En el 30 aniversario de una piedra filosofal
Se cumplen 30 años de una piedra filosofal: el Concierto en Colonia, o Koln Concert, del más grande pianista vivo en el planeta entero: el maestrísimo Keith Jarrett, a punto a su vez de cumplir 60 años (el 8 de mayo) y recuperado de una enfermedad que lo postró. Ese mal tiene nombre de poesía: ''síndrome de quien observa colibríes". El maestro Jarrett, otra vez sano y salvo, elonga con giras y grabaciones inúmeras las huellas de su maestro Bill Evans y sigue escribiendo poesía en su teclado de blancas y bemoles y corcheas.
En meses recientes el mundo celebró con fasto y pompa (no es albur) los 30 años de otros clásicos: El Sargento Pimienta, El Album Blanco y El lado oscuro de la Luna. Como Maese Jarrett no está envuelto en la misma cobija de glamur que Los Bíceps (mejor conocidos como The Beatles) y los geniales Pink Floyd, los reflectores no alcanzan para una música tan exquisita y poética como la que edificó el pianista Keith el 24 de enero de 1975 a unos pasos de la Catedral gótica de Koln, en Alemania.
El Concierto en Colonia es un disco anidado en las entrañas. Así lo concibió su autor hace tres décadas y así lo llevamos dentro varias generaciones de melómanos. Nos ha acompañado noches enteras, episodios vitales nodales.
Se trata de un disco inaugural en varios sentidos: plantea una sintaxis nueva, redefine el concepto de improvisación musical, abre horizontes inabarcables para mentes estrechas, infunde poesía o, mejor: recuerda a la humanidad entera una obviedad que millones en el mundo habían dejado de ver: que la Música y la Poesía son hermanas gemelas.
Grabado hace tres décadas, el Concierto en Colonia recupera también el sentido filosófico del discurso musical: dice lo que no logran formular las palabras, elonga la metáfora como solamente su hermana siamesa, la poesía, tiene la capacidad de hacerlo.
Una obra catedralicia, edénica, poema monumental erguido en una micra que se expande durante 67 minutos y 33 segundos en dos bloques o naves de catedral, la segunda de las cuales tiene tres columnas: una dórica, otra jónica y la tercera corintia. Cuando suenan nos elevan.
El Concierto en Colonia de Keith Jarrett otorga respuestas al sentido de la existencia.
Pablo Espinosa