Entrevista a JACOBO ZABLUDOVSKY, PERIODISTA
En forma paulatina el Centro pierde su aire de cementerio
Cuando el sitio sea repoblado se revitalizara por completo
"Me halaga mucho ser considerado un personaje de una ciudad como México. Es un honor. ¿Por qué? Pues, por ejemplo, porque esta ciudad ya tenía una cultura cuando Washington, la capital de Estados Unidos, era un sitio donde sólo pastaban los búfalos."
Ampliar la imagen "Me sent�umamente estimulado y agradecido de que me permitieran trabajar por mi ciudad", afirma Jacobo Zabludovsky sobre su nombramiento, a principios de este sexenio, como integrante del Consejo Consultivo del Centro Hist�o, en el cual tambi�se incuy� empresario Carlos Slim, al cardenal Norberto Rivera y al historiador Guillermo Tovar y de Teresa FOTO Jos�ntonio L�
Pocos conocen y aman el Centro Histórico de la ciudad de México como el periodista Jacobo Zabludovsky. Entre esas calles y edificios magníficos transcurrió su niñez; ahí creció, jugó y estudió hasta su temprana juventud. Ha sido testigo cercano de su esplendor y de sus tragedias, y es uno de sus personajes distinguidos.
"Me halaga mucho ser considerado un personaje de una ciudad como México. Es un honor. ¿Por qué? Pues, por ejemplo, porque esta ciudad ya tenía una cultura cuando Washington, la capital de Estados Unidos, era un sitio donde sólo pastaban los búfalos."
Zabludovsky habla del tema en entrevista con La Jornada. Evidentemente le emociona, es parte imborrable de su biografía: "Recuerdo que a los tres o cuatro años mi mamá me llevó a parvulitos, así le llamábamos al kínder, a una escuela que estaba en la esquina de República del Salvador y Cinco de Febrero, donde ahora hay varias farmacias muy grandes.
"También recuerdo las muchas casas donde viví, porque mi papá se cambiaba con mucha frecuencia. Viví en la Calle de Mesones, viví en la calle de San Jerónimo, en Correo Mayor; viví en la calle De las Cruces, que es el corazón del corazón de la merced; viví en República de El Salvador y en 20 de Noviembre cuando se abrió, porque antes no existía."
Nostalgia y alegría
La entrevista transcurre en la oficina que Zabludovsky ocupa en un edificio sobre Periférico, a la altura de Mazarik. Lo que ahí sobra es luz y libros. Amante de la lectura tanto como de la ciudad, tiene su oficina habilitada como estudio y biblioteca.
Alrededor de 5 mil volúmenes se despliegan, desde el suelo hasta el piso, a lo largo de dos muros. Están clasificados por temas. No faltan las secciones dedicadas a otras dos de sus pasiones: el tango y los toros.
Sobre la fiesta brava muestra con orgullo un ejemplar de la segunda edición del tratado de Tauromaquia de José Delgado Guerra, mejor conocido como Pepe-Hillo. Un detalle hace más valiosa esta segunda edición que la primera (de 1796): los grabados que la ilustran son a color, presumiblemente pintados a mano. Una joya.
Hay también una sección dedicada a la ciudad de México: "Aquí están los cronistas González Obregón, Romero Flores, Adolfo Prieto, Alfonso Torres, don Artemio del Valle-Arizpe".
-¿Recuerda con mucha nostalgia la ciudad de su niñez?
-Con mucha nostalgia y con mucho gusto. Porque éramos muy pobres, pero de eso me di cuenta después. Los que ahí vivíamos teníamos un nivel parejo y era una coexistencia muy fraternal. Los núcleos principales estaban formados por mestizos e indígenas, pero también había una gran cauda de españoles de antes de la Guerra Civil, había muchos libaneses y había judíos.
"Fui a la escuela pública República del Perú M2424. No había ningún asomo de discriminación. Igual en la secundaria. Fui a la número uno, en Regina 111, en la misma manzana. Así es que durante nueve años no atravesé la calle para ir a la escuela."
A la preparatoria también podía ir caminando. "Estaba en San Ildefonso; me iba por Pino Suárez, pasando por la acera de Palacio Nacional, luego la de Seminario y República de Argentina; o podía irme por Correo Mayor, que cambia su nombre por El Carmen precisamente ahí, en San Ildefonso. Y luego la Facultad de Derecho, que estaba en la esquina de Argentina y San Ildefonso".
Jacobo Zabludovsky rondaba los 23 años cuando su familia se mudó del Centro: "A veces me preguntan que cuándo regreso y me doy cuenta de que nunca me he ido".
