Usted está aquí: martes 5 de abril de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Medios y miedos

Vocero de la jefa

Publicidad condicionada

Pagos panistas

LA COALICION ARMADA contra An-drés Manuel López Obrador cree necesario corregir la política de apertura informativa que había permitido el gobierno foxista, apretando a dueños, concesionarios y directores "amigos" para que se alineen a la cruzada contra un adversario que les sería común.

EN EL TERRENO DE LOS medios electrónicos, el operador de los llamados a cerrar filas en torno a las definiciones bélicas contra el jefe del Gobierno capitalino es Ernesto Vidal Córdova, el coordinador de televisión y radio de Los Pinos, quien obedece no a Rubén Aguilar Valenzuela, su superior según el organigrama oficial, sino a la señora Marta Sahagún, con quien Vidal había trabajado de encargado de relaciones institucionales cuando era vocera presidencial. Tras un receso en el que volvió a Tv Azteca, su alma máter, con el cargo de vicepresidente de relaciones institucionales, en agosto de 2003 Vidal fue requerido nuevamente por su jefa para impedir que Alfonso Durazo colocara a un propio en esa área nunca descuidada por la señora Sahagún.

HOY TODO MUNDO sabe en el medio que las llamadas de Vidal para recomendar, sugerir o criticar tienen como origen la instrucción precisa de la poderosa dama, que, entre otros recursos de convencimiento, tiene el de los favores hechos por el actual gobierno a los concesionarios electrónicos para prorrogar sus licencias y darles más ganancias económicas, no sólo me-diante la asignación discrecional de publicidad sino, además, mediante acuerdos altamente lesivos para el in-terés público en materia de tiempos oficiales.

EN CUANTO A LA PRENSA escrita, el precandidato oficial a la sucesión, Santiago Creel, se ha revelado como un buen aficionado a la censura, se-gún los señalamientos hechos por Federico Arreola, director de Milenio, a la revista Proceso. Otros funcionarios practican también la vieja trampa de entregar publicidad a los medios a cambio de "buen trato", en-tendido éste como loas o cuando menos silencio o disimulo en puntos polémicos o negativos para la imagen de esos políticos (el ejemplo del go-bierno federal panista se extiende a los ámbitos estatales, como comprueba diariamente La Jornada San Luis, que ha sufrido el secuestro de una edición incómoda para el gobierno de Marcelo de los Santos y que lleva meses de estrangulamiento económico mediante la reducción selectiva de publicidad).

COMO EN LOS TIEMPOS del autoritarismo presuntamente superado, el aparato del gobierno federal (no necesariamente conducido por el ausente presidente Vicente, sino más bien por su esposa poderosa) pretende inducir criterios en "líderes de opinión", aferrándose a la vertiente presuntamente legal del proceso instaurado contra López Obrador, asegurando que hay un "cansancio" o "hartazgo" de la gente por tanto lío causado por el tabasqueño y tratando de instalar una presunta satisfacción social porque "al fin" se hubieran tomado medidas co-mo el desafuero en curso para hacer que se respetaran las leyes y el muy mentado "estado de derecho".

HOY, LAS NOTICIAS VATICANAS dan una inmejorable oportunidad para dedicar los mejores espacios a asuntos ajenos a la batalla política nacional en curso. Ya se verá si pasado ese paréntesis las aguas informativas vuelven al curso que tenían o si acaso la coalición armada contra López Obrador supo aprovechar el momento para reinstalar viejas formas de control.

ASTILLAS: Amor con favor se paga. Manuel Espino ha instalado en el comité nacional martista (perdón, panista) a dos de quienes fueron sus amables contrincantes. El premio mayor le fue dado a Alejandro Zapata Perogordo, cuyo crecimiento en el partido blanquiazul se había dado gracias a Felipe Calderón, quien le había promovido para ser, primero, subcoordinador de la bancada panista en San Lázaro y, luego, coordinador, a la salida de Calderón rumbo a la Secretaría de Energía. Zapata Perogordo no siguió, sin embargo, las instrucciones del pequeño Felipe a la hora en que éste negoció con Carlos Medina Plascencia una alianza múltiple contra Manuel Espino. Aun cuando otro calderonista reconocido, el diputado federal Germán Martínez, declinó su postulación para concentrar votos en Medina Plascencia, Zapata Perogordo se negó a seguir la directriz de su padrino político y se aferró a una candidatura sabidamente ineficaz en cuanto al triunfo oficialmente buscado, pero, a lo que se ve ahora, suficientemente redituable en cuanto a división del voto medinista-calderonista y la posterior compensación con un cargo directivo, en este caso el segundo en importancia, la secretaría general. Otro agraciado ha sido Juan José Rodríguez Prats, el tabasqueño de pasado priísta que tampoco pudo llegar a la meta inicialmente buscada, pero que ahora ha sido nombrado secretario de Acción de Gobierno. Con esas designaciones Espino pretende aparentar pluralidad y generosidad, haciendo a un lado a Arturo García Portillo, miembro de su misma co-rriente yunquera, que originalmente se había quedado en la secretaría general, dando la impresión de que Espino había decidido con sentido excluyente apropiarse de ese cargo estratégico del comité nacional. La jugada espinista-sahagunista relegará más a las corrientes de Felipe Calderón, Francisco Ba-rrio y del autojubilado Medina Plascencia. El comité nacional martista va ganando todo, así sea sacrificando o negociando algo que a la hora de la verdad influirá nada... Tiene razón la lectora Carmen Navarrete al advertir que en la entrega de ayer esta columna utilizó un giro idiomático que parecería calcar la sintaxis del inglés: "¿Y qué pasaría si los allí reunidos son preguntados...?", escribió este tecleador descuidado, cuando lo correcto hubiera sido "¿Y qué pasaría si a los allí reunidos se les pregunta...?" Gracias a Carmen por su corrección... Y, mientras Ernesto Zedillo sigue ganando indulgencias laborales de primer orden y Luis Ernesto Derbez continúa sufriendo porque en la OEA han pospuesto unos días la elección de secretario general, ¡hasta mañana!

Fax: 56 05 20 99 * [email protected]

 
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