LA RESPUESTA ESTA EN LO MICRO |
14 de marzo de 2005 |
Para
enfrentar la mayor competencia asiática y estadunidense, los
órganos de
gobierno de la Unión Europea han diseñado diversos
mecanismos de apoyo
a las pequeñas y medianas empresas. Así, las integra al
desarrollo
tecnológico, mejora los sistemas de registro de los negocios y,
sobre
todo, crea dispositivos de promoción de largo plazo.
Avi Temkin, Jerusalén Para Europa, que siente a diario el efecto de la competencia asiática, o que vive bajo la constante presión de quedar relegada en el largo plazo frente a Estados Unidos, las pequeñas y medianas empresas son fundamentales. La flexibilidad de su organización y su lejanía de las palancas del poder y la influencia las induce a innovar tecnológicamente y abrir mercados. Por ello la Unión Europea (UE) ha insistido en la prioridad que se da a la promoción de los pequeños y medianos negocios en la región. Formalmente las pequeñas y medianas empresas son definidas de manera cuantitativa. Para propósitos de los planes de promoción en la UE, las pequeñas y medianas empresas son las que emplean menos de 250 trabajadores, sus ventas no rebasan los 40 millones de euros y su balance anual no alcanza 27 millones. Se incluye en esta categoría a más de 2 millones de empresas industriales, las cuales emplean casi dos tercios de la fuerza laboral de la UE, y crean la mitad de los empleos que se generan anualmente. Para propósitos de los programas nacionales de atención a las Pymes, la definición varía según el tamaño de la economía. Esto es así porque no se puede hablar de un solo programa de promoción, incluso a escala nacional puede haber varios organismos encargados de estimular a las pequeñas empresas, como la Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa, en España. En cada renglón de actividades de la UE se pueden encontrar referencias a Pymes, sean éstas relacionadas con financiamientos, mercadotecnia o educación empresarial. Así, el presupuesto de los fondos estructurales que promueven el desarrollo de regiones pobres contiene rubros totales por 16 mil millones de euros para financiar proyectos de este tipo de empresas. El marco presupuestario del actual programa de investigación y desarrollo de la UE incluye mas de 2 mil millones de euros para financiar proyectos en que participan pequeñas y medianas empresas. Hay que añadir, por supuesto, una multitud de fondos de financiamiento establecidos por la UE o los gobiernos nacionales, que son operados por la banca privada. De hecho, la promoción de la pequeña y mediana empresa en la UE refleja las características del diseño de las políticas conjuntas de sus miembros. Se prefieren los marcos multianuales, que se aplican sobre un amplio conjunto de actividades. 2005 será el último año de operación del presente programa, que entró en efecto en 2001. La definición de las áreas de operación de esta política está regulada por la Carta Europea de las Pequeñas Empresas, la cual fue aprobada en 2000. Cubre 10 áreas:
En algunas áreas se han logrado avances. El registro de negocios y empresas es efectivamente más rápido y barato, y el acceso en línea a organismos de gobierno y regulación ha ahorrado recursos. Pero en otras áreas, juzgando por los informes anuales de la UE, no se han alcanzado los resultados esperados. Una de estas áreas, de crítica importancia, es el financiamiento, sobre todo de pequeños negocios. Los informes anuales sugieren que hay necesidad de mayor esfuerzo en relación con garantías y microcréditos, y superar obstáculos fiscales que impiden un mejor flujo de inversiones de capital riesgo hacia las Pymes. Pero más allá del progreso en el cambio administrativo, hay que tomar en cuenta que los órganos de la UE, como la Comisión, el Consejo y el Parlamento tienen que tomar en cuenta distintos, y a menudo contradictorios, factores en el diseño de progamas y planes. Estos se refieren a las presiones de las multinacionales, las demandas de partidos políticos, sindicatos y organizaciones no gurbernamentales, los programas de defensa del ambiente, etcétera. Hay que sumar las condiciones de cada Estado miembro con diferentes intereses industriales. La promoción y estímulo a las Pymes se inscriben en este marco y deben adaptarse a la necesidad de conseguir un equilibrio entre distintas metas e intereses. Es esto lo que explica la existencia de la diversidad de programas, como estrategia que permite a los órganos de la UE promover a las pequeñas empresas al mismo tiempo que se mantienen otras prioridades. Quizás el mejor ejemplo de cómo la UE trata de intergrar la promoción de Pymes con otros programas es su política de estímulo al desarrollo tecnológico. Aparte de los fondos de financiación y garantías, se ha establecido una red de centros de difusión de inovaciones, cuyo papel es facilitar la transferencia de tecnología. 122 MILLONES DE EMPLEADOS
Fuente: portal oficial de la Unión Europea> Hay que tomar en cuenta que el aspecto multidimensional, la pluralidad y abundancia de programas resultado de compromisos burocráticos y políticos ha tenido también aspectos negativos. La diversidad de programas, organismos y fuentes de financiación han creado una situación compleja, por no decir caótica, desde el punto de vista de las Pymes. A los variados programas de la UE hay que añadir las acciones y entidades nacionales, y sólo entonces puede entenderse por qué muchas veces la promoción no puede vencer burocratismos. En Alemania, por ejemplo, existen cientos de organizaciones dedicadas a la promoción de Pymes, que administran casi cien programas. En muchos casos, la ayuda se da a escala municipal, regional y nacional, forzando a las empresas interesadas en recibir ayuda a invertir recursos y tiempo en entender sus derechos, las modalidades de la promoción y los pasos necesarios para obtener ayuda de organismos públicos. La respuesta de las autoridades de la UE a esta situación ha sido la de cualquier otra entidad burocrática: la creación de redes de apoyo a negocios que incluyen centros de información europeos, cuyo papel es asistir e informar a las Pymes sobre cómo acceder a la ayuda. Ahora sólo cabe esperar que las pequeñas y medianas empresas en Europa empiecen a usar el nuevo recurso, y no se den por vencidas en el laberinto burocrático§ |