Recomiendan mejorar el entorno de las comunidades
Ampliar la imagen Teotihuac�recibe cada a�lrededor de un mill�e visitantes, que acuden a ?cargarse de energ�; desconocen que en los pueblos que rodean la zona arqueol�a hay un polvor�que en cualquier momento puede estallar FOTOS Jes�llaseca
El estudio socioeconómico de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) sobre Teotihuacán se realizó entre los meses de junio y noviembre de 2004.
El equipo que lo llevó a cabo fue coordinado por Arturo Perales, director de la División de Estudios Económicos de la UACh. Participaron seis especialistas doctorados en disciplinas diversas y 22 estudiantes de cuatro carreras profesionales: economía agrícola, comercio internacional, administración de empresas e ingeniería en economía.
La investigación se llevó a cabo por encargo del propio Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que hizo la solicitud por conducto del director administrativo de la zona arqueológica, Arturo Zárate.
Al tanto de la compleja relación del área arqueológica con las comunidades aledañas, Zárate asumió el cargo en 2001 con la encomienda de romper la tensa barrera que desde tiempo atrás ha existido entre ambas partes: "es indispensable que la gente que vive alrededor de la zona la asuma como propia para que participe en su protección"
Con el fin de conocer a fondo las circunstancias que rigen la mencionada relación y de tomar las medidas adecuadas para lograr su cometido, Zárate solicitó la colaboración de la UACh.
El grupo académico encabezado por Arturo Perales tiene un antecedente en este tipo de trabajos: en 2003 llevaron a cabo un estudio similar en 15 comunidades del municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo.
El diagnóstico obtenido sirvió al gobierno municipal para elaborar el plan de desarrollo correspondiente.
Normalmente, explica Perales, los planes de desarrollo -federales, estatales y municipales- se imponen desde arriba. En este caso se invirtió la relación: se partió de las condiciones y necesidades concretas de los habitantes del municipio.
Posteriormente el mismo estudio fue tomado como modelo para realizar los planes de desarrollo de otros municipios.
La participación de los estudiantes en estas investigaciones se toma en cuenta como servicio social: "normalmente se hace de manera individual y sin supervisión docente".
Tanto en Ixmiquilpan como en Teotihuacán "los profesores les enseñamos una metodología, les impartimos un curso, les indicamos el enfoque y les elaboramos un cuestionario base".
El trabajo de campo en Teotihuacán se llevó a cabo durante junio, mes en el cual trabajaron y convivieron con los habitantes de ocho comunidades de San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides.
Fue la parte más difícil. Estudiantes y profesores tuvieron que vencer la desconfianza de la gente que los veía como voceros o espías del INAH. Al respecto aclaran que la absoluta autonomía de la investigación cuyos diagnósticos y propuestas llegan incluso a ser divergente de las institucionales.
Entre agosto y octubre se hizo el trabajo de gabinete. El trabajo de análisis y redacción se efectuó entre noviembre de 2004 y febrero de 2005.
Además de un diagnóstico general, en el estudio se establecen las características de la población, de la infraestructura y la problemática. Posteriormente se sugieren alternativas de solución.
En las comunidades aledañas a Teotihuacán viven unas 30 mil personas, dedicadas en su mayoría a actividades agrícolas (cultivo de maíz) o semiagrícolas (cultivo de tuna y maguey). Existe una industria artesanal (barro, obsidiana) pequeña pero de vital importancia para su economía. Parte de la población vive de la venta de artesanía y de comida. También predominan otro tipo de microempresas: tiendas, tortillerías, zapaterías, etcétera.
La zona presenta un notable crecimiento de la mancha urbana, fenómeno que en unos años podría entrar en situación crítica.
En el estudio se establece un plan de acciones que pongan en concordancia los intereses de las distintas esferas de gobierno, los de la iniciativa privada, los de la población y la protección de la zona arqueológica.
Se hacen cuatro propuestas concretas:
1) La construcción de un mercado regional de artesanías: "sería fundamental, es increíble que no exista un mercado de ese tipo en Teotihuacán. Uno de los problemas de lo artesanos es que no venden directamente su mercancía porque no tienen donde hacerlo. Entonces dependen de intermediarios".
2) Poner los estacionamientos fuera de la zona arqueológica: "Si decimos que hay que proteger la zona arqueológica, no tienen por qué estar dentro los estacionamientos. Estamos hablando de miles de vehículos. Autoridades municipales e INAH podrían acordar que parte de los ingresos por estacionamiento se canalizaran a mejorar las comunidades".
3) Crear una infraestructura hotelera y de servicios calificada y en apego a la normatividad protectora de la zona, así como reubicar el área de restaurantes de una manera que se beneficiaran tanto los visitantes como los restauranteros y vendedores de comida.
4) Promover proyectos específicos, como el jardín de cactus, que se encuentra prácticamente en el abandono y que bien podría ser fuente importante de ingresos para la población. Ahí mismo hay un área de chapoteaderos que se podría reactivar.
5) Remozar los pueblos, pavimentar calles, mejorar servicios públicos. En general, mejorar el entorno de las comunidades.
Arturo García Hernández