Presentaron el libro Textos sobre la obra de Gabriel Orozco, en el Munal
Niega Orozco que su arte sea ''neoconservador o posmoderno''
Carlos Payán subrayó ''la irreverencia del artista para soñar con cambiar el mundo''
Pasar unos años fuera del país y regresar
Predominio del conceptualismo cool
Ampliar la imagen N�or Garc�Canclini, Gabriel Orozco y Carlos Pay�Velver durante la presentaci�el libro sobre la obra del artista, coeditado por Turner y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes FOTO Jes�llaseca
El artista Gabriel Orozco no suele ''explicarse''. Sin embargo, una pregunta del público al término de la presentación en México del libro Textos sobre la obra de Gabriel Orozco (Turner/Conaculta, 2005), respecto de un posible ''fundamento ideológico'' que pretende ''una aportación política'', lo llevó a negar que su trabajo tenga que ver con ''una posición neoconservadora, ni posmoderna, ni con la cultura de producción del primer mundo''.
Pero ya encarrerado prosiguió: ''Tampoco pretende ser un arte pobre en una especie de demagogia de la pobreza como golpe de pecho que ha generado casi una autocolonización en México''.
Al crecer con las mismas herramientas de todo niño y adolescente de cualquier país occidental, ''no sentía el por qué autocolonializarme o autoexotizarme con unas nociones de nacionalismo superficial''. Tajante, manifestó: ''Si sigo, empiezo a explicarme, cosa que no suelo hacer''.
Ante su fama de trotamundos, alguien más quiso saber de sus planes. Orozco reconoció que la tradición ha sido que el artista mexicano pase unos años fuera y luego regrese para quedarse. ''Eso también fue el caso de Francisco Toledo'', acotó. Pero ''el mundo ha cambiado y ya no es tan radical decidir estar en un lugar y no volver a viajar''. Dijo venir constantemente a México, donde trata de trabajar ''sin ahogarme, sin que sea una manda"
Sin demérito de la ''responsabilidad que siento por mi país y el deber como artista de construir una infraestructura muy necesaria en muchos aspectos'', advirtió sobre el peligro de ''si uno lo toma como manda, labor heroica en un sentido de hacer el bien''.
Orozco llegó al Museo Nacional de Arte (Munal) con una hora de retraso debido a los problemas viales que el miércoles desquiciaron el Centro. De inmediato se colocó entre sus presentadores, ''dos caballeros del arte, la cultura y la política en este país'', Néstor García Canclini y Carlos Payán Velver.
Bajo el designio de ¿qué se necesita para no ser un artista mexicano?, García Canclini señaló que a lo largo del libro ''una exigencia incesante es ubicar a Orozco entre lo local y lo global''.
El sociólogo atribuyó esa reflexión tan intensa y recurrente sobre la mexicanidad quizá por haber sido casi por completo escrito por extranjeros. ''Es curioso -explicó- que en el campo del arte, donde existe un largo trabajo con la polisemia y la ambiguëdad, tantos críticos se comporten como un policía de migración: Defínete, ¿eres un artista mexicano o global?''
Siguió: ''¿Por qué esta maniática persecución de las raíces nacionales en un artista que usa bicicletas procedentes de Holanda, un elevador de Chicago, un billar francés, motonetas alemanes e italianas o lo que encontró en un cementerio en Malí? Quizá porque resulta difícil soportar el trauma de que la cuna nacional se vuelva relativa''.
García Canclini dejó a modo de pregunta final, cómo trascender el conceptualismo demasiado cool prevaleciente en la escena artística contemporánea para hacer lugar al sentido dramático de pertenecer a varios lugares, o ser migrante y no tener plenamente lugar, o estar, como la bola de plastilina que recorre las calles, contando sólo con marcas indecisas de identidad''.
El periodista Carlos Payán habló sobre Orozco desde el ''corazón'', al recordar un partido de futbol ''en la escuela donde mi mujer era maestra. Ella me dijo alguna vez que le había enseñado a leer''. Le siguió la pista al apodado El Pájaro, porque ella ''siempre tuvo un gran afecto por ese pequeño y se enteraba de una manera o de otra por dónde andaba volando''.
Payán se topó con el artista en París en vísperas de una exposición en el Museo de Arte Moderno. ¿Qué le sorprende de la obra de Orozco? ''Su libertad, su irreverencia, su manera de negar el canon occidental, su manera de ser nuevo y, en tanto a esto último, revolucionario, en su no estar de acuerdo, en su manera de soñar con cambiar el mundo desde la luminosidad de su trabajo''.