Autoridades libanesas cubrieron la evidencia del asesinato del ex primer ministro
Huyen de Líbano los hijos de Hariri
Oficiales sirios de inteligencia, implicados en el atentado con bomba del mes pasado
Ampliar la imagen Festejos por la llegada de tropas sirias procedentes de la frontera con L�no en Jkaydet Yabous FOTO Reuters
Beirut, 13 de marzo. Mientras el equipo especial de investigación de la ONU, encabezado por Irlanda, se dispone a informar que las autoridades libanesas cubrieron la evidencia del asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, perpetrado el 14 de febrero, los dos hijos del estadista sacrificado huyeron de Líbano después de enterarse de que también ellos podrían ser ejecutados la próxima semana. El hijo mayor de Hariri, Bahar, voló a Ginebra y su hermano Saad partió de prisa hacia Riad, la capital de Arabia Saudita luego de ser advertidos de que podrían ser los próximos blancos de los asesinos de su padre.
Ahora se prevé que el presidente estadunidense George W. Bush anuncie a media semana que oficiales sirios -y quizá libaneses- de inteligencia estuvieron implicados en el asesinato de Hariri; el ataque con bomba causó la muerte de otros 18 civiles. Al equipo de investigación de la ONU, formado por irlandeses, egipcios y marroquíes, se le sumaron tres expertos suizos en bombas a raíz de que se descubrió que muchos de los vehículos destrozados del convoy de Hariri fueron retirados de la escena de la masacre pocas horas después del atentado, antes de que pudiera realizarse cualquier investigación independiente.
Este domingo se enviaron hombres ranas al mar frente al malecón de Beirut para recobrar los restos de un auto del convoy que no fue retirado por las autoridades porque la fuerza de la explosión lo lanzó al Mediterráneo por sobre la barda de un hotel. Si logran recuperar partes del vehículo, es posible que averigüen la naturaleza de los explosivos.
Los primeros reportes de que Hariri pereció a causa del coche bomba han sido puestos en duda por indicios de que los explosivos -se estima que eran unos 600 kilos- podrían haber estado enterrados debajo de la avenida costera.
Una fotografía única, entregada a The Independent en Beirut, la cual está ahora también en manos de los investigadores de la ONU, fue tomada apenas 36 horas antes del ataque, la tarde del 12 de febrero. Muestra una atarjea de la calle, en el punto exacto donde la explosión abrió un cráter de 10 metros en el pavimento y mató al instante a Hariri y a mucho de sus guardaespaldas, dos días después. La sección de la calle está marcada por letreros de "no estacionarse", que tal vez fueron dejados allí inocentemente por personal de una oficina cercana del banco HSBC. Pero a la izquierda de la atarjea puede observarse un objeto misterioso. Tanto la rejilla metálica como una extensa zona de la calle alrededor de ella fueron hechas pedazos por la bomba.
La foto muestra también dos edificios que los policías de la ONU investigan como posibles ubicaciones del atacante que detonó los explosivos: una está en la parte alta de un edificio circular que aparece en el centro de la foto -el cual alberga un hotel y una oficina pagadora de jubilados del ejército libanés- y la otra en la parte superior del Holiday Inn, dañado en la guerra civil, el cual está vacío desde hace más de 10 años. A la derecha en la imagen se ve un globo que realiza recorridos turísticos sobre Beirut.
Siete miembros de la familia de Hariri han recibido informes de que el reporte del equipo investigador de la ONU será tan devastador, que obligará a una pesquisa internacional completa sobre el asesinato del Señor Líbano y su comitiva, la cual podría conducir hasta los estratos más altos de los gobiernos sirio y libanés. Hariri se oponía a que continuara la presencia militar siria en este país, y muchos libaneses han culpado a los sirios de su muerte. Los investigadores de la ONU han quedado convencidos de que hubo cubrimiento de evidencia en los niveles más altos de las autoridades de inteligencia de ambas naciones.
En su búsqueda de información, al menos un oficial de policía irlandés ha entrevistado al general brigadier Rustum Ghazale, el oficial sirio de inteligencia de mayor rango en Líbano, en su cuartel de Aanjar. Se dice que éste indicó a la policía que su trabajo era sólo resguardar a las fuerzas sirias en el país, pero hará falta más que unos granos de sal siria para creer en tal afirmación.
Los comentarios de Bush que se esperan para este miércoles vendrán después de dos días extraordinarios de manifestaciones públicas en Beirut. En el primero, que será este lunes, políticos de oposición intentarán congregar un millón de seguidores para protestar por el fracaso del gobierno en renunciar y en revelar la verdad sobre el asesinato de Hariri, así como empequeñecer el mitin del Hezbollah del martes pasado en respaldo a Siria, el cual reunió medio millón de personas. En el segundo, manifestantes pro sirios planean marchar a la embajada estadunidense, ubicada en el suburbio de Aukar, al este de la capital.
Todos estos actos se organizan en tanto rumores perniciosos se apoderan de Beirut. Uno dice que los sirios han estado entregando armas a palestinos partidarios de Damasco en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en esta capital, y de Ein el-Helwe, en Sidón. Investigaciones realizadas por The Independent arrojan fuertes indicios de que tales versiones son falsas: los palestinos ya tienen armas suficientes sin ser reabastecidos, y muchos preferirían ser desarmados para poner fin a las letales reyertas de fracciones entre su propia gente. Pero la noche del sábado pasado, en el campo de Sabra, alguien acuchilló a un anciano vendedor sirio de fruta, en lo que fue un obvio intento de provocar violencia.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya