Usted está aquí: lunes 14 de marzo de 2005 Espectáculos Pese a su nuevo público, la Trevi no llenó el Palacio de los Deportes

Ante el retiro de apoyos de empresas privadas Gloria inclusive repartió volantes

Pese a su nuevo público, la Trevi no llenó el Palacio de los Deportes

En el concierto, parte de su gira Trevolución, la cantante bailó y agradeció hasta las lágrimas a quienes creyeron en ella

Con los ojos cerrados, el mejor momento de la noche del sábado

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Perdi�erza su poder de convocatoria FOTO Francisco Olvera

Regresó para ocupar el sitio de honor que perdió, pero la mitad de los asientos vacíos en el aforo del Palacio de los Deportes, el pasado sábado, revelaron a la cantante Gloria Trevi que el escándalo y los casi cinco años que vivió en la cárcel pesan en la fidelidad de quienes, alguna vez, la ubicaron en la categoría de ídolo.

La presencia de un público nuevo conformado por adolescentes, mujeres con hijos pequeños sobre los hombros, gente de cuatro décadas cantando como poseídos por el demonio, reveló que el nombre de la Trevi sigue convocando a las masas, pero no con la fuerza que antes tuvo.

La gira Trevolución no bastará para que recobre el sitio privilegiado que la ausencia de los escenarios le arrebató. Sin apoyos de empresas privadas, Gloria salió a la calle a promover su concierto; repartió volantes.

Antes del espectáculo, los vendedores de comida comentaron que la venta iba a ser baja. Los acomodadores no tuvieron problema para ubicar al público. Grandes franjas de asientos estaban disponibles.

Cesa la música ambiental y una gritería ensordecedora recibe a Gloria, de 37 años, quien aparece con toda su belleza, su abundante cabellera y sus largas piernas.

Hace tronar un látigo; mira a través de un antifaz. Abre con Domador. "Tenemos que defender nuestras vidas, nuestros sueños", dijo.

Decenas de travestis, lesbianas, gays, entonan las canciones de Gloria, como Doctor siquiatra. Los nueve mil asistentes se desgañitan.

"¡No estoy loca!". Un "¡no!" de todos los asistentes.

Baila, se tira al suelo, abre el vértice de las piernas, gesticula. Nieve de mamey, y en los coros, Baby Bátiz luce portentosa.

Sin él, uno de sus éxitos del pasado. Es la pasión de Gloria, su forma de sentir. La entrega total. Una canción y una reivindicación: en tanto que madre soltera, dijo que tiene derecho a mantener en secreto el nombre del padre.

Me siento tan sola

Interpreta Me siento tan sola. Lleva como tres cambios de vestuario, si a esa indumentaria se le puede llamar así. Más bien se ponía otra capa.

Un travesti gordo, de minifalda, hombros anchos, canta con sentimiento. Fue solo. A su lado, una mamá alza lo más alto que puede a su hija, para que vea mejor. Canta Si me llevas contigo, un ruego, una esperanza. Llama a la raza. "He tenido la suerte de ponerme ropa cara, aunque no sea mía, pero los que nunca me han fallado son mis zapatos..." Fue el preámbulo para Zapatos viejos. Saluda a sus invitados, como Juan Osorio. "Han estado conmigo en las buenas y en las malas. Y para ustedes que creyeron en mí." Los miles de asistentes lanzaron un "¡sí se pudo!" Gloria lloró una vez más. "¡Se ve, se siente, Gloria está presente!"

"A veces, la cárcel puede ser nuestro propio cuerpo, nuestra propia casa". Canta Hoy me iré de casa y Con los ojos cerrados, durante la que se aprecia el mejor momento del concierto. Luego vino Los borregos. Sigue con Angel de la guarda.

Como lo hacía antes de su proceso penal, Gloria elige a un muchacho fornido del público. "Vamos a ver qué tan rico estás." Lo acuesta, le abre la bragueta, le quita la camiseta. Gloria mueve cachondamente las nalgas hacia el auditorio. Hace un intento de quitarle los pantalones al susodicho, quien supuestamente se resiste. Va con Cómo nace el universo.

Luego, Gloria destruye Satisfaction, de The Rolling Stones. Pasa el cover infausto. Hace una valoración de lo hecho hasta ahora. Canta El recuento de los daños. A lo largo del concierto, Gloria alude a Dios, a su perdón. En la gran pantalla se proyectan imágenes de vitrales catedralicios. Se hinca en el escenario, con los brazos semejando la crucifixión.

Gloria canta Timbre postal al cielo. De repente interpreta La vida es un carnaval que no venía al caso. Una nueva defensa de sí: "No lo puedo evitar; que se lo ponga al que le quepa el saco, pero esos periodistas amarillistas..." Y se arrancó con su crítica a los medios llamada Nota roja.

Otro clímax con Pelo suelto. Sube a una bocina, a la pluma que sostiene la cámara. Se agita, levanta las piernas, se contonea, se mueve, otra vez, cachonda.

Se va. Puro cuento. Regresa para interpretar En medio de la tempestad. En la pantallota se ven nubes que presagian tormentas. Se arranca con Papa sin catsup.

Se despide con Mañana. Son las 23:20 y tiene un regreso de éxito relativo. No llenó el Palacio de los Deportes.

En su propia voz: Angelo, 19 años, estudiante: "Estuvo requete bien. No importa que haya estado presa".

Cynthia, 18 años, estudiante: "¡Qué manera de regresar! Me gustan más las canciones de antes".

Diego, 15 años, estudiante: "¡Vamos por el Auditorio!"

 
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