA fórmula Batres-Ensástiga ha logrado conciliar los intereses de una buena parte de los núcleos marginales que cohabitan en la carpa PRD, y aseguran que la cohesión lograda es el paso definitivo para conseguir que este partido se convierta en la institución de izquierda que se pretende desde hace más de una década.
EN EL campamento de Isaías Villa las cosas no se ven con el mismo enfoque. Nueva Izquierda corre prácticamente sin la ayuda de nadie. Casi desaparecida la CID, ellos suponen ser la corriente hegemónica en el DF; bajo este prurito, han calcado, o casi, las formas de campaña que se desplegaron hace tres años, lo que podría convertirse en un error mayor.
POR LO pronto, Nueva Izquierda ya hizo del conocimiento de las autoridades electorales del PRD las anomalías que, a su consideración, ha cometido el equipo de Martí Batres.
A SU vez, el equipo de campaña de Batres recolecta una serie de pruebas que servirán para su demanda en contra de la candidatura de Villa. Hasta hoy, parecía que por fin en el PRD se daría una lucha limpia -hasta donde se pudiese-, que serviría como muestra del avance de este organismo en el quehacer político.
PERO, DESDE luego, no se podía traicionar al respetable, sediento de escándalos, y faltando una semana, más o menos, para la elección, en uno y otro lados se alista el lodo que ensucie el proceso.
QUE SE entienda bien: no se trata de omitir ilegalidades, lo que muchos pretenden es que el PRD, por fin, pueda mostrar una cara ajena a los hechos y los dichos de odio fraterno, para garantizar a la ciudadanía que también ha crecido. Lo malo es que eso sólo se consigue con la unidad. Ni modo.