Usted está aquí: domingo 27 de marzo de 2005 Opinión BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Kirguistán: EU, Rusia y China frente a frente

MIENTRAS SE DESARROLLA la "revolución de los tulipanes" en Kirguistán, Pekín inicia la construcción, en su provincia islámica de Xinjiang, de un tramo de 240 kilómetros que formará parte del superestratégico oleoducto de 3 mil kilómetros, conectado a Kazajistán, para abastecer a China desde los pletóricos yacimientos del mar Caspio (El Diario del Pueblo, 25/03/05). La balcanización centroasiática a partir de Kirguistán puede descarrilar el oleoducto y desestabilizar a Xinjiang, lo que pondría en riesgo tanto el abastecimiento petrolero de China, segundo consumidor mundial, como su integridad territorial.

NATALIE NOUGAYRÉREDE, corresponsal en Moscú de Le Monde (26/03/05), asevera que la "revolución de los tulipanes debilita a Rusia en Asia central", lo que "marca un éxito para la diplomacia de George W. Bush en la región donde las bases militares de Estados Unidos fueron desplegadas en 2001" con la bendición rusa. Steven Young, embajador estadunidense en Bishkek, exultó el "papel que desempeñó Washington (sic)" en la revolución, mientras en forma surrealista el Departamento de Estado declaraba que "se encontraba en contacto con los amigos rusos (sic), y los vecinos de Kirguistán en Asia central, para permanecer en la misma frecuencia".

FEDOR LOUKIANOV, jefe redactor de la revista Rusia en la política global (citado por Le Monde), advierte que "en lugar de una flama democrática se puede encender otra hoguera", al referir que la descomposición de la situación en el país islámico multiétnico puede repetir los choques sanguinarios de la década de los 70 entre las poblaciones kirguisias y uzbekas en el sur. La conflagración se puede desparramar al supervital valle de Fergana, la zona más fértil de toda Asia central, donde los salafistas jihadistas sueñan con instaurar un califato trasnacional, así como al sur de Kazajistán y a la superstratégica provincia islámica de Xinjiang, en China. A juicio de Loukianov, la desestabilización de Kirguistán "afecta a una de las regiones más ex-plosivas de Asia central, donde a los añejos conflictos interétnicos se agregan profundos problemas sociales, los cuales son magnificados en su totalidad por el islamismo radical". Se corre el riesgo de llegar a un escenario similar a la guerra civil de Tayikistán (1992-1997)", que causó miles de muertos.

THE DAILY TELEGRAPH (25/03/05), rotativo británico vinculado a los neoconservadores straussianos y al partido Li-kud, señala que "Kirguistán es una remota república centroasiática, pero es donde se dan las intersecciones de los intereses estadunidenses, chinos y rusos en la guerra contra el terrorismo global". Agrega que la ubicación de Kirguistán ha llevado a la instalación de bases estadunidenses y rusas cerca de la capital, Bishkek, así como al despliegue de ma-niobras antiterroristas con China, y concluye que el "fortalecimiento de la democracia kirguisia afectará poderosamente una región caracterizada por (tener) líderes autoritarios", como Kazajistán, Tayistán, Turkmenistán y Uzbekistán. ¿Busca la dupla Bush-Blair la balcanización centroasiática?

EXISTE UNA DIVISION "norte-sur" en Kirguistán que puede derivar en su balcanización y tendría un "efecto dominó" de colisiones étnicas -más que un oleaje "democrático" propiamente di-cho- en sus fronteras. En el sur se asienta la minoría étnica uzbeka (entre 14 y 20 por ciento), muy conservadora y pauperizada, mientras que en el norte la mayoría pudiente y urbanizada de la etnia kirguisia (65 por ciento) controla(ba) las riendas del poder y la economía. Existe también una minoría nada desdeñable de rusos (12.5 por ciento). Muy dependiente del gas importado de Uzbekistán, gracias a sus pletóricos lagos del norte en colindancia con la cordillera Tien Shan, el paupérrimo Kirguistán, con abundantes depósitos auríferos por ex-plotar, es una también una potencia hidráulica, lo cual cuenta demasiado en la colindancia de las estepas desoladas.

EN 1990 SE LIBRARON choques sangrientos en la ciudad sureña de Osh, entre uzbecos y kirguizios. Quince años más tarde, es en esta ciudad uzbeka que se generó la "revolución de los tulipanes", un mimetismo democrático de la colisión, cuando no de la colusión, de intereses de clanes y etnias centroasiáticas, en el ámbito local, y del "choque de las civilizaciones" que aplica Estados Unidos a escala regional, alrededor del golfo Pérsico y el mar Caspio (respectivamente, primera y tercera reservas petroleras mundiales), para controlar los yacimientos del "oro negro" y sus oleoductos en las fronteras de Rusia, India y China, sus tres competidores geoestratégicos.

