La Femospp podría obtener una orden de aprehensión contra Luis Echeverría
El caso Héctor Jaramillo, base para la consignación por matanza de Tlatelolco
Es la única desaparición forzada a consecuencia directa de la represión de 1968
La desaparición de Héctor Jaramillo será uno de los puntos nodales en la consignación que en breve realizará la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) por la matanza del 2 de octubre de 1968. También representa la oportunidad más sólida de la oficina que dirige Ignacio Carrillo Prieto para obtener una orden de aprehensión contra el ex presidente Luis Echeverría Alvarez.
El de Héctor Jaramillo constituye, de acuerdo con las investigaciones de la Femospp, el único caso de desaparición forzada como consecuencia directa de la represión estudiantil de 1968.
El caso es casi desconocido, pero de acuerdo con algunos integrantes del Comité Nacional de Huelga (CNH), Jaramillo era uno de los más destacados activistas que representaron durante el movimiento estudiantil a la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) del Instituto Polítécnico Nacional.
El asunto no es menor en cuanto a la posibilidad de encarcelar al ex mandatario y otros ex funcionarios del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y del sexenio echeverrista, porque la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) señala que el delito de privación ilegal de la libertad (desaparición forzada) no prescribe hasta que aparece con vida o sin ella el afectado.
De acuerdo con versiones obtenidas de personas cercanas a Héctor Jaramillo, tras varios días de tortura y un encuentro en enero de 1969 con el entonces titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Marcelino García Barragán, nunca salió del Campo Militar número Uno, o al menos eso es lo que se cree.
La denuncia acerca de esta desaparición no la formularon los familiares del afectado, sino varios de sus compañeros del CNH, entre ellos Félix Hernández Gamundi y César Tirado.
Hernández Gamundi recuerda que "Héctor Jaramillo era miembro del comité de huelga de la ESIME, junto con César Tirado y otro estudiante al que le decíamos El Chapo".
Tras la matanza en la plaza de las Tres Culturas, el 2 de octubre de 1968, según declara Hernández Gamundi, algunos estudiantes arrestados analizaron la posibilidad de buscar una entrevista con el general Marcelino García Barragán, entonces titular de la Sedena, para reclamar la actuación del Ejército durante el movimiento estudiantil, pero, sobre todo, para reprocharle que a pesar de que todo había terminado, continuaba el acoso sobre la dirigencia y los comités de huelga que se habían transformado en comités de lucha.
"Había vigilancia y persecución sobre mucha gente que no había sido encarcelada. Después del 2 de octubre de 1968, en el país se montaron muchos aparatos de espionaje, civiles y militares. Uno de los grupos más fuertes estaba en la Secretaría de Educación Pública, ya que sus elementos eran agentes de las direcciones Federal de Seguridad y General de Investigaciones Políticas y Sociales de la Secretaría de Gobernación.
"Esa estructura obtenía, por conducto de los directores de las escuelas, los expedientes de los dirigentes y activistas", indicó Gamundi.
Otras declaraciones al respecto señalan que el encuentro con García Barragán se llevó a cabo en enero de 1969, luego de que los activistas fueron torturados durante varios días.
"El secretario los recibió junto con otros generales, entre ellos Crisóforo Mazón Pineda (encargado de la Operación Galeana) y personal de inteligencia militar."
De acuerdo con las declaraciones que obtuvo la Femospp, que fueron corroboradas por Félix Hernández Gamundi, Héctor Jaramillo, El Chapo Valenzuela Cárdenas y César Tirado habrían sido llevados ante el titular de la Sedena el 13 de enero de 1969.
En declaraciones rendidas ante el Ministerio Público Federal se menciona que El Chapo Valenzuela Cárdenas fue el primero en ser detenido por militares, y bajo tortura lo hicieron declarar que Tirado tenía intenciones de matar al entonces secretario de la Defensa Nacional.
Héctor Jaramillo vivía entonces en el mismo departamento que El Chapo Valenzuela, por lo que gente de la ESIME le habría pedido a César Tirado que escondiera en su departamento a Jaramillo, porque lo buscaban militares.
Presuntamente Tirado accedió a esa petición. Sin embargo, mediante las torturas El Chapo supuestamente vinculó a Tirado con un presunto intento de atentado contra García Barragán, por lo que militares capturaron a Jaramillo y a Tirado en la casa de este último.
Datos obtenidos por La Jornada señalan que fueron trasladados al Campo Militar número Uno, encapuchados por militares vestidos de civil, y durante cinco días fueron sometidos a interrogatorios bajo tortura.
Uno de los involucrados en el caso, quien pidió no mencionar su nombre, señaló que a Tirado en ocasiones lo colgaban de las manos y lo jalaban de los pies hasta que gritaba: "ya voy a cantar". No obstante, cuando lo soltaban no decía nada.
El 23 de enero de 1969 se realizó el encuentro entre los detenidos y los generales. Supuestamente García Barragán ordenó la liberación de los tres, y dijo: "¡suéltenlos, están muy flacos pa' tenerles miedo!"
Presumiblemente, al término del encuentro cada uno fue escoltado hasta sus respectivas celdas, y justo cuando se llevaban a Jaramillo y a Tirado, el primero se topó de frente con un militar que vestía de civil, un pelirrojo a quien le dijo algo así como: "yo a ti te conozco, te acuerdas de mí, eres de San Luis Río Colorado, igual que yo". El militar se sorprendió y sólo agachó la cabeza.
La noche del 23 de enero de 1969, los tres habrían sido sacados del Campo Militar número Uno y tirados en distintas zonas de la ciudad de México.
Pero el día siguiente, César Tirado y El Chapo Valenzuela, según versión obtenida por este diario, se rencontraron, y nunca más localizaron a su compañero de la ESIME.
Para Félix Hernández Gamundi, Héctor Jaramillo nunca salió del Campo Militar número Uno, en el cual García Barragán trató de convencerlos de que los que habían participado en el movimiento estudiantil actuaron equivocadamente y habían valorado mal al Presidente de la República, quien para los militares era un hombre generoso, paternal, patriótico, preocupado por los jóvenes y por el futuro de la nación.