Usted está aquí: miércoles 30 de marzo de 2005 Ciencias Estudian nueva terapia genética para reducir el dolor

Estudian nueva terapia genética para reducir el dolor

Lisboa, 29 de marzo. Científicos de la Universidad de Oporto informaron hoy que desarrollan una nueva terapia genética que podría reducir la sensación de dolor a través de la introducción de genes en las neuronas responsables de ese estado. "Aunque estamos en una fase experimental -con ratones- y lejos de una aplicación clínica, la investigación supone gran avance de la biología molecular aplicada al sistema nervioso", declaró Deolinda Lima, una de las investigadoras. Añadió que las técnicas de biología molecular, denominada también "terapia genética", han sido poco utilizadas en el sistema nervioso humano por la elevada complejidad de éste, y por ello son tan importantes los estudios que realizan. El tratamiento consiste en introducir nuevos genes en las neuronas para que sean sintetizadas nuevas sustancias que puedan bloquear el dolor, explicó la profesora de biología molecular y celular de esa universidad lusa. Hasta el momento los estudios científicos anteriores que empleaban estímulos eléctricos acabaron afectando a otras neuronas y no sólo a las células de este tipo responsables de la inhibición o estímulo de la sensación dolorosa. Según la experta, el objetivo de conseguir un virus que se coloque sólo en las neuronas causantes del dolor y no en el resto de células del sistema nervioso es una meta todavía "muy lejana de alcanzar. Necesitamos entre 10 y 20 años más de investigación". El tratamiento pretende hacer insensibles a las neuronas que detectan dolor, con el objetivo de "engañar" al sistema nervioso central y minimizar el sufrimiento del enfermo, explicó. Se trata de introducir el genoma vírico, que al ser modificado y depurado se convierte en un genoma extraño portador de una información de ácido desoxirribonucleíco (ADN) que se acoplará sólo a las neuronas que controlan el dolor. Este, explicó, es una señal de alerta que lanza la mente cuando el cuerpo se encuentra bajo una amenaza, pero al prolongarse esa sensación el dolor deja de funcionar como mecanismo de defensa vital y pasa a ser una patología.

Notimex

 
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