Entrevista a ADRIANA LOPEZ MONJARDIN, INTEGRANTE DEL COLECTIVO DE LA REVISTA REBELDIA
El México de los de abajo, ignorado por la clase política
Hay una ofensiva neoliberal contra la organización social, señala
El 2006 no es una fecha mágica a partir de la cual se resolverán los problemas del país, advierte la antropóloga, quien señala que las preocupaciones de las mayorías no suscitan el interés de los protagonistas de la vida pública e incluso están lejos de la óptica de los medios de comunicación
Ampliar la imagen "Somos a los que el poder no escucha y no da cabida. Somos los gaseados en nuestras protestas por las autoridades federales o locales", afirma la antrop�a Adriana L� Monjard�FOTO Mar�Luisa Severiano
Las personas sin poder, los que no tenemos televisión, los de abajo, "frecuentemente constatamos la gran distancia que hay entre el discurso y el quehacer de la clase política, y las necesidades de construir una verdadera agenda nacional", señala la antropóloga Adriana López Monjardín, del colectivo de la revista Rebeldía.
Para buscar reconstruir esa agenda desde los espacios de ese sector de la sociedad, la publicación organizó la serie de mesas redondas Cómo leer la televisión zapatista: claves para el presente, que comenzó desde el pasado 11 de marzo y concluirá este martes. El punto de partida es, explica López Monjardín, miembro del equipo de organizadores, el análisis y la reflexión de los siete comunicados más recientes del EZLN, desde "Leer un video", de agosto del año pasado, hasta "Abajo a la izquierda", de febrero.
Esta reconstrucción de una agenda propia busca dar respuestas a las problemáticas que para los medios y la clase política son invisibles: la destrucción de los ejidos, los derechos de los indios, la necesidad de revertir la debilidad de los sindicatos, la dificultad de detener las ofensivas antilaborales en todos los planos, la falta de espacios para los jóvenes en la sociedad.
"Es -comenta en entrevista- un esfuerzo de visualizar y repensar la diversidad de las luchas de resistencia. Abrir el debate sobre el pensamiento de izquierda que no pretende hegemonizar".
Se trata, en suma, de la reflexión sobre la tarea de un medio alternativo, como lo es Rebeldía. "Los que miran desde la sociedad tratando de entender el país ven venir una avalancha de información constante, pero siempre ajena a lo que más les preocupa en su vida cotidiana y para su futuro. Por eso el método de análisis de la realidad es lo opuesto a lo que propone el espíritu deportivo de los Juegos Olímpicos: más débil, más despacio, más bajo. Más débil porque es para los más pequeños, para los que no tenemos televisión. Más despacio, porque el ritmo veloz de la información responde a los ritmos de la televisión, en la cual se cobra por segundo. No tenemos esa prisa que tienen los dueños de televisoras, que cobran por segundo. Tenemos otra necesidad: reflexionar más despacio, más a fondo, para verdaderamente comprender. Más abajo se refiere a la necesidad de recuperar los problemas de la agenda nacional como los entiende y vive el México de abajo."
SIETE TEXTOS ZAPATISTAS
El punto de partida de esta reflexión son los comunicados más recientes del EZLN: las ocho partes de "Leer un video", de agosto de 2004; "La velocidad del sueño", en tres partes; "El ridículo en horario triple A" y "En (auto) defensa de las jirafas", de octubre. También el comunicado emitido con motivo del segundo aniversario de Rebeldía, "El bolsillo roto", y los dos de 2005: "Digna y Pável, memoria enlodada" y "Abajo a la izquierda".
-¿Por qué basar una serie de mesas en comunicados del EZLN?
-Primero, porque la revista Rebeldía se ubica como parte del movimiento zapatista y porque en esos textos hay reflexiones sobre una problemática nacional distinta a la que ocupa siempre a la clase política y a los medios de comunicación. Estos siete textos atraviesan la otra forma de hacer política, como son las Juntas de Buen Gobierno de los municipios autónomos. También la crítica al poder, a la clase política y a sus ligas con los medios de comunicación. Sobre estos últimos se analiza críticamente cuándo dejan de ser medios y pasan a ser protagonistas en la lógica de imponer una agenda y de evitar, en lugar de alentar, el debate.
-¿Hay retroalimentación? Esas reflexiones llegan desde Chiapas, desde el EZLN. ¿Cuál es el camino de regreso de las reflexiones que, en consecuencia, se generan en estas mesas redondas? ¿Cómo lo recuperan ellos?
