Usted está aquí: viernes 25 de marzo de 2005 Cultura Celebra un mural ''la imaginación política y poética'' del zapatismo

Sueño y pesadilla del poder, de Antonio Ramírez, se emplazó en Ciudad Guzmán

Celebra un mural ''la imaginación política y poética'' del zapatismo

El autor busca transmitir ''aunque sea una parte de la emoción'' que provoca esa gesta

Propone transformar la realidad para ''casi lograr una utopía mediante el arte''

MERRY MAC MASTERS

Ampliar la imagen Aspectos del "cuadr�ulo" pintado por Antonio Ram�z Ch�z para la Casa del Arte de Ciudad Guzm� Jalisco

El mural Sueño y pesadilla del poder, realizado en 2000 por Antonio Ramírez Chávez (DF, 1944), se inauguró en días pasados en la Casa del Arte de Ciudad Guzmán, Jalisco.

Pintado al fresco, en un cuadrángulo al borde del patio central, en un área de 135 metros cuadrados, el mural es un encargo de la Universidad de Guadalajara, en la tierra de José Clemente Orozco.

Como su título indica, la obra intenta un retrato del ''poder'' y es una reflexión artística dedicada al movimiento zapatista que, desde el primero de enero de 1994, ''ha luchado con gran imaginación política y poética, sacudiendo a millones de conciencias en México y el mundo'', expresa Ramírez.

Al recibir el encargo, el artista tenía tiempo de trabajar sobre una serie de figuras y temas que lo remitían a la imagen del poder, como la televisión y las fuerzas represivas, que retomó para plasmarlas en los muros.

Metáforas pictóricas

Junto con el goce de las formas y los colores, la intención de Ramírez fue aportar elementos para reflexionar sobre la realidad. Pero al trabajar el mural advirtió que ''rendía un homenaje al movimiento zapatista que tanto nos conmovió. Aparte de la justicia que implica su lucha, está cargado de imaginación y tiene un discurso poético, algo muy novedoso dentro de los movimientos políticos y sociales en el mundo''.

Además de las imágenes dramáticas, para Ramírez el mural es de alguna manera optimista, porque al final de cuentas se carga más sobre ''la pesadilla del poder, que acerca de su sueño de dominio eterno y total''. Cuando este artista habla de poder -mediante la pintura, aclara- es en sus múltiples formas: económica, religiosa o política.

Asimismo, espera transmitir aunque sea ''una pequeña parte de esta emoción que nos ha provocado un movimiento como el zapatista'', no obstante que el tema siempre le pareció ''muy peligroso'', por el riesgo de caer en el panfleto.

Antonio Ramírez trató de hacer ''una especie de metáforas pictóricas, que a nivel sensorial nos llenaba de un deseo de seguir viviendo y transformando la realidad en la medida de nuestras posibilidades, algo que no es fácil, porque es casi lograr una utopía mediante el arte''.

En el tablero poniente está el sueño o la construcción, precisamente, de la utopía:

''A las grandes figuras que yacen sobre la arquería, las envuelven pesadas nubes que no son otra cosa que los sueños de los dioses. Los pueblos sueñan y su soñar es el anhelo colectivo de un mundo mejor. El viejo Antonio, maestro del subcomandante Marcos en la selva Lacandona, un día le dijo a éste que cuando los hombres y las mujeres verdaderos dicen 'vamos a soñar', dicen y se dicen: 'vamos a luchar'.''

 
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