El mandatario mexicano ni siquiera insinuó en público la agenda bilateral

Paul Martin robó cámara y planteó sus diferencias con EU, como no lo hizo Fox

Ante la posición del ministro canadiense, el jefe de la Casa Blanca convocó a reunión de gabinete

ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA

Waco, Texas, 23 de marzo. Ni con el pétalo de una insinuación se refirió públicamente el presidente Vicente Fox a los temas de la agenda bilateral con Estados Unidos o con Canadá. Y esto resultó contrastante, pues el primer ministro canadiense, Paul Martin, sí abordó y respondió a interrogantes sobre la complicada coyuntura de su país con Washington, y hasta se dio el lujo de decir frente a su anfritión, George W. Bush, que en el tema del escudo antimisil ese archivo ''está cerrado''.

De esa manera quedaba claro que el primer ministro de Canadá sí venía en pos de una agenda bilateral específica con Estados Unidos, y que no fue lejos por la respuesta a sus planteamientos.

Aún no concluía el almuerzo que ofreció Bush a Vicente Fox y Paul Martin, en su rancho de Crawford, cuando trascendió que el jefe de la Casa Blanca ya había llamado a una sesión urgente de su gabinete de seguridad para discutir en una reunión con sus similares canadienses el asunto de los misiles.

Con los gestos diplomáticos y retóricos que se acostumbran en estos casos, y a pesar de su entusiasta acogida a la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte, anunciada hoy aquí, Paul Martin dijo que con Estados Unidos su país tiene diferencias de opinión y éstas las ha habido ''a lo largo de nuestra historia y las habrá en el futuro''.

En dos ocasiones trajo a colación también el tema de la controversia que tiene su país con Washington sobre la madera blanda, y pidió respeto a las decisiones de los paneles sobre solución de controversias y que aquéllas se tomen de una manera justa y con base en el estado de derecho.

''Seguiré presionando para la solución de la controversia sobre la madera blanda y estoy a la expectativa de hablar sobre cómo podemos hacer que esta sociedad funcione mejor'', apuntó el canadiense. Además, tampoco había soslayado un llamado a evitar el riesgo de proteccionismo que a veces, dijo, se usa para reaccionar contra la enfermedad de las vacas locas, entre otros casos.

Martin fue también el más explícito al referir que la alianza es apenas un mapa de orientación para tres naciones soberanas que han conformado una de las asociaciones más exitosas del planeta, pero que no pueden quedarse conformes, pues ''el mundo no espera a nadie'' y hay nuevos retos económicos, como China y la India, que deben enfrentarse.

''Lo que queremos aquí no es un gran espectáculo, sino más que nada hacer un gran avance hacia el futuro'', precisó.

Resumió los términos de este proceso, el cual arrancará con la instalación de 12 mesas integradas por funcionarios de los tres países, las cuales deberán entregar en 90 días un plan de acción con la mira de lograr prosperidad, seguridad y calidad de vida, para hacer de América del Norte ''la región más competitiva y segura del mundo'', como definió en su oportunidad, ahí mismo en la conferencia de prensa, el presidente Vicente Fox.

Sin embargo, ya se establece en el documento de la alianza que, en materia de seguridad, se buscará prevenir y responder a las amenazas externas y dentro de América del Norte, a través de medidas como el establecimiento de procesos compatibles para la inspección antes de la salida de un puerto extranjero y el primer punto de entrada en esta región, el desarrollo de estrategias para combatir las ''amenazas extraterritoriales'' como ''el terrorismo, el crimen organizado, las drogas, el tráfico de personas y el contrabando de bienes''.

La energía, punto central

En el documento de la alianza se menciona la necesidad de fortalecer los mercados energéticos en la región y, subraya, ''colaborando, con apego a nuestros respectivos marcos jurídicos, en el incremento de la oferta confiable de energía'', facilitando ''las inversiones en infraestructura energética, mejoras tecnológicas, producción y el suministro confiable'' de aquélla.

Incluye el compromiso de actualizar y hacer más eficientes las regulaciones, promover la eficiencia y la conservación de energía y el uso de tecnologías alternas. En este punto, George W. Bush se mostró entusiasmado con la necesidad de desarrollar mayor acceso al gas natural.

Admitió que cuando hay libre comercio, ''eso nos ayuda a sobreponer nuestras deficiencias energéticas'', y agradeció a Canadá haber aumentado la venta de petróleo, si bien asumió que es necesario indagar en las nuevas tecnologías, pues ''la gasolina va aumentando y el pueblo estadunidense está preocupado''.

De ese modo, e interesado en atajar sobre todo sus diferencias bilaterales con Canadá, el presidente Bush, que más allá de algunas alusiones al tema migratorio con México y a su respuesta sobre la posibilidad de la llegada de un gobierno de izquierda en 2006, no se detuvo en la agenda bilateral con su vecino del sur, sí se afanó en zanjar las diferencias que han marcado recientemente su relación con el país de la hoja de maple.

Hay diferencias, pero no agudas, aceptó Bush. ''Entiendo por qué la gente no está de acuerdo con algunas decisiones que he tomado, pero no impide compartir información de inteligencia''. Y reiteró entonces que la relación con México y Canadá es muy importante para Estados Unidos, que habrá desacuerdos y diferencias, pero que la pregunta fundamental es, ''¿podemos seguir avanzando? Y la respuesta es: absolutamente''.

Por cierto, en las dos preguntas que tuvo oportunidad de formular la prensa que cubre la Casa Blanca, no hubo la menor alusión al encuentro trilateral. Una fue de orden doméstico, el caso de Terri Schiavo, y la otra sobre Corea del Norte.