Es necesario un cambio a fondo del sistema vigente, "irremediablemente dañado"
Líderes sociales se manifiestan en EU por una reforma migratoria amplia
Consenso de agrupaciones sindicales, religiosas, empresariales y de derechos humanos
Nueva York, 17 de marzo. Una amplia representación de dirigentes nacionales empresariales, sindicales, religiosos, de la comunidad latina y de defensa de inmigrantes se pronunciaron hoy de manera conjunta a favor de una reforma migratoria general e instaron a los presidentes de Estados Unidos y México a promover un debate nacional sobre cómo reparar "nuestro descompuesto sistema de migración".
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, la Conferencia de Obispos Católicos, el Consejo Nacional de la Raza, el sindicato nacional UNITE-HERE y la agrupación conservadora Americans for Tax Reform, entre otras organizaciones, realizaron una conferencia de prensa en el Capitolio, en Washington, para expresar su amplio respaldo a una reforma migratoria general.
Esta amplia gama de organizaciones y sectores recuerda el consenso que generó las condiciones para abordar la negociación bilateral de una reforma extensa en las políticas migratorias antes del 11 de septiembre de 2001. Con la conferencia de prensa mencionada, unos días antes de la reunión entre los presidentes George W. Bush y Vicente Fox (además de su homólogo canadiense) programada para la semana próxima en Texas, se buscó reconfirmar que aún existe este consenso de variados sectores, entre los cuales hay enormes diferencias respecto de otros temas, pero que en torno a la migración coinciden en la urgente necesidad de promover una amplia reforma.
"El actual sistema migratorio de Estados Unidos está dañado sin esperanza y falla tanto a los empleadores como al país entero", afirmó hoy Bruce Josten, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la federación empresarial más grande del mundo, que representa a más de 3 millones de empresas y organizaciones. "Para sostener nuestra economía y mejorar la seguridad nacional, Estados Unidos necesita un sistema de migración eficiente y predecible".
Josten afirmó que la Cámara de Comercio insta al presidente Bush y al gobierno federal a promover una reforma integral y amplia que permita a los trabajadores indocumentados ganarse la legalidad. "Los temas migratorios siempre han sido complejos, pero la seguridad y viabilidad financiera de nuestra nación dependen de la respuesta -señaló Josten-. Es hora de que el gobierno y el Congreso aborden estos difíciles temas y procedan con soluciones reales".
Janet Murguía, presidenta del Consejo Nacional de la Raza -la organización latina de derechos civiles más grande del país-, se sumó a esta posición. Declaró que "queda claro con el acto de hoy que existe un fuerte consenso de que nuestro sistema de inmigración está muy descompuesto y tiene que ser arreglado". Con la conferencia también se demostró, dijo, que se cuenta con un "amplio apoyo bipartidista a una reforma migratoria profunda y que hay una amplia coalición dispuesta a trabajar conjuntamente para lograrlo".
Los dirigentes gremiales John Wilhelm, copresidente del sindicato nacional UNITE-HERE; Andy Stern, del sindicato de servicios SEIU, y Terence M. O'Sullivan, del sindicato nacional LIUNA, apoyaron en una declaración conjunta este consenso a favor de una reforma real y profunda. "Unos 10 millones de inmigrantes indocumentados viven en Estados Unidos, y la mayoría está aquí para trabajar. Son estos trabajadores inmigrantes quienes fabrican nuestra ropa, atienden nuestras mesas, limpian nuestros cuartos de hotel, cocinan nuestra comida, cuidan a nuestros niños, atienden a los ancianos, cosechan los cultivos y ayudan a construir y limpiar los hogares y edificios de Estados Unidos", señalaron los líderes sindicales, y subrayaron que se les niega sus derechos básicos sólo por el hecho de su condición indocumentada.
Destacaron la necesidad de una reforma profunda que "saque a los indocumentados de las sombras", y se les ofrezca una vía para su legalización, se promueva la reunificación de las familias y se establezca un programa de visas para trabajadores que evite los abusos y la explotación.
El obispo auxiliar de Washington, Kevin J. Farell, en representación de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos; Karen Narasaki, directora del Consorcio Legal Nacional de Asia Pacífico, y la sorprendente presencia de Grover Norquist, un líder ultraconservador que encabeza la organización Americans for Tax Reform, se sumaron al coro general a favor de promover una reforma amplia del sistema de inmigración en este país.
Mientras tanto, la Casa Blanca continúa expresando su compromiso con el plan de George W. Bush a favor de un programa de trabajadores temporales, pero sin ofrecer detalles.
Hoy el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, señaló que el tema de la reunión trilateral en Texas la próxima semana será cómo fortalecer las fronteras y a la vez permitir el flujo libre de bienes y servicios así como facilitar el flujo de personas. Bush, dijo McClellan, ha trabajado en el tema durante años para promover un sistema migratorio "seguro, ordenado y humano". Agregó que la propuesta muestra compasión y aborda una necesidad económica importante, "y eso es el programa de trabajadores temporales", mediante el cual quienes "llegan aquí ilegalmente sean tratados de una manera más humanitaria, ya que ahora formarán parte de un programa temporal y estarán aquí legalmente".
Por otra parte, un proyecto de ley que plantea completar la construcción de las barreras fronterizas en el sector de San Diego, prohibir la emisión de licencias de manejo a indocumentados, facilitar las deportaciones y limitar el proceso de asilo continúa pendiente ante el Congreso, ahora como una iniciativa integrada al proyecto de ley para autorizar más de 80 mil millones de dólares para la ocupación militar de Irak y Afganistán.