Usted está aquí: martes 29 de marzo de 2005 Economía Demanda el FMI a Argentina nuevas reformas estructurales

Anuncia Brasil que no renovará el acuerdo con el Fondo firmado en 2002

Demanda el FMI a Argentina nuevas reformas estructurales

Funcionarios del organismo, interesados en debatir con el gobierno ''una nueva valoración de la sustentabilidad de la deuda''

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El presidente argentino N�or Kirchner y el mandatarop chileno Ricardo Lagos, durante la visita oficial del primero a Santiago, el pasado 14 de marzo FOTO Reuters

Buenos Aires, 28 de marzo. Mientras una serie de maniobras políticas y económicas comienzan a hacer olas en el país, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a escena, solicitando nuevas reformas estructurales después del gran canje de bonos de la deuda, al mencionar ''el interés'' de este organismo para discutir un nuevo acuerdo ''sustentable''.

Para los funcionarios del FMI se debería debatir con el gobierno del presidente Néstor Kirchner ''una nueva valoración de la sustentabilidad de la deuda'', lo que surgiría de algunos puntos del acuerdo firmado en septiembre de 2003 para realizar reformas en sectores financieros, fiscales y de servicios públicos.

La nueva ofensiva del FMI se produce cuando el gobierno de Brasil anunció que no renovará el acuerdo con ese organismo que vencía el 31 de marzo, cuando funcionarios del Fondo y analistas del establishment advertían ''la conveniencia'' para Brasil de renovar el acuerdo.

Ahora se entiende que hay suficientes avances, entre ellos el crecimiento económico logrado -a pesar del costo social- y la reducción del peso de la deuda pública (en relación al PIB) y un significativo aumento de la inversión, entre otros, como para tomar la medida anunciada por el ministro de Hacienda Antonio Palocci. Algunos analistas ligados a los grandes intereses opinaron que existe un escenario internacional ''nebuloso'' para llevar adelante esa medida.

No hay ''coincidencias''

El FMI ha dado señales contradictorias hacia Argentina, en momentos en que existe una fuerte campaña por el tema de los acreedores de bono de deuda pública y hasta diversas amenazas. Nadie cree que la avanzada de los precios, las posiciones asumidas en esta materia por los incrementos de combustibles dispuestos por las empresas Shell y Esso, y otras acciones similares sean ''una coincidencia''. Después de la recuperación democrática en 1983 -aún en transición- el tema económico fue utilizado una y otra vez para una serie de golpes políticos en el escenario local.

El gobierno de Kirchner trabaja activamente para frenar la ola de aumentos que dispararon la inflación, poco después de los anuncios del mayor canje de deuda de la historia del mundo. Voceros del Ministerio de Economía coincidieron con el economista Aldo Ferrer, autor con otras personalidades del proyecto autónomo Fénix, para una salida soberana de la mayor crisis económica vivida aquí, en que ''no habrá finalmente un brote inflacionario, aunque se superaría el 7.9 previsto para 2005''.

El gobierno continúa las reuniones con diversos sectores, después de haber logrado acuerdos para frenar aumentos a productos como pollos, carne y lácteos, que en los últimos dos meses tuvieron un incremento de precios de 2.4 por ciento. También se asegura que evitará que haya otro movimiento que lleve a un escalamiento permanente de la inflación, porque la historia de las últimas décadas ya ha advertido sobre el peligro de no detenerla a tiempo.

Por esta razón, el Ministerio de Economía lanzó en estas horas un activo control de precios en los negocios y supermercados, ya que hubo denuncias de consumidores por incumplimiento de esos acuerdos en algunos sectores.

Otro tema candente es la reciente declaración del ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien advirtió que un incremento de salarios en estos momentos podría disparar la inflación, lo que fue un balde de agua fría para los dirigentes sindicales, que negociaban con la Unión Industrial Argentina (UIA).

De inmediato esto produjo una serie de reacciones que incluyeron a las dirigencias sindicales afines y no afines al gobierno. El camionero Hugo Moyano, quien está en la secretaría de la oficialista Confederación General del Trabajo (CGT), manejada por un triunvirato, se enfrentó con sus compañeros de conducción en esa organización por algunas declaraciones contra Lavagna el fin de semana pasado.

Moyano lo acusó de ser igual al ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, uno de los mayores responsables de la crisis argentina. A su vez, Susana Rueda, que integra con Moyano el triunvirato, si bien reclamó el aumento salarial, también sostuvo que esto no debe producir un alza de precios y un escalonamiento de la situación.

''Es un disparate comparar a Cavallo con un ministro (Lavagna), que bajó la deuda del PIB en una acción con un presidente (Kirchner) que en conjunto alienta la producción y el trabajo argentino como no se hace desde años'', dijo Rueda.

Muy fuerte fue también la reacción de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y su dirigencia, que han llevado varias propuestas ante el gobierno, incluso algunas fórmulas posibles para aumentar el empleo.

El dirigente de la CTA, Víctor de Genaro, responsabilizó a Lavagna de defender a los grupos económicos ''que a partir del proceso de devaluación han incrementado su acumulación de riquezas y ahora están ganando 425 dólares por minuto''.