M. K. BHDRAKUMAR resalta (Asia Times 24/03/05) que los fantasmas del valle de Fergana acosan a Asia central en referencia a la división artificial y arbitraria de las fronteras en la década de los años veinte del siglo pasado (el consabido contencioso de las nacionalidades): en lugar de haber dejado el valle de Fergana íntegro en manos de Uzbekistán, José Stalin le amputó Osh y Jalabad (las dos ciudades de la rebelión "democrática") para ubicarlas en Kirguistán, mientras Uzbekistán fue compensada con el regalo de las magnificentes ciudades tayikas de Samarcanda y Bujara. Los fantasmas pueden reaparecer y balcanizar en cascada a las multietnias asentadas en torno del fértil valle de Fergana, centro neurálgico y zona más densamente poblada de Asia central, cuya encrucijada geopolítica se subsume en Uzbekistán, aliado fiel de Estados Unidos con todo y su satrapía. Justamente en el fértil valle de Fergana, rodeado de estepas desoladas, se traslapan las fronteras comunes de Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, al borde de la desintegración.

DESDE HACE 15 AÑOS EN que Kirguistán obtuvo su independencia a raíz de la balcanización soviética, el hoy tránsfuga presidente Askar Akayev, un islámico moderado que asegura haber sido derrocado por un golpe de Estado, ha tenido que lidiar con salafistas jihadistas que operan en los vecinos Tayikistán y Uzbekistán, además de los uigures separatistas de la estratégica provincia china de Xinjiang, pletórica en yacimientos petroleros y uranio. Una de las vulnerabilidades de China, además de la importación de petróleo, es la amputación de la provincia islámica de Xinjiang, limítrofe con Kirguistán. Más que Rusia, que pierde a un aliado en Akayev, es China la más perjudicada en el conticinio de la geopolítica.

EL PARLAMENTO NOMBRO presidente interino a Kourmanbek Bakiev, anterior primer ministro y poderoso político uzbeco del sur, obligado a renunciar hace dos años después de la represión de protestas contra la cesión de un pedazo de territorio a China. La crisis económica del pequeño país de 5 millones de habitantes jugó un papel importante en el levantamiento "inesperado", que exhibió el saqueo de los supermercados, propiedad de Aidar, hijo del tránsfuga presidente cuyo clan familiar se había apoderado de los pocos recursos económicos del país. ¿Podrá la "nueva democracia" resolver su crisis económica y su fatalidad geopolítica?

LA PRENSA BRITANICA, que se ha degradado en una vulgar rusofobia, festeja la "revolución de los tulipanes" como la continuación de las democráticas revoluciones multicolores en los anteriores espacios soviéticos de Georgia y Ucrania, mientras que el israelí-estadunidense George Friedman, director de Stratfor ("Kirguistán: nuevos desafíos a las relaciones de las grandes potencias", 25/03/05), considera que la relevancia de lo ocurrido en Bishkek, que incrementó la influencia de Estados Unidos en Asia central, puede afectar las relaciones con Rusia y China. A su juicio, los líderes rusos, quienes ayudaron a este país a instalar sus bases militares en Asia central tras el 11 de septiembre, ahora se percatan de que Estados Unidos utiliza sus tropas para "crear una realidad estratégica: negar a Rusia su esfera de influencia en la re-gión". La caída de Kirguistán "forma parte de esta estrategia". ¿Se trató de un "autogol" del Kremlin, cuyas redes son perforadas cinco años más tarde, atrapado en una inconcebible ingenuidad a estas alturas de la vida, o de un engaño más de Estados Unidos, de los centenares que le ha propinado a Rusia, que ha sucumbido a todos?

SEGUN FRIEDMAN, los funcionarios chinos consideran que Estados Unidos aprueba la rebelión de los separatistas en Xinjiang "porque debilita a China. Los chinos están preocupados porque la inestabilidad en Asia central aumente el flujo de armas a los militantes de Xinjiang, y perciben los hechos en Kirguistán como parte de la estrategia de Washington para amenazar a China, cuando Estados Unidos ha presionado a Europa de retraerse en la venta de armas a Pekín (...) Los chinos creen que los estadunidenses están obsesionados con China y perciben los hechos en Kirguistán como una amenaza a su seguridad".

EN UNA EXCELENTE SERIE de 13 artículos, Pepe Escobar (Asia Times, 2003) expone la "ruta de la seda" y los oleoductos que conectarían el mar Caspio a China. En su noveno artículo pone de relieve a la magnificente ciudad tayika de Samarcanda, hoy en Uzbekistán, que se encuentra "muy cerca de las amplias estepas donde todas las fronteras de Asia y Europa desaparecen". La añeja ruta de la seda es hoy la del petróleo, y los principales trayectos desde Turquía hasta Pakistán y del golfo Pérsico hasta China atraviesan por el "círculo de Samarcanda". En su conclusión, Escobar es muy realista, más que pesimista, sobre el futuro centroasiático: "un soñador vería la armonía entre Rusia, China y Estados Unidos para la explotación de minerales, petróleo y gas en el centro de Asia", pero la triste realidad avalada por la historia es que los tres grandes poderes libran una lucha sin cuartel por el control de la antigua "ruta de la seda".

TAMPOCO SE LE PUEDE pedir a los soñadores, grandes transformadores oníricos de la vida, que cesen de anhelar la armonía entre los humanos, en similitud con la que reina en el cosmos, pero sin humanos.

 
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