Usted está aquí: martes 5 de abril de 2005 Cultura Soy pesimista, pero con sentido del humor: Fernando del Paso

Rendirán homenaje al escritor por su cumpleaños 70, en el Palacio de Bellas Artes

Soy pesimista, pero con sentido del humor: Fernando del Paso

La Universidad de Colima abrirá un museo con el nombre del autor de Noticias del Imperio

''Abominable, el desafuero contra López Obrador; quieren hacerlo a un lado para el 2006''

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Ning�mplea�es una frontera. Uno no envejece s�mente, no se despierta diferente de una noche a otra, expresa Fernando del Paso FOTO Jos�arlo Gonz�z

Llegar a los 70 años no implica algo excepcional para Fernando del Paso. Sólo, aclara, ''es una oportunidad que da la vida".

Hombre de izquierda confeso, lo mismo que ''pesimista bien informado", asume que poco es de lo que tiene que arrepentirse. Si acaso, acepta, de ''no poder vivir tres siglos".

Artista inquieto y versátil, que lo mismo ha incursionado en la literatura de ficción e histórica, la poesía y el ensayo que en las artes plásticas, el escritor recibirá este miércoles un homenaje en el Palacio de Bellas Artes con motivo de su cumpleaños, ocurrido el pasado 1 de abril.

El acto, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, constará de una mesa redonda en torno de la obra del autor, en la que participan, además de éste, Elizabeth Corral, Vicente Quirarte e Ignacio Solares.

También se inaugurará la muestra Las mujeres sin cara de Ciudad Juárez, integrada por obra del propio Del Paso, quien a la par de su vida creativa se ha distinguido también por sus posturas críticas y progresistas.

La sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes será sede del homenaje a quien es Premio Nacional de Ciencias y Artes 1990 y el Xavier Villaurrutia 1966, entre otros, además de ser integrante de El Colegio Nacional. El comienzo está fijado a las 19 horas, con entrada libre.

Reconocimiento de los lectores

Considerado uno de los más relevantes narradores y ensayistas de Latinoamérica, con obras reconocidas, entre ellas José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio, Del Paso se dice contento por el festejo, al igual que por la apertura que la Universidad de Colima hará en aquella entidad de un museo con su nombre a finales de año o principios de 2006.

Sin embargo, sostiene en entrevista con La Jornada que ''el verdadero homenaje para un escritor proviene de los lectores a los que nunca se conocerá pero que disfrutan de la obra de uno".

-¿Qué representa para usted llegar a 70 años?

-Ningún cumpleaños es una frontera. Uno no envejece súbitamente, no se despierta diferente de una noche a otra. El envejecimiento es un proceso muy lento. Y lo único de lo que puedo dar gracias a la vida es llegar a esta etapa lúcido, aunque la memoria comience a fallar un poco. El cuerpo marcha por sí solo y se combate a sí mismo para acabar derrotándose; pero la mente no, cuando menos no hasta ahora.

-¿Y en relación con la literatura y la pintura?

-Muy contento. Sigo haciendo muchas cosas. Casi no descanso, porque incluso cuando voy a la cama siempre estoy leyendo algo que me interesa.

''Actualmente escribo algunos ensayos históricos sobre el ju-daísmo. Eso va para largo. Puede ser una obra de mayor aliento, pero hay que darle tiempo al tiempo. Tengo pendientes, además, unas tres obras de teatro. Quiero ver si se me da el momento de que esté lo suficientemente inspirado para escribirlas."

-En retrospectiva, ¿cómo ve al Fernando del Paso de hoy con el de los 50 años?

-Pues me veo a diario en el espejo y me encuentro siempre como el día anterior. A pesar de eso, hay cambios lentos y minúsculos, no sólo en el aspecto físico, sino en el mental. Me veo entonces a los 50 como ahora, porque a los 50 comienza uno a envejecer, a tener horas extras.

''Es muy distinto a verme a los 25 años, edad en la que cuando uno observa hacia el futuro se abre un abanico muy amplio de posibilidades. Pero a partir de los 50 ya no se ve hacia delante, sino hacia atrás, y tampoco se observa un abanico, sino un solo camino, el que recorrió uno."

''Mis obsesiones siguen siendo las mismas: la historia y el lenguaje; la política también."

-¿Cómo percibe al mundo de hoy, desde la óptica del artista?

-Soy un pesimista que, creo, está bien informado. Soy pesimista en relación con el mundo, el ser humano, la humanidad; además soy ateo. No entiendo cómo la mayor parte de la humanidad cree en un dios todo misericordia.

-¿Pesimista cuando en su quehacer literario y plástico hay humor y ludismo?

-Se puede ser pesimista y tener sentido del humor. Es mi caso. No creo que haya contradicción en que ambos aspecto convivan en una sola persona.

Espíritu renacentista

-¿Hay algo en el México de hoy que le haga hervir la sangre?

-Claro que sí: el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Me parece una barbaridad. Independientemente de la personalidad del Peje, es inconcebible que se saque por allí, entre mil pliegos de desacato de autoridades, uno con el cual se pretende derrocar y sobre todo dejar a un lado de la carrera presidencial a un político que ''pecó" por haber permitido la construcción de un acceso a un hospital. Lo que se quiere es deshacerse del rival más peligroso para la elección de 2006. Es, reitero, abominable.

-Se ha definido como un científico frustrado, ¿alguna vez se ha arrepentido de dedicarse al arte?

-Tenía y tengo espíritu renacentista. Me interesaban e interesan miles de cosas, como la astrofísica, la medicina, la zoología y la arquitectura. Pero uno debe escoger, aunque también la vida escoge por uno. No me arrepiento de no haber sido científico. De lo que sí, es de no poder vivir tres siglos para hacer todo eso.

-¿Con qué pensamiento político y social comulga hoy día?

-Sigo siendo básicamente un hombre que está más hacia la izquierda que al centro, sea lo que sea el centro político.

 
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