Lo que se ha escrito de mí es una caricatura imprecisa, dijo el nuevo presidente
Por unanimidad, los directores del Banco Mundial aprueban a Wolfowitz
Muchos en Europa están furiosos en privado, pero nadie habló en contra del funcionario
Ampliar la imagen En Washington, el actual presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn (derecha), felicita a Paul Wolfowitz, por su designaci�l frente de la instituci�OTO AP
Washington, 31 de enero. Paul Wolfowitz, uno de los arquitectos de la invasión de Estados Unidos a Irak, fue aprobado este jueves como nuevo presidente del Banco Mundial por unanimidad de los 24 directores ejecutivos del organismo.
En un comunicado, Wolfowitz dijo que los próximos seis meses son cruciales para las decisiones sobre las políticas internacionales de desarrollo, antes de la cumbre de Naciones Unidas que se realizará en septiembre sobre los objetivos que se trazaron para reducir la pobreza en el mundo.
Paul Wolfowitz, que tomará las riendas del Banco Mundial el primero de junio, ha tratado de apaciguar los recelos en Europa y en todo el mundo sobre si va a impulsar la política exterior del gobierno del presidente George W. Bush en el organismo multilateral.
Un conservador inflexible, Wolfowitz, subsecretario de Defensa estadunidense, fue criticado por ser arquitecto de la invasión de ese país a Irak, y su nominación por el presidente Bush provocó controversia en los países europeos y otros que se opusieron a la guerra.
Pero Wolfowitz, que fue elegido el jueves por consenso para ser el décimo presidente del Banco Mundial, enfrentó su nominación con un determinación parecida a la que tuvo en la campaña para invadir Irak. Viajó a Bruselas, pasó horas al teléfono comunicado con activistas mundiales contra la pobreza, como la estrella irlandesa de rock Bono, y con miembros del directorio del banco, y dio numerosas entrevistas a los medios de comunicación.
En la búsqueda por ganar el respaldo de los 24 miembros del directorio, su meta fue convencer a su nuevo electorado mundial que él era más multidimensional de lo que mostraba su imagen de línea dura.
''Soy mucho más que los temas militares, más que sólo Irak y lo que ha sido escrito sobre mí es una caricatura imprecisa'', declaró en entrevista con Reuters.
Mientras muchos en Europa están furiosos en privado por la elección de Wolfowitz por parte de Bush, ni un solo gobierno europeo habló en contra de su candidatura. Fuentes dijeron que las quejas se mantuvieron por lo bajo, debido a los forcejeos europeos por otros puestos máximos en otros organismos mundiales.
Wolfowitz, de 61 años, es un prominente conservador del gobierno con una amplia experiencia en asuntos mundiales; se desempeñó como subsecretario de Defensa desde 2001 y es un experto en el Este asiático y Oriente Medio.
Fue embajador de Estados Unidos en Indonesia y trabajó en el gobierno de Bush padre durante la guerra del Golfo de 1991.
En octubre de 2003, durante una visita a Bagdad, el hotel donde se alojaba fue atacado por varios proyectiles, en una jornada en la que murió un teniente coronel del ejército de Estados Unidos y otros 17 sufrieron heridas. Wolfowitz escapó ileso.
Un duro destacado
Activo y silencioso nativo de Nueva York, prolífico escritor sobre temas de política exterior, y destacado halcón, Wolfowitz encabezó la prestigiosa Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nitze, de la Universidad Johns Hopkins, antes de llegar a su último cargo en el Pentágono.
Wolfowitz ha sido criticado por informar al Congreso, a una semana de empezar la guerra sobre la reconstrucción en Irak: ''Estamos tratando con un país que puede financiar su propia reconstrucción, y relativamente pronto''. Desde entonces, miles de millones de dólares se han gastado en la reconstrucción de Irak.
La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi de California, quien entre otros pidió a Bush despedir a Wolfowitz, dijo: ''tal vez esta es la manera en que el presidente está sacándolo de su cargo en el Departamento de Defensa. Por otro lado, no veo que tenga demasiadas credenciales'' para el puesto del Banco Mundial.
Desde 1989 a 1993 se desempeñó como subsecretario de Defensa para asuntos políticos bajo el vicepresidente Dick Cheney, entonces secretario de dicho departamento ministerial.
Después de dejar el gobierno del presidente Bush padre, Wolfowitz cuestionó la decisión de Estados Unidos de no echar del poder al presidente de Irak, Saddam Hussein, aunque la guerra del Golfo finalizó con una aplastante derrota para Irak. También fue un defensor de facilitar armas estadunidenses a los disidentes iraquíes y establecer un refugio seguro para ellos en el sur de Irak, tal vez con la protección de la fuerza militar de Estados Unidos.