-No sé. Eso quizá lo ten-drían que responder ellos. Lo que hace Rebeldía, como medio de comunicación, es que lleva y trae ideas. En la revista se van a publicar las ponencias y las intervenciones como un ejercicio de análisis en el que están participando, en partes iguales, integrantes del colectivo de Rebeldía y ponentes externos. La intención es que esto sea parte de un diálogo.
-Como parte de una revista que desde su definición es subversiva, rebelde, ¿son marginales?
-No; los otros, quizá. En la realidad nacional somos la inmensa mayoría. Lo que sí es que no encontramos espacios para mirarnos y oírnos entre nosotros mismos. Somos a los que el poder no escucha y no da cabida. Somos los gaseados en nuestras protestas por las autoridades federales o locales, como ocurrió recientemente, cuando nos reprimió la Policía Judicial del Distrito Federal por manifestarnos en busca del esclarecimiento de los asesinatos de Digna Ochoa y Pável González. Pequeños, puede ser, pero no marginales.
"Donde nos expresamos, como personas sin poder, estudiantes, maestros y mujeres no está muy alto el rating.
"Por ejemplo, en la segunda mesa se habló de la velocidad del sueño y de la pesadilla. De la pesadilla neoliberal, naturalmente: la exclusión y la dominación cultural que no sólo la padecen los indígenas. El sueño es la construcción. Los zapatistas dicen que ellos saben que están peleando, es decir, construyendo, pero no saben cuándo van a terminar de construir."
-Titularon la mesa de este martes 15 "Del qué hacer a los diversos quehaceres".
-Sí, de los muchos quehaceres desde la resistencia. Buscamos no plantear propuestas hegemónicas. Lo más importante es comenzar a mirar y a escuchar a estos movimientos que hay abajo. El desprecio del poder a estas miradas es constante, sea cual fuera el color de ese poder. Nosotros pensamos que no tiene sentido una propuesta desde la cúpula, aunque sea de izquierda, cuando ellos, desde esa cima, excluyen y reprimen las reivindicaciones o expresiones de los otros. Por eso hablábamos al principio de cómo constantemente estamos constatando ese abismo entre el quehacer político de las autoridades y el de los demás.
EXPRESION DE LOS EXCLUIDOS
-¿Cuál es su apuesta, que los escuchen los que están en el poder o construir una vía propia?
-No queremos que nos atiendan; queremos reconstruir la agenda nacional desde los espacios de la sociedad civil, los espacios de los zapatistas. Una de las coincidencias con el EZLN es que comprobamos esta ofensiva del neoliberalismo contra todos los espacios de organización colectiva que se expresan hoy.
"El caso de los jóvenes es muy ilustrativo. En mi generación la calle era un espacio de encuentro, de socialización, de noviazgo, para los amigos y la cascarita. Hoy todo esto queda cancelado con la Ley de Convivencia Ciudadana. Es delito que los jóvenes estén en la calle, que hagan grafiti. Son criminalizados, perseguidos. La escuela es otro espacio de exclusión. Aumentan los rechazados porque las escuelas no crecen conforme a las necesidades de la población joven. Para muchos la opción es crecer con el estigma de rechazados. Y el poder no admite que este problema existe simplemente porque en las escuelas no hay cupo.
-Como parte del movimiento zapatista ustedes incluyen en esa clase política que da la espalda a los movimientos populares al Partido de la Revolución Democrática. Pero, ¿qué pasa con esas bases perredistas que han estado cerca del zapatismo y que parecen estar cada vez más lejos de sus dirigentes, de la cúpula partidista?
-Es dramático y doloroso ver cómo esos sectores de la izquierda que se han incorporado al sistema del poder como elites han silenciado a sus activistas. Sus bases no tienen voz propia.
-Ustedes, desde Rebeldía, ¿buscan también como interlocutora a la señora sociedad civil, como lo hizo el EZLN?
-Buscamos, sobre todo, mirar lo que no se mira cuando se habla de política, que son las luchas desde abajo. Lo que pasa con las organizaciones de la sociedad civil es que ha habido una obsesión por articular dirigencias, siglas, cúpulas. Pero hay poca solidaridad y acompañamiento a los movimientos que vienen de abajo, los que resisten despojos de tierras, privatizaciones, los que hacen ensayos de autonomía, los que luchan contra la impunidad, los que resisten en defensa de su vivienda. Nosotros preferimos ver esa diversidad más que buscar una hegemonía. No creemos que 2006 sea una fecha mágica que va a resolver esos problemas. Por eso queremos ver más allá.