Usted está aquí: miércoles 13 de abril de 2005 Mundo El Vaticano, en números rojos

Deja a empleados sin primas

El Vaticano, en números rojos

DPA Y AFP

Ciudad del Vaticano, 12 de abril. Opulento y pomposo. Esa es la sensación que da el Vaticano en sus misas y ceremonias. La Basílica de San Pedro y otras iglesias en Roma parecen rebosar oro, los cardenales visten valiosas casullas. Pero al mismo tiempo la sede de la Iglesia católica presenta balances con números rojos y deja de lado una tradición: pagar una prima a los empleados tras la muerte de un Papa.

La decisión de conceder la prima a los empleados corresponde al Camarlengo, el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, encargado de administrar los bienes del Vaticano desde la muerte de Juan Pablo II, el 2 de abril, hasta la elección de su sucesor. Sin embargo, no hizo ningún anuncio sobre la cuestión este martes tras la octava reunión de los cardenales encargados de preparar la elección del nuevo jerarca de la Iglesia católica.

Tras la muerte de Juan Pablo I, el 28 de septiembre de 1978, el entonces Camarlengo se opuso al pago de esa gratificación cuya cantidad equivale a un mes de sueldo.

Y es probable que esta vez la tradición se haya vuelto a olvidar debido al estado de las finanzas del Vaticano desde hace varios años: en 2003 registró un déficit de 9.57 millones de euros; en 2002, ascendía a 13.5 millones de euros. Las finanzas del Estado de la Ciudad del Vaticano, una administración distinta, estaban igualmente en números rojos ese mismo año, con un déficit de 8.82 millones de euros.

Los gastos son principalmente los salarios y el funcionamiento de la Curia Romana con sus 2 mil 674 empleados, mientras el Estado Vaticano emplea a mil 534 personas.

No hay transparencia

Pero nadie fuera de los muros del Vaticano sabe realmente cuánto dinero dispone hoy día un Papa, y el balance publicado anualmente tiene poco que ver con lo que se entiende por informe transparente.

En teoría, las pérdidas del Vaticano están cubiertas por su patrimonio, que incluye acciones, reservas de oro y bienes inmobiliarios. Pero "el inmenso patrimonio artístico de la Santa Sede no se toma en cuenta tratándose de un patrimonio inestimable y no comercial", explicaba en 2003 el contable general del Estado de la Ciudad Vaticano, Iván Ruggiero.

Más opacos son los negocios del Instituto per le Opere di Religione, creado en 1942 y considerado como el banco del Vaticano, que sin embargo no presenta balances ni informes de cuentas. Más de una vez negocios financieros del IOR saltaron a los titulares. Se llegó a hablar de lavado de dinero, engaño e incluso mafia.

Muchos italianos recuerdan aún a Roberto Calvi, director del Banco Ambrosiano de Milán, a quien se conocía como el "banquero de Dios" por sus relaciones estrechas con el Vaticano. Tras la quiebra fraudulenta del banco, Calvi huyó de Italia y fue hallado muerto el 17 de junio de 1982, colgado de un puente en Londres. Poco antes de su muerte habría dicho: "Si me pasa algo, el Papa debe renunciar".

En las investigaciones sobre el hecho, el cardenal estadunidense Paul Casimir Marcinkus, entonces jefe del IOR, tuvo que renunciar, pero hasta hoy, la muerte de Calvi no se ha aclarado.

 
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