Foro de La Jornada y Casa Lamm por los 400 años de esa obra clásica
Develaron la ''asombrosa complejidad'' de El Quijote, de Miguel de Cervantes
Gutiérrez Vega expresó que la novela puede aplicarse a la ''vida individual y colectiva''
''La izquierda está presente en el personaje Alonso Quijano'', dijo Carlos Bracho
La universalidad y la trascendencia de El Quijote fue objeto de reflexión para develar ''su asombrosa complejidad'' a quienes asistieron a la velada realizada en Casa Lamm para homenajear la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra.
Con la participación de Hugo Gutiérrez Vega, Carlos Bracho y Enrique Herrera, el foro A 400 años de la aparición del Quijote, organizado por ese recinto cultural y La Jornada, entusiasmó a los presentes quienes escucharon y compartieron emociones con los panelistas, cuyas intervenciones dejaron entrever la vigencia y los valores del caballero de la triste figura.
Los ponentes también se refirieron a las características atribuidas por el novelista español, hace más de cuatro siglos, a Dulcinea y Sancho Panza -inclusive otorgaron significado actual a los molinos de viento-, contrastando esos elementos con el acontecer cultural, social y político del México de hoy.
Las palabras del poeta León Felipe, Rubén Darío y Oscar Wilde aludiendo al Quijote, así como las comparaciones de este personaje con Cristo y San Francisco de Asís, fueron comentadas de manera magistral por Herrera y Gutiérrez Vega.
Este último explicó: ''Una de las grandes ventajas de los clásicos es su vigencia y actualidad permanente. La novela de Miguel de Cervantes puede ser aplicada a todos los momentos de nuestra vida individual y colectiva''.
Y continuó Gutiérrez Vega su exposición tomando como ejemplo lo sucedido en la Cámara Diputados, la semana pasada, cuando se decidió retirar el fuero a Andrés Manuel López Obrador.
''Veía la televisión y cuando hablaba una especie de energúmeno de nombre Juan de Dios Castro, quien anunciaba el fin de los tiempos, me pregunté cuál sería la actitud del caballero de la triste figura, quien no tendría molinos de viento sino diputados, y pensé que hubiera reaccionado como en otros momentos: hubiera montado a Rocinante y enristrado la lanza y hubiera cargado sobre los malandrines y bellacos.''
Otra cosa, dijo, que le molestaba a Don Quijote, además de la maldad, era ''la estupidez''.
El político y actor Carlos Bracho se refirió a los atributos de Alonso Quijano y citando a Salvador de Madariaga retomó los valores que caracterizan a ese personaje: ''valor, fe, idealismo, utopía -ojo- liberalismo, izquierda. La izquierda está presente en el personaje''.
Agregó: ''Don Quijote es un loco por engaño de sí mismo: en la novela el personaje tiene abundantes detalles suficientes para afirmar su estado natural. Yo sé quién soy, lo dice categóricamente''.
Y continuó la cita al explicar que ''era un hombre tímido, soñador, idealista y como suele suceder a los idealistas -dijo Bracho- era un lector acucioso y aficionado al teatro, además de generoso, y su buen sentido era algo más alto que el sentido común, pero con pleno uso de la razón. Es un ejemplo claro del hidalgo español''.
Las referencias sobre las innumerables publicaciones dedicadas a la obra y personajes cervantinos; su simbolismo y significado; el sentido de la justicia y la libertad, entre otros valores, forman parte de la historia de la célebre novela.