España y la investigación en células embrionarias
El Ministerio de Sanidad de España acaba de aprobar cuatro proyectos que involucran el empleo de células troncales de origen embrionario, con lo que ese país se incorpora al mapa mundial de las naciones en las que se realiza investigación en este campo. El hecho muestra, entre otras cosas, el valor real de la declaración aprobada recientemente en un comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que intenta prohibir que esas células sean utilizadas con fines terapéuticos. Permite, además, reflexionar sobre sus posibles efectos a escala mundial y en países como México.
Las investigaciones españolas fueron autorizadas por un organismo nacional, la Comisión de Seguimiento y Control de la Donación y Utilización de Células y Tejidos Humanos dependiente del Ministerio de Sanidad. De acuerdo con una nota emitida por esa comisión (www.msc.es), dos de los proyectos están orientados al cultivo y la caracterización de células troncales. Esta área es de gran importancia, pues hace posible el desarrollo y cultivo de células que puedan ponerse al alcance de otros grupos de investigación, y además permite avanzar en entender cómo orientar su desarrollo hacia la creación de células y tejidos especializados. Estos proyectos están a cargo de Angel Concha López, del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, y de Carlos Simón Vallés, del Centro Superior de Alta Tecnología de Valencia.
Otro proyecto, encabezado por Bernat Soria, del Laboratorio Andaluz de Terapia Celular en Diabetes Mellitus, se dirige hacia la creación de células pancreáticas productoras de insulina para avanzar en la búsqueda de tratamientos a la diabetes, que constituye una de las principales causas de muerte en el mundo (en México, por ejemplo, es la tercera causa de decesos). El otro protocolo aprobado está a cargo de José López Barneo, del Hospital Virgen el Rocío de Sevilla, y su objetivo es la creación de células nerviosas productoras de dopamina, neurotransmisor cerebral cuya deficiencia es causa del mal de Parkinson.
La aprobación de las autoridades españolas ocurrió el 23 de febrero, pocos días después de que la Comisión de Asuntos Legales de la ONU resolviera, en una decisión muy dividida, sobre una propuesta de Honduras condenando la clonación en todas sus modalidades, así como toda la investigación en células provenientes de embriones humanos. La decisión de España constituye una respuesta inmediata ante una declaración tan endeble, y revela su inutilidad para imponer una visión única sobre los significados de la vida y la persona humana.
De acuerdo con una nota de Javier Sampedro, publicada el 24 de febrero en el diario El País, Bernat Soria, uno de los responsables de los proyectos autorizados, y que es al mismo tiempo coordinador de la Red Europea de Células Madre, declaró que se piensa atraer a la Unión Europea a los investigadores en este campo que no pueden trabajar en sus naciones. "Algunos científicos estadunidenses y también europeos que trabajaban en Estados Unidos, están ya incorporándose a centros de la Unión Europea", dijo Soria, e indicó más adelante: "Los países europeos, donde se puede investigar con células madre embrionarias, incluida España, tienen que acoger a los científicos que no pueden trabajar en sus países".
Estos avances parten de un cambio que se ha experimentado en España, a partir del arribo del gobierno que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero. Ese país ha pasado de ser un aliado de Estados Unidos y del Vaticano, como ocurría durante el gobierno de José María Aznar, a ocupar un liderazgo en la investigación con células troncales de origen embrionario. En octubre de 2004 se produjo el primer hecho relevante cuando el rey Juan Carlos firmó el decreto "...por el que se establecen los requisitos y procedimientos para solicitar el desarrollo de proyectos de investigación con células troncales obtenidas de prembriones sobrantes" (Real Decreto 2132/2004, del 29 de octubre).
España se suma así a un grupo de países que aumenta día con día, en los que se han aprobado leyes para el desarrollo de este tipo de proyectos, o se ha reconocido su pertinencia mediante estatutos o guías, o se reconoce el derecho de las naciones a realizar este tipo de investigaciones. Entre ellos se encuentran Argentina, Australia, Bélgica, Bielorrusia, Brasil, Bulgaria, Canadá, Camboya, China, Cuba, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Holanda, Hong Kong, Hungría, India, Irán, Islandia, Israel, Japón, Jordania, Latvia, Lituania, Reino Unido, República Checa, República de Corea, Rusia, Singapur, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Taiwán, Túnez y Turquía. Además de su importancia intrínseca (incluye a las naciones más pobladas del planeta y a otras con los más elevados grados de desarrollo científico y tecnológico), si se aplica lo dicho por Soria sobre la necesidad de incorporar a los investigadores que no pueden trabajar en sus países, podremos darnos cuenta del efecto de amplificación que representa este conjunto para el mundo.
No puede omitirse la importancia que tiene la posición española para México y otros países latinoamericanos. Además de todos los lazos que históricamente nos han unido, se trata, en primer lugar, de una nación de mayoría católica que se ha decidido por el desarrollo de la investigación en células embrionarias. Por otra parte, puede ser una vía para acrecentar los vínculos científicos entre México y España, que se han venido fortaleciendo en años recientes.