Presentaron el último tomo de sus Obras Reunidas
Garibay, ''gran prosista'' desdeñado por la crítica
No será larga la espera para reivindicarlo: Monsiváis
Ricardo Garibay ''es autor de una gran obra literaria que en sus mejores momentos, nunca escasos, es vital y deslumbrante, formada de personajes que ya no nos abandonan".
Boxeador amateur, guionista de cine, amigo de presidentes de la República, amanuense de políticos, Garibay es por encima de sus mútiples facetas y contradicciones ''un gran prosista" y también ''un escritor para escritores" que por muchas razones, pero de manera inconcebible, no ha recibido ''el aprecio crítico que merece sobradamente".
El reconocimiento -sin reservas- lo hizo Carlos Monsiváis la noche del martes, en la Cineteca Nacional, en su ''conferencia magistral" a propósito de la aparición del décimo y último tomo de las Obras Reunidas del escritor hidalguense (Tulancingo, 1923-Cuernavaca, 1999), coeditadas por la dirección de publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Editorial Oceáno y el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo.
La revisión de estas obras reunidas llevó a Monsiváis primero a la autocrítica: ''Garibay es muchísimo mejor de lo que yo recordaba, y lo recordaba bastante bien". De ahí pasó a la constatación de que se trata de ''una bibliografía tremendamente viva".
''¿Cómo -se preguntó- funcionan estas obras completas que es un logro editorial no minimizable? Es pronto para saberlo porque han circulado apenas, pero lo que agregan es muchísimo.
''Me sorprendió todo lo inédito y lo olvidado; la vitalidad exasperada que contiene lleva a una primera conclusión: Ricardo Garibay es un autor muy conocido y un gran autor muy desconocido."
Hay de todo en la literatura de Garibay: ''caídas, repeticiones, disparates, obcecaciones, autolaceramientos, brotes de sexismo y de homofobia, pero, y esto es lo definitivo, hay un escritor que siempre quiere hacerlo con lealtad, desmesura y talento evidentísimo".
Desde la perspectiva del ensayista y cronista, entre las razones que explican por qué el autor de Beber un cáliz no obtiene el reconocimiento a sus cualidades literarias, está lo mismo la mezquindad del medio cultural que lo rodea, como su no pertenencia a grupos literarios.
Como en otros casos -dijo Monsiváis- ''su impulso protagónico y sus contradicciones han ocultado por largo tiempo el valor y la dimensión de su obra".
Invención de personajes mediante el habla
El cronista de Días de guardar recordó los elogios que se hacen al ''oído literario" de Garibay y a la fidelidad reproductora de sus diálogos:
''Algo inexacto, ya que Garibay no transcribe, más bien desprende del habla la sicología de las personas y con prodigalidad, a partir de los coloquialismos crea estereotipos y arquetipos.''
A Garibay ''se le reconoce en todas las ocasiones el gran oído literario. ¿Qué quiere decir este elogio? Garibay es el talento que aisla el ritmo del habla popular y lo reinventa, entregándolo como un retrato magnífico".
En sus páginas ''se expresan muy adecuadamente y a su manera los personajes del feliz y desdichado anonimato, de la clase media en busca de iluminaciones, de la elite del poder que habla muy mal dos idiomas". Ejemplo característico de esos logros, ''prosa torrencial a la que casi nunca domina el exceso", es Las glorias del gran Púas: ''La contribución de Garibay al español mexicano, subrayo el gentilicio para honrar la índole de su oído literario, depende en lo básico de su método de invención de personajes a través del habla".
Todas las facetas de Garibay -concluyó Carlos Monsiváis- se han interpuesto en ''la consideración justa de sus novelas, cuentos, crónicas, diálogos. No será muy larga la espera para la reconsideración de la gran obra literaria de un autor cuyo escepticismo se fundamentó en la atención con que oyó y miró a los esperanzados, y cuya esperanza dependió siempre de su fe en las resurrecciones de la palabra".