En la prepa Zabludovsky se hizo consciente del valor arquitectónico e histórico del Centro. "Particularmente dos profesores me enseñaron a apreciar lo que yo por verlo diario no había notado".
Aprendió entonces que "fue fundada en 1325 y que en menos de 200 años alcanzó un desarrollo asombroso desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico".
Supo que los españoles construyeron otra ciudad que hasta bien entrado el siglo XIX volvió a sufrir destrucción como resultado de las pugnas entre conservadores y liberales.
Mucho después, ya como periodista, le tocó ver la destrucción que sufrió con los terremotos de 1985, hace 20 años. Era entonces director de noticiarios de Televisa.
La mañana del 19 de septiembre de 1985 tomó su automóvil equipado con teléfono e hizo una memorable crónica de la tragedia.
"Vi la muerte y la destrucción. Tengo ese día perfectamente fijado en la memoria. Sabía perfectamente quiénes estaban en el edificio que se cayó en Televisa Chapultepec; sabía quiénes habían muerto; yo les había dado el trabajo.
"Fue muy triste. Al empezar a grabar se me hizo un nudo en la garganta. Hay cuatro, cinco segundos de silencio, mientras me recuperaba para seguir en mi oficio y relatar las cosas en lugar de ponerme a llorar."
Las cuatro horas y media de transmisión son el único relato en vivo que se tiene de la tragedia.
Zabludovsky ha conocido a muchos gobernantes de la ciudad y ha visto lo que han hecho con ella: "Todos han tenido aciertos y desaciertos. Uno de los grandes desaciertos de Uruchurtu fue decretar que la ciudad no crecería más. Eso no se logra por decreto. Surgió entonces ciudad Nezahualcóyotl, que creció fuera de toda normatividad".
Hank González y Alfonso Corona del Rosal -dice el periodista- también tuvieron sus aciertos: uno llenó de árboles sus calles y el otro mandó construir el Metro. "Estuve ahí el día que se dio el primer picotazo para la excavaciones, en avenida Chapultepec y Bucareli".
Cuando Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador aún podían trabajar en común acuerdo, al principio de sus respectivos gobiernos, nombraron a cuatro personajes notables para que integraran el Consejo Consultivo del Centro Histórico: al empresario Carlos Slim, al cardenal Norberto Rivera, al historiador Guillermo Tovar y de Teresa y a Zabludovsky. "Me sentí sumamente estimulado y agradecido de que me permitieran trabajar por mi ciudad".
López Obrador "ha sido un excelente jefe de Gobierno; es el gobernante que rehizo el Centro Histórico, sin obras apantalladoras. Hizo una obra que no se ve: sustituir el drenaje que tenía más de 100 años; sustituir la red de agua potable, que era insuficiente y vieja; rehizo banquetas, cambió el mobiliario urbano, se quitaron los cables externos y el bosque de postes que había.
"Creo que su labor es digna de alabanza. Y debo mencionar la confianza que un hombre de izquierda ha inspirado entre los grandes inversionistas inmobiliarios, que por lo menos económicamente representan a la derecha. El Centro se ha rehabilitado gracias a las grandes inversiones de particulares y a la voluntad política de López Obrador".
El mayor problema del Centro Histórico ha sido quedarse sin habitantes. "Se fue deshabitando en distintas etapas. Cuando la Universidad se va del Centro Histórico no sólo se lleva 80 o 90 mil alumnos, se lleva a los burócratas que trabajaban en ella y a los profesores.
"Al llevárselos se cierran librerías, papelerías, restaurantes, billares, consultorios médicos, taquerías. Tiempo después la venta de mayoreo en la Merced se va a la Central de Abastos y quedan vacías las viviendas de los mercaderes; cierran los hoteles donde dormían los choferes de los camiones que traían la fruta y las verduras; cierran cantinas y hasta las prostitutas se van."
Después salieron las oficinas de las secretarías de Hacienda, de la Defensa Nacional, de la Marina. Luego el terremoto de hace 20 años destruyó las fábricas de ropa que empleaban a mucha gente.
"El Centro quedó despoblado y un centro despoblado es como un cementerio. El reto ahora es hacer que la gente regrese y se está logrando poco a poco."
Cuando eso ocurra, anticipa el periodista, el Centro se revitalizará por completo.
Zabludovsky podría hablar durante horas de la ciudad, de su historia y su presente, de sus restaurantes y sus cantinas, de sus personajes, de sus librerías y sus bibliotecas. En fin. Pero el tiempo vuela y las ocupaciones apremian.