CIUDAD PERDIDA
Otra batalla entre priístas y panistas por López Obrador
Ninguno quiere cargar con la indignación de la gente por el desafuero
SIN PERDER DE vista el objetivo principal, sacar de la jugada por la Presidencia de la República al jefe de Gobierno del Distrito Federal, priístas y panistas se hallan ahora en otra batalla, en la que López Obrador no es el punto central, sino la signatura de la fechoría.
A UNOS DIAS de que la Cámara de Diputados tome la decisión política más importante y más peligrosa, por su trascendencia, del México de las casi últimas cuatro décadas -sólo comparable con la resolución gubernamental que permitió la entrada del ejército a reprimir a los manifestantes de Tlatelolco en 1968-, poco se puede agregar a una discusión tan larga y tan ventilada.
PRINCIPALMENTE SI SE toma en cuenta que dos de los más importante actores, PRI y PAN, han entrampado la decisión porque ninguno quiere cargar con la responsabilidad de levantar, en verdad, la indignación y la furia de la gente, que considera injusto el trato que se ha dado a López Obrador.
EL ASUNTO, QUE hace poco más de una semana estaba resuelto en contra de López Obrador, se convirtió en una papa caliente luego de que los asambleístas del DF -fundamentalmente los perredistas que son la mayoría- hicieron cambios de ley para evitar que los funcionarios electos por el voto popular conserven el fuero luego de pedir licencia a su cargo.
Y ESTO PORQUE hace unos 10 días, más o menos, los priístas estaban resueltos a cortar la cabeza de López Obrador sin ningún miramiento. En la sección instructora del Cámara de Diputados, de donde saldrá el resolutivo para descarrilar el proyecto de país que signifique la diferencia con los últimos 20 años, los dos votos del PRI irían a favor del desafuero, y el sufragio panista completaría la decisión contraria a López Obrador.
DEL LADO DEL PRI-AN existía una especie de tranquilidad que daba idea de qué tan resuelto estaba el asunto y por el lado de la gente que apoya a López Obrador se levantaban las ideas para emprender la resistencia civil que haga frente a la canallada. Ideas que, por otro lado, siguen su curso.
NO OBSTANTE, CUANDO se consideraba que ningún factor podría hacer variar el rumbo, la enorme incapacidad de Carlos Reyes Gamiz, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa, y la omisión -hay quien dice intencionada- de la coordinadora del PRD en la Asamblea Legislativa, Lorena Villavicencio, agitaron las aguas tranquilas del desafuero decidido.
NO ERA PARA menos. El PRI miró, por fin, la posibilidad de evadir la responsabilidad. Si en la sección instructora no se vota en contra del jefe de Gobierno, tendría que ser la PGR, al perder López Obrador el fuero, quien elimine al puntero en las encuestas y el PRI podría, sin empacho alguno, culpar a los azules de las consecuencias sociales que puede tener el ejercicio de una acción penal injusta en contra del jefe de Gobierno.
EL OBSEQUIO FUE de los perredistas Reyes Gamiz y Villavicencio, quienes seguramente tendrán que pagar políticamente un error que tal vez no alcance a López Obrador por cuestiones técnicas, pero que sin duda ha hecho daño a un PRD que ya está muy maltrecho.
POR EL MOMENTO se quiere echar tierra a este asunto que huele muy mal, para concentrar las fuerzas perredistas en la defensa de López Obrador, pero si las cosas son como hasta ahora pintan, lo mejor para el jefe de Gobierno sería que el PRD quedara aislado de este proceso.
POR OTRO LADO, los azules no ceden en su exigencia de hacer que el PRI lleve al pleno de la Cámara de Diputados, por encontrar suficientes elementos, el juicio político a López Obrador, y los priístas podrían, vía el empate de votos, quitarse de encima la enorme responsabilidad de poner en riesgo el equilibrio social del país. Ya veremos.