En Jerusalén musulmanes trataron de impedir una procesión de fieles católicos

Decaído, el Papa faltó al Vía Crucis por primera vez en 26 años de pontificado

DPA, AFP Y REUTERS

Jerusalen, 25 de marzo. Grupos musulmanes alteraron hoy la tradicional procesión del Viernes Santo en el casco antiguo de Jerusalén, cuando en una etapa del recorrido cerraron el paso a los fieles cristianos, por lo que tuvo que intervenir la policía israelí para permitir que continuaran su camino.

En Roma, el papa Juan Pablo II (Karol Wojtyla) apareció desde su capilla privada del Vaticano a través de un circuito cerrado de televisión ante miles de creyentes, que asistían este viernes al Vía Crucis nocturno alrededor del Coliseo que conmemora la crucifixión de Cristo.

De esta manera, por primera vez en sus 26 años al frente de la Iglesia católica, el Papa no pudo estar presente ni pronunciar plegaria en la tradicional ceremonia, debido a su frágil estado de salud.

A pesar de su ausencia, que ha sido la característica en los ritos litúrgicos de esta Semana Santa, los más importantes del calendario cristiano, los miles de peregrinos en el Coliseo aclamaron al máximo jerarca religioso.

Al margen del incidente en Jerusalén, que no tuvo mayores consecuencias, los creyentes pudieron proseguir y cantar canciones, algunos portando cruces de madera. La procesión partió de la escuela El Allamari, siguió por la Vía Dolorosa y llegó a la iglesia del Santo Sepulcro, donde, según dice la tradición, fue enterrado Jesús.

Entre los cientos de fieles había diversos turistas extranjeros, con visiones distintas y a veces encontradas sobre la celebración. Para la estudiante católica alemana Miriam Immeschy, lo que más le impresionó fue ver a gente de diferentes culturas.

''Hay demasiada gente. Vine aquí por curiosidad, pero es la última vez que lo hago'', dijo la japonesa Kana-Ko Ifhiyama. En contraste, el italiano Daniel Cianci, de 21 años, no dudó en afirmar abiertamente: ''Vine aquí para encontrar a Dios''.

En Filipinas, país con fuerte arraigo católico, el Vía Crucis fue conmemorado con al menos 17 personas que se hicieron crucificar a semejanza de Jesucristo, en un sangriento y ya tradicional ritual de penitencia.

En el pueblo de Cutud, a 75 kilómetros al norte de Manila, tuvieron lugar algunos de esos ritos de revivir la crucifixión con clavos de 12 centímetros, propinar latigazos y mostrar cuerpos ensangrentados, en busca de la clemencia divina, ante la presencia de numerosos visitantes extranjeros.

Aunque la Iglesia católica local no aprueba estos sacrificios, tampoco los ha podido evitar. En ese contexto, se estima que millones de filipinos en todo el país llenaron las iglesias y las calles para representar los ritos, mientras las fuerzas de seguridad se mantenían en alerta máxima, luego de que rebeldes musulmanes juraron vengar la muerte de 22 compañeros durante un reciente sitio carcelario.

En Sevilla, España, nazarenos, penitentes y acólitos esta vez pudieron salir en procesiones en la madrugá, a diferencia de hace un año, cuando las lluvias lo impidieron, salvo entonces la cofradía de la Esperanza de Triana.

De hecho, el lunes y el miércoles santos el mal tiempo ya había impedido varias procesiones, provocando llanto entre los fieles, que temían que después de un año de arduo trabajo las condiciones adversas se repitieran este Viernes Santo.

En América Latina también tuvieron lugar diversas procesiones, en medio de la curiosidad de los turistas. Pero hubo algunos casos en que movilizaciones de protesta obstaculizaron la celebración, como la de los algodoneros peruanos en la región de Ayacucho, Huaraz y Tarma, donde hubo una disminución de visitantes y turistas.

Jerarcas de la Iglesia católica en Colombia oraron por los secuestrados e hicieron un vehemente llamado a la paz al pedir en esta fecha al gobierno y las guerrillas abrir negociaciones.

En Guatemala, miles de católicos y turistas se volcaron en las calles de la colonial ciudad de Antigua y la capital a la procesión de Jesús.

En El Salvador, 104 personas murieron y 451 resultaron lesionados en diferentes circunstancias durante la Semana Santa.