El Círculo Teatral, espacio independiente, estrena su obra más reciente
Rascón Banda: el deseo y la pasión son castigados como si fueran pecados
La puesta, protagonizada por Ofelia Medina y Víctor Carpinteiro, narra el encuentro del amor erótico de una mujer madura con un hombre joven
Está basada en un hecho real
Ampliar la imagen Ofelia Medina y V�or Carpinteiro, en una escena de la obra
Después de tres años de trayectoria dedicados a la capacitación actoral y a la realización de talleres relacionados con las artes dramáticas, El Círculo Teatral, ubicado en la colonia Condesa, presenta su primer montaje profesional. Este espacio, basado en un proyecto independiente y de autogestión, estrena la obra El deseo, del dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda.
Dirigida por uno de los más importantes promotores de teatro en español en Estados Unidos, Max Ferrá, e interpretada por Ofelia Medina y Víctor Carpinteiro, El deseo narra la historia de una neoyorquina madura, culta y adinerada, que se enamora apasionadamente de un joven colombiano. Este, oriundo de una zona en donde se enfrenta el ejército y la guerrilla, es seducido por la estadunidense aceptando la invitación de irse con ella a vivir a Los Angeles, donde contraen matrimonio. Después de una etapa apasionada, el deseo se va apagando, el amor se descuida, y comienzan a aparecer las diferencias reales que se dan entre dos personas del primer y tercer mundos. Disimilitudes culturales, sociales, económicas o educacionales, van creando un abismo entre la pareja arrastrándolos hacia la autodestrucción.
Tras el estreno, el autor comentó: "con esta obra no me propuse escribir una historia de amor, sino que surgió a partir de una frase que escuché. Un 2 de noviembre, me encontraba en una universidad de Estados Unidos dando unas conferencias sobre teatro latinoamericano y vi pasar a una maestra estadunidense como si fuera un fantasma. Los profesores reunidos dejaron de oírme para observarla y alguien dijo: '¿ya salió del hospital?, ¿ya está bien?'. Yo pregunté: '¿qué le pasó?'. Y me contestaron: 'conoció a un joven colombiano y se volvió loca de amor'. A partir de esa frase empecé a imaginar cómo sería esa relación".
Aferramiento a la vida
Esta obra, que fue escrita durante la etapa en la cual Rascón Banda se encontraba en el hospital debido a serios problemas de salud, representa un aferramiento a la vida a través de la pasión, el amor y la imaginación. Su amor a la vida se traduce en una obra literaria llena de búsquedas, tanto emocionales como poéticas. La protagonista dice que cuando una mujer madura encuentra el amor erótico en un hombre joven, "la razón se nubla, despiertan los deseos olvidados y una nueva piel sepulta la vieja piel". Pero si en esta pieza nos encontramos ante un lenguaje exquisitamente poético, por momentos, la expresión verbal adquiere formas desnudas en ornamentación y rebosantes de erotismo, creando atmósferas de gran sensualidad.
Sin embargo, como suele pasar, la pasión acaba siendo castigada. El autor comenta al respecto: "el deseo y la pasión, en esta teología católica que vivimos desde hace 2 mil años, es castigada como si fuéramos pecadores, como si Adán y Eva volvieran a sufrir una expulsión del paraíso. Y es que así somos los seres humanos. Después de la satisfacción de los deseos, no sabemos preservar el amor y se nos va, cuando debería ser lo contrario, el amor debe sobrevivir".
La escenografía de Arturo Nava es muy interesante. Una plataforma circular, vacía, con pequeños escalones alrededor que facilitan el movimiento de los actores en diversas direcciones y posiciones: arriba, abajo, sentados en los escalones o utilizando la plataforma como si fuera una mesa, una cama o una pista de baile. Un trabajo que propone ciertos elementos para que el espectador imagine el resto. Esta escenografía, a su vez, se compenetra con el espacio real del foro permitiendo la ubicación de los espectadores a su alrededor y recordando esos pequeños teatros independientes de Londres o París, en donde el escenario involucra directamente al espectador en la escena.
La dirección de Ferrá es muy creativa y evidencia su importante trayectoria, así como su profundo conocimiento acerca de las relaciones interculturales que se dan en una sociedad como la estadunidense. Pero teniendo en cuenta que este montaje reúne a dos grandes creativos -Víctor Hugo Rascón Banda y Max Ferrá-, seguramente el resultado final no sería tan penetrante si no fuera por la magnífica actuación de Ofelia Medina. La actriz dota a su personaje de una amplia gama de matices simbólicos y dramáticos que lo enriquecen considerablemente. Se expresa en inglés y en un español con acento, y hace de su personaje una mujer culta y socialmente correcta, alguien a quien la pasión la vuelve enérgica, rebelde y maravillosamente vital. Un papel complicado que Medina no sólo logra, sino que le aporta elementos propios, enriqueciéndolo con una gran y atractiva personalidad.
El deseo: Círculo Teatral, Veracruz 107, colonia Condesa. Horario: viernes 20:30; sábados 19 y 21 horas, y domingos 18 horas. Entrada 200 pesos y 150 con descuento. Tel. 5553-1383.