Por otra parte, voceros gubernamentales dijeron a algunos medios locales que el gobierno incrementará el salario mínimo en los términos en que se había anunciado. Todas estas situaciones se producen en momentos en que el canciller Rafael Bielsa calificó como un error la medida asumida por el juez Thomas Griesa, de Nueva York, quien ordenó paralizar 7 mil millones de dólares de deuda en default que ingresó al reciente canje y que fueron depositados en el Bank of New York ante la solicitud de un fondo buitre, como es Elliot de Manhattan.

''Argentina podría encontrarse ante graves dificultades para pagar los bonos de la nueva deuda en los próximos días de abril como se había planteado (...) y el canje, que cerró con un exitoso 76 por ciento de adhesión, puede entrar en la nebulosa'', señala el matutino Clarín este día.

El gobierno había advertido que no habrá una nueva oferta y no se reabrirá la posibilidad del canje de la deuda en default a los bonistas que no entraron en su momento. El canciller Bielsa habló desde Turquía, donde se encuentra en visita oficial.

AFP Y REUTERS

Brasilia, 28 de marzo. El gobierno brasileño anunció este lunes que no renovará un acuerdo firmado en 2002 con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando el organismo financiero aprobó un programa de rescate jamás otorgado hasta entonces por 30 mil millones de dólares, a fin de paliar la crisis financiera por la que atravesaba la nación sudamericana.

El ministro de Hacienda, Antonio Palocci, justificó la medida con el argumento de que ''las condiciones vigentes son bastante más favorables que las del inicio de nuestra gestión'', en enero de 2003, mientras el presidente Luiz Inacio Lula da Silva declaró que la decisión se tomó ''con la serenidad y tranquilidad del gobierno, que conquistó con el sacrificio de todo el pueblo brasileño, el derecho de andar con sus propias piernas''.

La semana pasada, el FMI completó la décima y última revisión de su programa stand-by (sujeto a condiciones) con Brasil por 42 mil 100 millones de dólares.

El acuerdo inicial de 2002 era de 30 mil millones de dólares, aunque había sido prolongado por 15 meses en diciembre de 2003, hasta alcanzar el total de 42 mil 100 millones. De esa suma, el gobierno sólo retiró 26 mil 450 millones y dejó el resto para enfrentar eventuales crisis.

Al no renovar el acuerdo, Brasil pondrá fin a los programas que mantenía con el Fondo ininterrumpidamente desde 1998, cuando una fuga de capitales tras la moratoria rusa anticipó una devaluación de su moneda, el real, que lo llevó a recurrir a la ayuda del organismo financiero.

Sin embargo, la administración adelantó que mantendrá su estricta disciplina fiscal, una de las condiciones que impone el Fondo para sus préstamos y la que posteriormente permitió a Brasil recuperar la confianza de los mercados.

Palocci informó que ''los fundamentos (económicos) no sólo se confirmaron (...), sino que tienen hasta elementos más vigorosos'' que cuando se decidió que el acuerdo sería sólo preventivo.

''La vulnerabilidad se redujo de manera consistente; estamos viviendo un ciclo de crecimiento con control de la inflación, un comportamiento fiscal bastante seguro y cuentas externas extremadamente positivas'', señaló el ministro de Hacienda, al recordar que el país tuvo un excedente récord de balanza comercial de 33 mil 700 millones de dólares en 2004, con un excedente de cuenta corriente de 1.94 por ciento del producto interno bruto.

Los mejores indicadores

Con apariencia impasible, Palocci, un médico de 44 años miembro del izquierdista Partido de los Trabajadores, se permitió un momento de euforia al evocar los resultados de 2004.

''Los indicadores son los mejores de los últimos 20 años: tuvimos el mayor crecimiento económico de los últimos diez años (5.2 por ciento), el mayor crecimiento de la producción industrial de los últimos 18 años (8.3 por ciento). Todos esos indicadores se han desarrollado de manera positiva y por eso evaluamos que no es necesario renovar el acuerdo con el Fondo'', afirmó.

El ministro aclaró que abandonar al FMI no significa apartarse de la política de ajustes ni del compromiso de obtener un superávit fiscal primario (antes de pagar los intereses de la deuda) de 4.25 por ciento del PIB. Se comprometió además a ''no elevar la carga tributaria'' a los niveles a que había llegado en 2002.

''Nadie precisa decirnos que tenemos que ser responsables'', afirmó por su parte el presidente Lula, quien comparó el rigor fiscal a su estilo de vida con su esposa Marisa. ''En nuestra vida matrimonial, que va completar 31 años, nunca gastamos más de lo que podemos gastar. Si eso se revela acertado en mi casa, será acertado en Brasil (...), una familia más heterogénea e infinitamente mayor que la mía'', dijo.

La visión del gobierno brasileño es compartida por el director gerente del FMI, Rodrigo Rato, quien destacó los ''resultados impresionantes, generalmente superiores a las expectativas, de la estabilización macroeconómica de Brasil''.

También el secretario del Tesoro estadunidense, John Snow, saludó la iniciativa y dijo que refleja ''la solidez de la economía brasileña''.

 
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